DEPORTIVO

La psicosis del Deportivo con el filial del Celta

Tercera derrota en siete partidos contra el segundo equipo celeste en unos duelos que se han convertido en humillación para la afición y calvario para los jugadores. Lucas: “Tuvimos miedo”.

Jesus Sancho (Sanchofoto)Diario as

Una vez asumido el descenso a Segunda B y la salida del fútbol profesional décadas después, el siguiente trago amargo que le tocaba asimilar a la afición del Deportivo era tener que enfrentarse al Celta B, ahora Celta Fortuna, el filial del eterno rival. Un bochorno mayúsculo para los aficionados blanquiazules que, con el paso de las temporadas, además se ha convertido en psicosis para los jugadores.

Desde un primer momento quedó establecido que el Depor no tenía nada que ganar y mucho que perder cuando se enfrentaba al segundo equipo celeste. El problema es que lejos de hacer lo mínimo, el cuadro herculino no está siendo capaz de imponerse con claridad en lo que debería ser un duelo desigual. Hasta ahora se han enfrentado en siete ocasiones y el balance es de tres victorias para cada bando y un empate.

Y las derrotas han sido además de las que duelen. La primera fue en diciembre de 2020, en el primer duelo, que hizo tambalear el proyecto y supuso el principio del fin de Fernando Vázquez. La segunda fue sobre la bocina en Balaídos con Borja Jiménez en el banquillo y todavía está por ver las consecuencias que tendrá la tercera, la de ayer, a medio plazo.

Jugadores superados y revolución desde el banquillo

Nadie mejor que Lucas Pérez para explicar con palabras el calvario que sufre la plantilla blanquiazul cada vez que se acerca este encuentro: “Tuvimos miedo. Veníamos de una derrota dura, después de encajar en el 92 y en el 96. Veníamos de ahí y yo creo que tuvimos ese miedo de enfrentarnos al filial de tu rival en Riazor, con toda tu gente ilusionada. Después, en la segunda mitad fuimos mano a mano y estuvimos mejor. Aunque más por corazón que por fútbol”. Ese miedo fue el mismo que, entre otras cosas, le costó encajar un gol antes de que se cumpliera el primer minuto en Balaídos la temporada pasada. Unos disfrutan, otros sufren.

La situación le pesó hasta al propio Idiakez, que eligió este encuentro para hacer su primera gran revolución. Cinco cambios con respecto a la derrota ante el Fuenlabrada, incluida la portería, y la sensación de que pensó en exceso el planteamiento con el objetivo de fijarse demasiado en el rival en lugar de centrarse en las fortalezas propias.

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