DEPORTIVO

Las dudas del Depor van desde la portería hasta la delantera

La debacle de Irún desnuda a un Depor en el que Idiakez no da con la tecla. Bajísimo rendimiento defensivo, en la construcción, la capacidad realizadora y la aportación de los suplentes.

Amaia Zabalo

El Deportivo llegaba al Stadium Gal con el objetivo de sumar su tercera victoria consecutiva para sellar la crisis provocada por su nefasto inicio de liga. El resultado fue un lamentable partido y una derrota por 3-0 ante el Real Unión que pudo ser todavía mayor. La situación se agrava porque la apuesta de Idiakez fue cambiar a un 4-3-3 con un centrocampista más, está funcionando tan mal como el 4-2-3-1 de los extremos con el que inició la liga. La respuesta de los titulares, casi los mismos en los tres últimos encuentros, fue realmente mala. Los cambios, realizados ya con el 3-0 en el marcador, no aportaron nada.

El gran problema del Deportivo, que estaría hoy a cuatro puntos del liderato de haber ganado, es que la debacle atañe a casi a todos los aspectos y líneas del equipo. Si en Ponferrada se mostró carácter con uno menos en el campo y ante el Nástic en Riazor los blanquiazules lograron hacer un gran segundo tiempo después de un primero nefasto, en Irún no hubo señales de vida. Después de 20 minutos iniciales de control y jugar en campo contrario, el primer gol de Solís deshizo al Deportivo como un azucarillo. No hubo recursos tácticos ni técnicos y el equipo, en lugar de creer y sacar la intensidad de otros días, bajó los brazos de forma alarmante.

La portería y defensa

Las dudas de los blanquiazules comienzan en la portería, con el agravante que Idiakez ya ha tomado decisiones. Germán Parreño comenzó la temporada como titular, jugó los seis primeros partidos encajando cuatro goles con el error ante Unionistas como gran lunar. Mackay tomó el relevo ante el Celta Fortuna y suma cinco jornadas de liga con cinco tantos recibidos. Después de dos porterías a cero, encajó tres goles en Irún, donde pudo hacer mucho más en el primer y segundo tanto, dejando a la par una sensación total de inseguridad en el juego aéreo y con los pies a pesar de hacer dos buenas paradas.

La defensa estaba siendo la línea más estable, destacando por su solidez y tres goles marcados la pareja de centrales intocable formada por Pablo Vázquez y Pablo Martínez. El francés, que ya fue expulsado ante el Teruel por una entrada innecesaria, se contagió de las dudas del equipo ante el Real Unión. En el lateral derecho, Paris Adot pasó de un gran partido ante el Nàstic a un partido horrible este domingo. El navarro es de los pocos que da profundidad al equipo, pero sufre a sus espaldas. Ximo, menos ofensivo, está recuperado y es la alternativa. En la izquierda el regreso de Balenziaga no solucionó nada. Al lateral vasco, que volvía de lesión, ya le costó coger la forma en el inicio de campeonato.

Centro del campo

El núcleo gordiano del equipo no carbura. Idiakez comenzó con dos pivotes, José Ángel y Villares. El ex del Tenerife inició la liga a un nivel excelso, pero en los últimos partidos se está contagiando del errático rendimiento de muchos de sus compañeros. Villares, que cumple casi siempre, ha caído en picado tras el cambio a tres mediocentros que lo sitúan en muchos momentos en la banda derecha desdibujando sus virtudes. La tercera pieza, Salva Sevilla, está muy por debajo de su nivel. No logra dar serenidad al equipo y falla pases, muchos de ellos trascendentes, impropios de un jugador como él.

Delantera

El primer problema para los atacantes es el escaso número de balones que reciben en condiciones medianamente aceptables desde las bandas y los medios. Lucas Pérez, el buque insignia del proyecto, no ha marcado todavía en liga y en muchos partidos pasa totalmente inadvertido con el juego a balón parado como única aportación. Valcarce lleva dos goles, pero todavía no se sabe nada del desequilibrio que venía a aportar. Barbero, que suma un tanto, se lesionó en la cuarta jornada y no volverá hasta enero. Davo, titular en las seis primeras jornadas, no se ha estrenado y sus remates se cuentan con los dedos de una mano. Cayarga, llegado para desequilibrar en banda, está siendo totalmente intrascendente. Martín Ochoa, que marcó en la victoria en Sabadell (0-1), es casi el único que aporta energía al ataque, pero lógicamente todavía le quedan kilómetros para poder echarse la responsabilidad anotadora sobre sus espaldas. El resumen es nueve goles en once partidos, cinco de ellos de estrategia.

La cantera y el banquillo

De lo poco salvable de la temporada está siendo la apuesta de Idiakez por los canteranos y la respuesta de estos, con las lesiones de gran freno. Yeremay comenzó la temporada en modo líder, pero una fractura de peroné lo sacó de la ecuación en la segunda jornada. La semana pasada se cumplió el plazo estimado para su vuelta, dos meses, y todavía ni se entrena con el grupo. Mella, que ya ha marcado en liga y Copa, venía con la flecha hacia arriba tras ser el mejor ante el Covadonga, pero también ha caído lesionado. Ochoa ha aportado, Barcia ya ha sido titular y han debutado Jairo, Diego Gómez y Rubén.

En el extremo negativo se sitúa la aportación de los suplentes, casi con independencia de a quien le toque. En teoría, la plantilla diseñada por Fernando Soriano es verano debía ofrecer alternativas y recursos desde el banquillo. Los cierto es que prácticamente nadie, Ochoa y Mella únicamente, se ha rebelado contra su situación de segunda unidad cuando han tenido minutos. El rendimiento de los no habituales en la Copa y el partido ante el Real Unión son los últimos ejemplos de los pocos argumentos que tiene Idiakez para llevar a cabo una nueva revolución.

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