Yeremay, esperanza para un Deportivo bloqueado

Esperamos a Yeremay como agua de mayo”. Paris Adot resumía así este jueves el sentir de parte del vestuario del Deportivo, pero sobre todo de una afición que necesita una esperanza a la que agarrarse después de un primer tercio de liga horrible. El talentoso canario, de solo 20 años, fue ignorado la pasada temporada por Óscar Cano y Rubén de la Barrera lo rescató en su breve paso por el banquillo. El club reafirmó la apuesta en verano con una complicada renovación que culminó con el ‘10′ en la espalda del grancanario. El inicio de liga, ya con Idiakez, lo elevó. Desequilibrante, imaginativo, entendimiento a la perfección con Lucas Pérez… Una prometedora explosión que solo duró 150 minutos, lo que tardó en sufrir una entrada que acabó en fractura de peroné.

Después de 84 días y doce partidos, Yeremay regresa a Riazor para encontrarse un Deportivo sumido en una crisis de resultados y juego. Un equipo al borde del abismo porque el objetivo marcado por potencial económico e historia, no es otro que el ascenso directo. Las derrotas de Cultural, Ponferradina y Lugo animan, pero todavía deben jugar Celta Fortuna, Real Sociedad B, Barça B... Es lo que tiene haber perdido demasiado camino en tan poco tiempo. Tanto la afición como desde el club se mantiene una calma tensa, pero esa serenidad dependerá mucho de lo que suceda ante Osasuna Promesas (20:00 horas). El barco navega en aguas turbulentas y el capitán Idiakez debe dar ya un golpe de timón porque acercase todavía más a los arrecifes podría significar el naufragio del enésimo proyecto blanquiazul.

Entre los tripulantes elegidos no estará de inicio, lógicamente, Yeremay. El canario lleva parado casi tres meses y solo acumula cinco entrenamientos, por lo que precipitarse sería el mayor de los errores. Idiakez apostará por un once muy parecido al de Tarazona, con el regreso de José Ángel tras su sanción y Ochoa o Hugo Rama como posibles relevos de un Valcarce que llega muy justo. Enfrente espera un Osasuna Promesas que, como todo filial, tendrá en el ímpetu y descaro dos de sus virtudes pese a la sensible baja de Osambela. Especialmente preocupa en A Coruña el regreso de un Max Svensson que el año pasado acabó ganándose Riazor por su entrega, potencia y verticalidad. Lo cierto es que los rojillos están a un punto de los coruñeses y ya se han llevado los puntos de un fortín como el Reino de León. Todo un aviso para un Depor necesitado de puntos y buenas sensaciones que busca su tercer triunfo consecutivo en casa para evitar la tormenta.

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