DEPORTIVO - SABADELL

Rosende y Cano, de salir por la puerta de atrás de Riazor a reflotar el Sabadell

Director deportivo y técnico llegaron a la Nova Creu Alta con el equipo colista y ahora está fuera de descenso con números de playoff. Siguiente amenaza para el liderato del Deportivo.

Jesus Sancho (Sanchofoto)Diario as

A pesar del origen centenario de ambos clubs, no tienen Deportivo y Sabadell un histórico de rivalidad a lo largo de los años. Y, sin embargo, el duelo que protagonizan ambos conjuntos este sábado en A Coruña tendrá un componente especial. Para la afición en el bando deportivista y en el caso arlequinado para Carlos Rosende y Óscar Cano, que regresan a Riazor después de salir por la puerta de atrás hace menos de un año.

Director deportivo y técnico forman ahora parte de un club que busca la permanencia con apuros por segundo año consecutivo después de haber estado hace nada en el fútbol profesional. La situación ha mejorado desde su llegada en noviembre, cuando el Sabadell era colista con sólo 8 puntos, a 7 de la permanencia. Desde entonces, los de la Nova Creu Alta han puesto ritmo de media inglesa para salir del descenso - tiene dos puntos de margen - con números de playoff. En estas 14 jornadas, sólo Depor, Nàstic y Ponferradina han sumado más después de un buen inicio consolidado tras el mercado de invierno, con 6 salidas y 6 fichajes que están contribuyendo al reflote.

La buena impresión que tienen ahora en la localidad catalana dista bastante del recuerdo que dejaron entre gran parte de los aficionados del Depor. Algo menos agrio en el caso de Rosende por ser de la casa, aunque ese factor no le impidiese recibir en muchas ocasiones ataques personales que iban más allá de su trabajo. En su segunda temporada al frente del proyecto blanquiazul, presentó la dimisión - él y Juan Giménez, su mano derecha ahora en el Ibiza - cuando el club tomó la decisión de prescindir de Óscar Cano a falta de dos jornadas para el final de la liga regular.

Suspenso en el banquillo, desastre ante los micros

El malestar con el coruñés no es comparable, en todo caso, a la inquina que la hinchada le guarda a Óscar Cano, para el que se espera una sonora pitada el sábado en Riazor. Fue en el estadio herculino, precisamente, donde el técnico cimentó una remontada con grandes números en casa - no perdió como local -, pero que se quedó demasiado corta a domicilio. El suspenso en el banquillo se completó, a ojos del entorno, con las escasas oportunidades concedidas a canteranos como Trilli y, sobre todo, a Yeremay.

Aunque nada sacó más de quicio a una afición con la que nunca conectó que sus intervenciones en sala de prensa. Algunas relacionadas con los partidos, como la positiva valoración tras la derrota ante el Castilla, “jugando así perderemos poco”, o la exageración tras caer en Badajoz, “parecía que me habían puesto a los primeros de los jugadores”, hasta el “me vais a ver entrar aquí con 6 o 7 jornadas sin perder”, el “nunca he tenido fiebre” o, la más criticada, “como dicen mis amigos cuando vamos de vacaciones todos los veranos: ‘Lo que pasa en Tarifa, queda en Tarifa’. El problema es que el viento vaya hacia nuestras viviendas y se enteren nuestras mujeres. Eso es más jodido”.

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