Paseo del Betis hacia la liguilla

EI Betis dejó vista para sentencia su eliminatoria previa a la fase de liguilla de la Conference League. La superioridad del cuadro verdiblanco sobre el Kryvbas ucraniano fue tal que sólo una hecatombe, y probablemente ni así, propiciaría una remontada en el Villamarín la próxima semana del rival de los béticos.

El Betis salió todo lo enchufado que el partido requería y se notó desde el primer minuto. Desde el inicio del choque hasta el 0-1 obra de Chimy Ávila, los de Pellegrini embotellaron a los ucranianos, que la única vez que consiguieron asomarse a la portería de Rui Silva en el comienzo vieron como eran golpeados con un gol en la jugada siguiente. El gol no tuvo más historia que una jugada trenzada que acabó con un disparo de Altimira desde el borde del área que Klishchuk fue incapaz de atajar. Chimy Ávila, en posición totalmente legal por la impericia del central Romanchuk, recogió el balón suelto y definió con calidad. Antes, Fekir no había podido hacer lo propio en una jugada parecida.

Que al portero ucraniano se le veían las costuras en los disparos lejanos sólo pareció entenderlo Abde, que fue el que intentó en un par de ocasiones ampliar la ventaja en el marcador con tiros desde fuera del área. El gol provocó una lógica relajación en el Betis que se tornó en excesiva. El Kryvbas se fue acercando al área de Rui Silva y gozó de una clara ocasión en botas de Adu que fue abortada por un más que inspirado Diego Llorente. A su lado debutaba Natan, que si algo dejó claro es que es un central muy diferente a lo que era Pezzella.

No salió enchufado el Betis en la segunda parte pero tampoco hacía falta. Simplemente era necesario que los de Pellegrini aguantaran las acometidas de los ucranianos, que adelantaron la presión pero que fueron inocuos en ataque. Y con espacios, aprovechar para sentenciar. Veinte minutos fue lo que tardó el Betis en encontrar a Chimy Ávila, que descargó un balón para que Rodri culminara una jugada personal con un gran disparo con la zurda.

Fue el momento en el que Pellegrini optó por refrescar al equipo con cambios y la tensión no disminuyó. Tampoco necesitó ningún alarde el Betis para sujetar a un desfondado y desanimado Kryvbas en el que sus integrantes intentaron la guerra por su cuenta. En la grada, el centenar de béticos desplazados se lo pasaba en grande pidiendo que botara Kosice, aunque con poco éxito entre el público eslovaco.

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