Joan Martínez, ‘a lo Ramos’

No fue un pájaro, tampoco un avión. Fue Joan Martínez. Fue él quien rompió a un Talavera que parecía irrompible, como su cerámica. Fue él quien derribo un planteamiento que parecía no tener fisuras. Quien cocinó la quinta consecutiva de un filial blanco que extiende su ‘sweet October’ a November. Con un testarazo ‘a lo Ramos’. Con escorzo, desde el corazón del área. Como en Lisboa. Y los de Arbeloa ya son terceros... y soñando. Con triunfos claros. Y otros, como este, de insistencia. De madurar, hasta rematar. Y eso, en un filial, es mucho. Parecía que en Halloween no habría ni truco ni trato, pero Joan dio calabazas al Tala. Y dispara al Castilla. Todavía más.

Un triunfo con valor doble. Por el sufrimiento. Por toparse contra un viejo conocido. Contra un técnico que planteó la tarde como si todavía siguiera en La Fábrica. Como si tuviera espías de sus cuatro temporadas allí. Así ideó Diego Nogales, otrora mano derecha de Álvaro Benito y Raúl, la visita cerámica a Valdebebas. Con las ideas claras, consciente de que cortocircuitar los pasillos centrales era la mejor kryptonyta para el mejor Castilla. Lograr que Palacios no pudiera sacar la varita. Que las diagonales de Yáñez, la novedad en lugar de Fortuny, se topasen con un muro y no con espacios. Que Manuel Ángel no pudiera levantar el periscopio. Y casi le funciona.

Las ocasiones fueron oasis en un desierto de piernas rosas. Apenas algún arreón de Thiago Pitarch, una incorporación de Manu Serrano, un barullo donde Palacios no pudo pescar y un chut de Yáñez que fue manso a las manos de Jaime. Y poco más. Más allá de la solvencia defensiva de un Castilla que ya no es de cristal. Ese fue el saldo de un primer tiempo sin ningún tipo de aderezo. Sin cafeína.

Tanto fue el cántaro a la fuente...

Y a medida que el reloj perdía arena, la tendencia se potenciaba. Bajaba líneas el Talavera, las subía, si es que se podía, la tropa de Arbeloa. Con más colmillo aún. Con más presencia en tierra hostil. Con más trabajo para Jaime. Primero cazó un balón de Manuel Ángel. Después demostró, ante un chutazo de David Jiménez, que la cerámica de Talavera es (casi) irrompible.

A la desesperada, porque un punto era un botín nimio por lo expuesto, Arbeloa movió el árbol. Mesonero, con veneno en la zurda, Aguado, para dar más vuelo a la banda, y Leiva, ‘indultado’ por Arbeloa, pisaban césped. Y fue el último, que volvió de su cesión en Algeciras para arrancar el curso en el Real Madrid C, el que puso al límite el FVS. Caracoleó y dejó en una baldosa a Sergi Molina, pero la tarascada fue al límite del área. Y justo en esa falta, un centro de Mesonero lo estrelló en su propio madera Di Renzo.

Aerolíneas Joan

Y el Castilla convirtió ese estado de emergencia en estado de euforia. Mesonero, otra vez Mesonero, colgó un córner al corazón del área y allí apareció un avión. Joan Martínez, en escorzo, tras un salto potente cortesía de su físico diferencial, se elevó al cielo. Como hizo su ídolo en Lisboa. Dos remates calcados. Y cabeceó a la red la quinta consecutiva. Una aparición que recuerda a Xabi que, si le necesita, ahí está. A pleno rendimiento. “Perfecto”, como trasladan desde Valdebebas. A la espera de que llegue su momento. Arbeloa no tiene prisa. Por lo que aporta atrás y, que pregunten a Nogales, también arriba.

Aunque no hay Halloween sin susto. Pero allí estuvo Fran González. Enorme, cuando Di Renzo ya celebraba tras rematar una carambola. No hubo gol y ahí se acabó la rebelión. Diego Aguado, Mesonero y Bruno Iglesias perdonaron la sentencia. Pero no hizo falta. El golazo de Joan ‘a lo Ramos’ fue suficiente. Para un Castilla que ya es tercero. Que hace poco bailaba con lobos. Pero ahora, el lobo es él.

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