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Saka olvida el penalti

En un debut brillante, con doblete incluido y elegido mejor jugador del partido ante Irán, el del Arsenal recuerda el apoyo recibido hace un año cuando falló el penalti decisivo en la final de la Eurocopa.

EFE
Ian MacNicolGetty

Insultos racistas, amenazas, faltas de respeto y la gran decepción de su vida. Bukayo Saka vivió el 11 de julio de 2021 uno de los días más difíciles de su carrera. Falló el penalti decisivo de la tanda contra Italia en la final de la Eurocopa, la primera para su país desde 1966, y estropeó un día hecho para la alegría y la celebración inglesa: su fallo solo le originó insultos.

“Por suerte tengo una familia increíble, amigos, el cuerpo técnico, no solo de Inglaterra, también del Arsenal. Gente que me apoyó en todo momento y que no me dejó que me pusiera mal. Se lo agradezco mucho”, dijo Saka este lunes después de ser elegido mejor jugador del partido en su debut mundialista.

El jugador del Arsenal se impuso en la alineación titular a Jack Grealish, Marcus Rashford y Phil Foden y demostró que su arranque de inicio no era casualidad, y que su temporada con los ‘Gunners’, en la que ha marcado siete goles y repartido seis asistencias, tiene continuidad con Inglaterra.

Es uno de los jugadores más prolíficos del campeonato inglés y este Mundial le atrapa en un momento de la temporada en el que aún no se ha quemado de su exceso de minutos con el Arsenal. De los 20 partidos que ha jugado el Arsenal, Saka ha sido titular en 14 de Premier League y tres de Europa League, además de actuar como suplente en los otros tres de la competición europea. Mikel Arteta está exprimiendo al máximo al joven de 21 años, por lo que un Mundial a final de temporada, como es habitual, hubiera tenido un impacto mucho mayor en su físico.

Pero la vida de Saka no siempre ha fluido con tanto éxito. Nacido en el barrio de Greenford, a unos pocos kilómetros de Wembley, su relación con el fútbol comenzó con tres años, cuando jugaba con su padre, Yomi, y uno de sus hermanos mayores, Abayomi. De orígenes humildes, Saka entró en la academia del Arsenal a los siete años, después de que sus padres, que tenían que realizar varios trabajos para mantener a la familia, le llevaran por todos los campos de Londres cuando empezó a destacar en el Greenford Celtic.

Su escalada en las categorías inferiores del Arsenal tocó techo cuando debutó, un 28 de noviembre de 2018, con el primer equipo, en un duelo de Europa League contra el Vorskla Poltava. Dos temporadas después fue elegido el mejor jugador del año en el Arsenal, la selección le convocó para la Eurocopa -Saka eligió Inglaterra por encima de Nigeria- y fue titular en los encuentros contra República Checa (fase de grupos), Alemania (octavos) y Dinamarca (semifinales), además de disputar 50 minutos en la gran final.

Su curso fue emborronado por ese pateo final, el último toque de balón de la final que se estrelló en los guantes de Gianluigi Donnaruma y mandó al traste la oportunidad de que los ‘Tres Leones’ volvieran a tener corona.

Inmediatamente sus redes sociales se llenaron de insultos, de emoticonos de monos, burlándose de la raza de Saka y sacando a la luz un racismo enquistado en la sociedad británica y que sale a la luz cada vez que el fútbol lo permite.

Este lunes, muchos de aquellos aficionados que hace año y medio despreciaban a Saka celebraron su doblete ante Irán. Dos goles que abren la esperanza de un nuevo triunfo de la selección inglesa y que sirven de redención para el futbolista del Arsenal, que de una vez por todas ha olvidado aquel maldito penalti.

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