Jeremy de León, el ‘amuleto’ de Ancelotti, a escena

Cuando el 16 de abril el Madrid montaba en el avión rumbo a Mánchester había una sorpresa. No estaba en la convocatoria, pero sí en la expedición. Jeremy de León (20 años) había llegado en el mercado invernal al Castilla, procedente del Castellón. Era, y es, un fichaje de largo recorrido, pero Ancelotti le llamó a filas para la vuelta de cuartos de Champions. No podía jugar, no estaba ni en la lista A ni en la B. Aún así, al avión. “Viene para ayudar en el entrenamiento, no es para que viva la experiencia. Esto es el Real Madrid”, explicaba Carletto, tras la expectación levantada por el portorriqueño.

Gustaba mucho su actitud, también sus aptitudes, y repitió en Múnich. Ya sobrevolaba en redes un factor cabalístico. La palabra ‘amuleto’ y ‘talismán’ acompañaban a Jeremy. Ancelotti, de nuevo, contextualizaba: “No es cábala. Cuando entrenamos queremos estar 20. He hablado con Raúl, se está entrenando muy bien y nos aporta mucho”. Sea como fuere, el Madrid se plantó en Wembley. Y Jeremy, sin perder de vista la realidad, al Castilla. Ahí ha esperado su turno. El filial blanco ha sufrido, hasta que aseguró la permanencia y dejó de hacerlo. Poco a poco su minutaje ha crecido y, en su primera titularidad, gol. En un Intercity-Castilla convertido en trámite absoluto, Jeremy de León ha entrado en escena.

Los juveniles Jacobo Ramón o Chema Andrés (Mario Martín apunta a tener minutos de nuevo con los ‘mayores’ ante el Villarreal) hacían la competencia a Jeremy en lo respectivo a novedades. Cambiaba Raúl también el dibujo, con cuatro defensas. Los locales contaban con las bajas de Pol Roigé y Oriol Soldevilla, vertebrales para Sandroni. No obstante, el plan pasaba por no entrar en la complacencia. En una primera parte sin demasiado sobresalto, el filial blanco manejó una marcha más que los de Sandroni. Mario de Luis (titular de nuevo) apenas desenfundaba los guantes y entre David González, que erraba en el área pequeña un remate franco, y Jeremy, en un barullo que Undabarrena desbarató, avisaba al Intercity. Guillem Jaime trataba de enlazar con el veterano Emilio Nsue, pero no había conexión entre los hombres de negro. Poco a poco avanzaba metros el Castilla y en el 37′, zarpazo. Theo Zidane superaba con un sombrero la salida de Salomen y De León aparecía a toda velocidad para enjaular su primer gol vestido de blanco.

Regreso de Noel

Las revoluciones, en ningún momento disparadas, sufrieron un receso tras el refrigerio. Instante de tanteo y más cambios. Así se agitó la tarde. Primero, porque volvía Noel, atormentado por lesiones, a gozar de minutos. Primera vez desde el derbi ante el Atleti B (2-2) del 16 de septiembre. Segundo, por Borja Alonso. En el primer balón que tocaba, el canario conducía y soltaba un latigazo desde fuera del área. Lo repelía la madera, pero Borja demostraba por qué ha sido una de las grandes estrellas en el Real Madrid C del ascenso. Era un oasis dentro de un segundo tiempo desértico. Con más parones y sustituciones que ocasiones. Con un conato de remontada por parte alicantina en los minutos finales como tímido broche, pero Edgar y Jacobo fueron un muro sin fisuras. Y con una alegría para el Castilla auspiciada por derrota ajena. El Atleti B caía en Ceuta y los de Raúl duermen novenos, justo por delante de los de Tevenet. El último baile castillista, el próximo sábado ante el Málaga (19:00 horas). El tiempo dirá si, con la decisión sobre su futuro aún no tomada, también lo es de Raúl

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