Japón da otra lección fuera del campo
A lo demostrado por los hombres de Moriyasu en el partido se une la lección de civismo de su afición, que limpió la grada después del partido. El equipo hizo lo mismo en el vestuario.
La afición japonesa abandonó ayer el estadio Khalifa llena de orgullo. Su equipo nacional, los Samuráis Azules, habían dado una lección de coraje para levantar en pocos minutos en la recta final del primer tiempo la ventaja favorable de un gol que tenía Alemania a su favor. Finalmente, consiguieron un triunfo histórico que celebraron todos. Los jugadores enloquecieron, primero sobre el césped y después en el vestuario. Japón era un fiesta. Pero todo eso no hizo que ni los que habían estado en el campo ni los que lo vivieron en la grada dejaran de lado su civismo.
Antes de abandonar el estadio Khalifa y una vez concluida la celebración, se observó cómo un grupo de aficionados japoneses organizados iban recorriendo la zona que mayoritariamente habían ocupado para ir recogiendo toda la basura que se había quedado en la grada. Con paciencia y sin prisa, poco a poco todo fue quedando recogido en bolsas azules ante la mirada atónita de los operarios del campo que veían cómo la emoción del momento no había provocado que la afición japonesa olvidara sus valores.
Y lo mismo hicieron los futbolistas y la delegación. En la zona mixta habían celebrado con los medios el triunfo. Había una alegría desbordada. Pero dentro se seguía el mismo ejemplo que sus aficionados. El vestuario, después de la batalla, quedó completamente recogido y limpio. Suelo, taquillas y mesas. La propia FIFA recalcó el hecho en las redes sociales. Japón dio en el Khalifa dos lecciones. Una dentro y otra fuera del campo.