43 años de la liberación de Quini: “Días así no los he vuelto a vivir”
El 25 de marzo de 1981 se puso fin al secuestro del legendario y querido delantero asturiano. Joan Gaspart y Esteban Vigo, ex vicepresidente y ex compañero en el Barcelona, recuerdan ese día para AS.
El 1 de marzo de 1981 el FC Barcelona goleó por 6-0 al Hércules en el Camp Nou. Quini, el goleador del equipo entrenado por Helenio Herrera firmó dos de los goles aquel domingo. Lo que no se esperaba es que al volver a casa acabaría secuestrado por tres hombres que lo tendrían encerrado veinticinco días en Zaragoza. Un período de tiempo que tuvo en vilo a su familia, a sus compañeros y directivos en el Barça, a los aficionados y a toda la gente del mundo del fútbol.
Hoy, hace justo 43 años, Quini puso fin a su cautiverio. El 25 de marzo de 1981, la policía española, en colaboración con la suiza, consiguió desarticular a la banda de secuestradores y liberar al delantero del Barça una vez que detuvieron en Ginebra a uno de ellos cuando se disponía a cobrar el rescate. “La verdad es que para nosotros fue un alivio y una alegría inmensa. Yo estaba con la Sub-21 en Granada, estábamos comiendo y nos dieron la noticia. Queríamos saber como estaba física y mentalmente. Le costó un poco recuperarse pero con ayuda de todos, lo logró”, explica a AS su ex compañero, Esteban Vigo, conocido como ‘El Boquerón’.
Si ya cualquier secuestro parece incomprensible, el de Quini sorprendió a todo el mundo por tratarse de una persona que destacaba por su bondad y por no tener enemigos. “Todos pensábamos que se acabaría haciendo amigo de sus secuestradores. Quini era una bellísima persona. No entendimos nunca el secuestro, y el suyo, menos”. Y la realidad es que el delantero perdonó a sus captores, por lo que tuvo buenas palabras tras su liberación. Retiró la acusación contra ellos, aunque el FC Barcelona decidió seguir adelante con la causa. También perdonó los cinco millones de pesetas con los que fueron condenados los secuestradores además de los diez años de cárcel.
Ese 25 de marzo de 1981, Quini llegó a Barcelona de madrugada procedente de Zaragoza visiblemente cansado, con barba de días pero con la emoción en el rostro después de ser liberado y de ver el recibimiento que tuvo por parte de todo el barcelonismo. Ese día supo que la gente lo quería más de lo que se imaginaba. “Fue muy bonito”. “Hasta que no lo vimos en la comisaría de Vía Laietana no estuvimos tranquilos. Fue una alegría enorme, para el presidente Nuñez, para mí, para todos. Yo lo quería mucho”, nos explica Joan Gaspart, en ese momento vicepresidente del FC Barcelona.
“Fueron días de mucho sufrimiento y de preocupación. Nuñez y yo estuvimos muy encima, ayudando en todo lo que necesitara la familia. Yo mismo tuve a la hija pequeña de Quini unos días en mi casa. Querían que estuviera controlada y protegerla de todo lo que estaba montado en casa de Quini. Días así no los he vuelto a vivir”, asegura Gaspart.
El equipo, lógicamente, lo notó
Su secuestro mandó al traste el buen trabajo de aquel equipo, que estaba en condiciones de ganar el título de Liga. La plantilla se planteó dejar de jugar hasta que no fuera liberado pero fue imposible porque la Federación no aceptó cambiar el calendario. El equipo lo notó y se dejó puntos. “Intentaron aislarnos para que continuáramos centrados en el fútbol pero todos los días hasta que no fue liberado estábamos en permanente contacto con la directiva y entre los jugadores. El Barça empezó a poner seguridad a algunos jugadores, sobre todo a los extranjeros. Todo nos pesó un poco y fue delicado”, cuenta el ‘Boquerón’ Esteban.
Joan Gaspart entiende perfectamente que el equipo se viniera abajo ante una situación tan delicada. “La tranquilidad era imposible. La Liga la hubiéramos ganado porque teníamos un gran equipo. Deportivamente, lograr que los jugadores no pensaran en todo eso era imposible. Estaban traumatizados. Helenio Herrera era un maestro e intentó calmar a todos pero afectó”.
Aquella temporada, el FC Barcelona acabó ganando la Copa del Rey en una final contra el Sporting de Gijón, en la que Quini marcó dos goles cuando apenas habían pasado 85 días de su liberación.