Sin luces en Vigo
Un tanto de Somuah ajusticia a un Castilla sin dientes. Con 10, por roja a Manuel Ángel, Jacobo perdonó. El Celta mordió y, cuando lo necesitó, tuvo Fortuna.
Ha sido una pesadilla antes de Navidad. Para el Castilla, que no para un Celta que hizo lo suyo y, cuando lo necesitó, tuvo Fortuna. Supo morder, supo encastillarse. Tuvo colmillo cuando tuvo que tener. Para recuperar y para marcar. Así llegó el único de la tarde. De Somuah, que no perdonó ante Fran tras una contra rápida. Como sí lo hizo un filial blanco sin dientes. Que sacó (de verdad) las garras cuando solo el ADN obraba el milagro. Y lo rozó. Con 10, tras roja a Manuel Ángel, llegó el asedio. Pero sin derribo. Jacobo lo tuvo por partida triple. Cristalinas dos de ellas. Sobre la bocina. Pero se topó con Coke y con Meixús. En la ciudad de las luces, al Castilla se le apagaron.
Y ese fue el mal mayor. En un partido donde el filial comenzó mereciendo, con un jugadón de Valde que acabó con Leiva buscando la escuadra. Pero ahí no está en paraíso, porque el Coke llegó al hogar de las arañas, sino en el gol. El que sí tuvo el Celta. En ese contragolpe en el 9’ que fue un golpe definitivo en el mentón. El que le faltó a un Castilla que salió con Palacios en punta, porque anda sin ‘nueves’.
El de guardia, Zúñiga, está en la Copa de África (Guinea Ecuatorial). El del millón de euros, Rachad, sigue lesionado (volverá en enero). El que salvó desde el C, Álvaro Ginés (tanto al Barakaldo), también está en la enfermería. Y Jacobo, otro fichaje desde el segundo filial, no se enfundó el traje de héroe. La puntería no solo hay que buscarla, sino encontrarla. Y solo la encontraron los de Fredi Álvarez. Y eso, en el fútbol, lo es todo.
Angelito es un demonio
Ocurrió en la primera parte, pero sobre todo en la segunda. Antes del descanso, al Castilla le faltó conexión. Las varitas de Mesonero, Manuel Ángel, Palacios y Fortuny chisporroteaban, pero no hechizaban. Y el Celta, más cómodo en la expectativa que los de Arbeloa en la posesión. De hecho, la mayor amenaza fue el contragolpe local. En las botas de Angelito, a quien no le hace justicia el diminutivo. Porque es un demonio. Al abrigo de la media hora cocinó dos. Una para Joel López, que disparó cruzado. Otra para sí mismo, que obligó a volar a Fran González, a estirar sus 200 centímetros. Y los visitantes, apenas un cabezazo de Leiva, muy activo, tras un servicio de Fortea. Mucha presencia en tres cuartos, pero sin dentellada final.
La roja de (casi) siempre
La buscó, y pronto, tras los vestuarios. Con una jugada polémica. El pan de cada día para el Castilla. Y salió cruz. Porque García Riesgo pitó penalti en el 49′ y ya se relamía desde Valdebebas. Pero Burcio insistía: “Míralo, míralo”. Y, a instancias de Fredi Álvarez, lo hizo el colegiado. Y se desdijo. No hubo pena máxima, pero sí asedio. Primero, tímido. Con Palacios, algo lento ante Meixús (de matrícula su partido). Con Fortea, que chutó con el alma, pero con la zurda. Y la mala la mandó a las nubes. Poco antes de la primera amarilla de Manuel Ángel, a la postre decisiva...
Porque poco después llegó la segunda. Ni consulta necesitó el colegiado. Tampoco protestó el capitán. Fue clara. Como también lo es que ya son siete expulsiones para el Castilla esta temporada. Un dato que enerva en La Fábrica. Pero este vez, quedarse con 10 fue la cerilla necesaria para el arreón final. Porque lo hubo.
A oscuras
En las botas de Jacobo, que tuvo tres. La primera, solo ante Coke, al muñeco. La segunda, sin marca desde la frontal, estrelló su zapatazo en la muralla. La última, con la bocina tintineando y Fran subiendo a rematar, con Meixús. Se había topado Liberto con la madera y en el rechace, con todo a favor, apareció el central. Un milagro antes de Navidad. Para convertir la visita a Balaídos en una pesadilla para los de Arbeloa. A oscuras en Vigo.
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