Javi Medina: “Nuestro método es exigirnos mucho y jugar bien al fútbol”

¿Esperaba este gran arranque del Antequera?

Esperábamos que, haciendo las cosas bien, podríamos disfrutar de un buen año. Es lo que estamos haciendo hasta ahora y esperamos darle continuidad. Al principio no esperábamos perder los dos primeros partidos (contra Atlético B y Castilla). Lo más importante fue que no nos pusimos nerviosos en ningún momento y la gente del club, los jugadores y todos estábamos tranquilos. Sabíamos por qué habíamos perdido. Tenemos una identidad muy clara y tanto si ganamos o perdemos sabemos por qué. Nos costó el primer partido, pero ya en el segundo estuvimos a muy buen nivel. Sabíamos que jugando así los resultados llegarían.

¿Cuál es esa identidad?

Intentamos ser un equipo que sea protagonista del juego a través del balón, salir a atacar y dominar los partidos con la pelota y hacer daño a los rivales jugando de esa forma. Ser un equipo muy agresivo cuando no tenemos el balón. Intentar dominar el balón y el espacio en defensa, meter al contrario contra su portero y defender hacia delante. Y con pelota abrir el campo y crear las mayores situaciones de gol.

Llama la atención esta propuesta.

Siempre se lo digo a los jugadores. Lo más bonito de una profesión, y la nuestra es el fútbol, es disfrutar de lo que uno hace. Estos chicos, cuando de pequeños se ilusionaban y soñaban con jugar al fútbol, era por tener una pelota en los pies. Y es lo que les trato de dar. Es la manera de que día a día mejoren. Si hay un conflicto en un vestuario o una mala dinámica, que sean más proactivos a superarlo. Si tenemos el balón y disfrutamos, podemos mejorar.

¿Cuándo tuvo claro que iba a ser entrenador?

Desde muy joven. Cuando tenía 14 o 15 años no sólo veía el fútbol como aficionado, me gustaba escribir de fútbol y analizar tácticamente los partidos. Intentaba imaginar y entender por qué lo entrenadores hacían lo que hacían. A partir de ahí, fui desarrollando un amor muy grande por la táctica. Lo que me apasiona es poner una pizarra y soñar qué puede pasar en un partido. Si pasa me siento muy contento y si no, a mejorar y aprender de eso. Ya quería tirar por esa rama de intentar liderar un grupo, exponer una forma de jugar y convencer a unos jugadores y hacer cosas juntos.

A sus 29 años es el entrenador más joven de las tres primeras categorías nacionales del fútbol español. 13 años menos que el portero del Intercity, Manu Herrera, que tiene 42.

Ser diferente en algo es un reto. Me han preguntado varias veces si eso me ponía nervioso. A mí no porque creo que la juventud o la madurez muchas veces no tienen nada que ver con los años. Hay personas muy maduras que son jóvenes de edad y otras mayores que son muy inmaduras. Yo he intentado ser una persona con las ideas muy claras e intentar madurar pronto y adquirir esa experiencia.

Lucas Alcaraz, que entrenaba con su edad, solía comentar que a él no le intimidaba dirigir a futbolistas mayores que él. ¿Eso le dio algún problema?

No. Lo importante no es la edad, sino que las personas seamos claras y capaces de convencer. Y al final un jugador de 20, 30 o 40 años es lo mismo, una mente y forma de vivir. Y tú tienes que intentar llegar a ellos, intentar ayudarles y convencerles. Me da igual la edad. Es muy difícil convencer a un chico de 10 años si no tienes capacidad o a un hombre de 50.

¿Es clave que el equipo crea en lo que hace?

Probablemente sí. No sólo de los jugadores y cuerpo técnico. También del club. Cuando nos reunimos en pretemporada sabíamos que viajaríamos con un barquito de vela y no con un transatlántico porque no tendríamos los recursos de otros equipos. Pero sabíamos que si todos remábamos en la misma dirección, teníamos una identidad e ideas claras y las defendíamos, sobre todo en las malas o cuando los resultados no llegasen, nos permitiría hacer un buen viaje. Ese es nuestro éxito.

¿Cuál es el entrenador en que siempre se ha fijado?

Guardiola, cuando llegó al Barça, cambió la forma de ver esto de todos los chicos jóvenes que nos gustaba el fútbol. Transmitió ideas, no nuevas porque veían de otra época, pero nos enseñó por qué pasaban las cosas. Nos explicó el juego y nos descubrió una manera diferente de verlo. También Cruyff, que cambió la filosofía y la forma de pensar con las ideas que trajo de los Países Bajos. Son dos grandes referentes.

¿Cómo ha sido su evolución como entrenador?

Recuerdo una anécdota de cuando era pequeño y estaba en la guardería. Mi madre fue a recogerme un día a clase y dice que la profesora le preguntó. No sabíamos escribir, pero mi hermana, que era mayor que yo, me daba clase. Jugábamos a las clases y aprendí un poquito a escribir. Y decía que yo le había preguntado si ‘Figo’ se escribía con ‘j’ o con ‘g’. Tengo los libros y las revistas y jugaba a colocar a los equipos, las alineaciones… Yo era un enamorado del Deportivo que ganó la Liga (año 2000. Medina nació en 1994). Tenía 5 o 6 años. Me encantaba Djalminha, Fran… y situaba a los equipos, si jugaban con línea de cinco o de cuatro. Ahí estaba ese amor por el fútbol. Y siempre con los libros o películas de fútbol. Me apasiona la historia del fútbol, sus orígenes. Y a partir de 10 o 15 años empecé el tema de escribir blogs, leer libros de tácticas y tratar de analizar en los partidos por qué pasaban las cosas. Dibujaba tácticas con el paint…

Y a los banquillos.

De adolescente empecé a entrenar a fútbol sala con chicos de mi pueblo (es de El Garrobo -Sevilla-). Hice un equipo, les entrené y ya empecé el curso de entrenador. A partir de ahí, ya pude ascender. Con 20 años entrenaba en fútbol sala, después juveniles y séniors en Tercera y en cinco años estaba en el Betis, donde estuve tres años. El año pasado con Abel Segovia en el Antequera y ahora soy primer entrenador.

En el Betis B estaba Manel Ruano, exjugador del Málaga como entrenador.

Yo era asistente técnico en la temporada 2019-20. Me llamó Pablo del Pino, que era director de metodología, y entré en el filial.

¿Le sorprendió que el Antequera le confiara el banquillo tras la marcha de Abel Segovia, artífice del ascenso?

Bastante. No lo esperaba. Con Abel hicimos un año muy bueno, pero no íbamos a trabajar juntos. Yo me veía otra vez en mi pueblo. Pensaba pasar el verano en casa. Pero me llamaron y me comentaron que era una de las opciones que barajaban. Me preguntaron si estaba listo. Yo me sentía preparado y convencido.

El club difundió una arenga motivadora a sus jugadores en el vestuario que se hizo viral.

La gran evolución de los entrenadores es cómo comunican a los jugadores. Cada técnico tiene sus ideas. Pero como tú lo comunicas y convences hace que tu potencia saque ese éxito. Siempre se lo digo a los jugadores, que intento transmitirles no sólo las ideas, también pasiones y emociones. Que vean que esas ideas llevan energía y algo que les toca la fibra y los pone a actuar.

¿Dónde está el techo de este Antequera?

Hay algo que es importante saber y es que no tenemos techo. La única exigencia que tenemos es hacer las cosas bien. Hay muchos jugadores, y lo veo día a día, que están rindiendo a muy buen nivel. Pero yo creo que pueden hacer muchas más cosas y crecer. Y eso es lo que más nos motiva e ilusiona. No sabemos dónde estaremos a final de temporada, pero sí que podemos sacar mucho provecho a la plantilla que tenemos. Creo que nos movimos muy bien en verano para firmar los perfiles de jugadores que queríamos. Y lo hicimos muy rápido en el mercado. El techo lo vemos en seguir mejorando día a día y continuar disfrutando. Porque estamos disfrutando mucho de lo que estamos haciendo.

El Antequera en los partidos suele ir casi siempre de menos a más. Uno de sus planes es agotar al rival.

El otro día les puse a los jugadores una frase que dijo un entrenador polaco en los años 20. Decía que el juego de pases cortos triunfa en las segundas mitades que es cuando el contrario se cansa, ya no llega a tu portería y puedes embotellarle. Lo dijo en 1920 un entrenador que entrenó al Barcelona un año y era polaco. Igual en los primeros 20 minutos no hemos conseguido que el rival esté lo suficientemente cansado para que aparezca el espacio que queremos para atacar con esa continuidad, pero cuando llevan los rivales 90 minutos corriendo detrás del balón sí van a estar más cansados y podremos encontrar esos espacios que necesitamos para atacar. A 90 minutos, y siempre se lo digo a los jugadores, podemos ganar los partidos. Si jugásemos 20 minutos, haríamos otras cosas.

¿Ese barquito de vela cómo le puede meter mano a un transatlántico que, en teoría, es el Málaga?

Nosotros estamos cargados de ilusión y de ganas. Para nosotros lo importante es que no nos genere la categoría una presión. Este domingo nos viene un rival muy fuerte con muchísimos recursos. Un transatlántico al lado de un barco de vela como es el nuestro. Pero como la mayoría de los rivales. Hace poco salió una estadística que nosotros somos el equipo que, a nivel de valor de la plantilla, somos el que menos tiene. El Málaga es para nosotros un transatlántico. Pero es que el resto para nosotros son muy parecidos. Son todos cruceros. Nosotros intentamos, con nuestra filosofía y método, que es muy sencillo, ser una familia, exigirnos mucho y tratar de jugar bien al fútbol. Y tratar de igualarnos en otras cosas que no podemos a nivel de presupuesto u otros recursos de los que no disponemos.

¿Se ve en la ciudad que la gente se engancha cada vez más al Antequera?

El año pasado, al principio, vimos que a la gente le costaba esto del fútbol porque venían de categorías más bajas y eso motiva menos. Pasa aquí y en todos los lados. Al final de temporada se percibía que la gente se ilusionaba con el equipo y que iba a celebrar un ascenso. Y se veían ganas de ir al Maulí. Y ya en pretemporada veía un ambiente de ilusión porque vendrían grandes rivales y el equipo le gustaba a la gente. Cada domingo se potencia y se ve que la gente se engancha al equipo.

La temporada pasada hubo una especie de punto inflexivo. Más de 500 aficionados del Antequera en el Nuevo Colombino contra el Recre celebrando un 0-2.

Antequera es un lugar idílico porque tiene de todo y está muy bien situado en Andalucía. Es muy rico en recursos y ahora tenemos la suerte de tener un equipo de fútbol en categoría profesional y que la gente lo pueda disfrutar.

El Málaga viene avisado. El Castellón, que se está paseando, las pasó canutas en Antequera.

Aquí nos sentimos fuertes. No sé si porque jugamos en casa o nos adaptamos a un campo que no es el mejor que nos gustaría en cuanto a superficie. Pero es el que tenemos. Sentíamos que el equipo era agresivo y muy valiente con la pelota y a los rivales les costaba. El Castellón apenas sacaba el balón jugado y nos empató en los cinco últimos minutos. Sólo nos ganó el Castilla con esas dos acciones de élite de Nico Paz.

Siendo un equipo reconocible, emplea mucho las rotaciones.

Todos son futbolistas del Antequera en disposición de jugar. Si me enfrento al Málaga con virtudes y debilidades genero un plan de partido y en virtud del mismo veo qué herramientas necesito para llevarlo a cabo de la mejor manera posible. Lo que está claro es que todos están rindiendo a un nivel muy bueno y nadie se ha bajado del barco. Hay cosas que no se ven. Todos están en su peso. Están citados a las 9:30 de la mañana y nadie llega tarde. Dan la mano y te saludan. Son pequeños detalles que nos hacen diferentes y demuestran que están focalizados, disponibles y que todos son importantes.

Hay jugadores que están destacando. Luismi Redondo, cinco goles en seis partidos.

Luismi es un chico especial porque yo recuerdo que hace cuatro años me enfrenté a él en el Betis y recomendé al club que le firmaran. Se volvió a abrir otro plazo en el mercado y le volví a recomendar y el club decidió no firmarle. Nos habíamos enfrentado en un playoff con el Lucena. Este es un jugador al que siempre he visto algo especial y ves qué potencial le puedes sacar. Hablé con él en verano y tenía algunas dudas. Es normal. Él no sabía qué iba a hacer y le dije: “Vente que te voy a sacar rendimiento porque te he visto de cerca y me he enfrentado a ti”. Siempre había jugado como extremo y vi que por dentro nos iba a dar mucho porque tiene un talento especial para el gol, capacidad para trabajar y ser humilde y aportar de esa forma al equipo. Es una maravilla tenerle aquí.

Y por fuera, Loren Burón.

Loren tiene esa capacidad de levantar al público de sus asientos. Eso vale mucho. El ataque en el fútbol consiste en eliminar rivales y Loren lo hace con una facilidad tremenda. Nosotros nos pasamos el balón y quitamos rivales de en medio. Y él solo es capaz de eliminar a tres, cuatro o cinco rivales. El otro día hizo una auténtica exhibición. Y un equipo como el nuestro que acumula tantos pases y gente jugando al pie necesita gente que desborde y que juegue a las espaldas y que nos dé profundidad. Ale Marín lo tiene. También Dalton, Destiny, Ale García… Tenemos piernas, que es lo que necesitamos.

Volvamos al partido contra el Málaga...

Nosotros no vamos a cambiar lo que somos. No voy a decir en una entrevista o rueda de prensa algo diferente de lo que voy a hacer. No tengo por qué. Ellos saben cómo somos nosotros y que vamos a salir a jugar al fútbol e intentar dominar el juego con el balón. En según qué posiciones o espacios que podamos hacerles daño, intentar atacarles. Y después las virtudes que ellos tienen con balón, que son muchas, intentar detenerlas.

Ya se han vistos dos veces en pretemporada.

Y nos vino muy bien aquel partido en La Rosaleda. Siento que ahora les conozco mucho más y que sé todavía más de lo que son capaces. Tengo claro lo que hay que hacer contra ellos para superarles. Ellos también tendrán claras sus ideas.

Una pena la grave lesión de Tomi Lanzini.

Este año hemos tenido mala suerte con Tomás. Es nuestro capitán y el hombre de más jerarquía en el equipo se va a perder prácticamente todo el año. No es sólo lo que aporta en el campo, que es mucho, sino su liderazgo. Llega por las mañanas y te da solo alegría de verlo por cómo te saluda y la alegría que transmite y aporta, cuando se tiene que poner serio y apretar a algún compañero también lo hace. Es un auténtico líder para nosotros. Eso nos lo sigue aportando. Pero nos falta lo más importante, lo que aporta en el campo.

Hay ilusión en la calle.

Es un derbi. Yo soy sevillano y percibo los derbis Betis-Sevilla y entiendo que ellos sentirán cosas parecidas. Se percibe esa ilusión de que es un derbi, que te enfrentas al Málaga. Nos llena de orgullo y honor que venga un equipo como el Málaga al Maulí. Hay que intentar que sea una fiesta del fútbol, que disfrutemos todos e intentar competir contra ese gran equipo. Vemos La Rosaleda llena y nos produce envidia sana. Sabemos el equipo que tenemos enfrente. La gente tiene muchas ganas de poder disfrutar este partido. Que sea una fiesta del fútbol malagueño y andaluz.

Hablemos un poco de esta tremenda Primera RFEF.

No tiene ni punto de comparación con la antigua Segunda B. Este año el grupo más fuerte es el II. Esto nos da la posibilidad de enfrentarnos con grandes equipos y estadios.

Los escenarios no les hacen temblar las piernas.

Una de las cosas en la que más hemos incidido es en que todos los escudos son iguales. Les puse la foto y les dije (a los jugadores): “Todos los escudos miden lo mismo”. Cuando vas a un estadio, lo que hay por fuera es lo mismo. 100x60. Hay un balón, once rivales y once de nuestro equipo. Hay que intentar hacer las cosas bien ahí, es lo que nos va a llevar al éxito. Y eso pasa en un campo de local o de visitante. Yo les digo que miren a los rivales de tú a tú. La forma de jugar que tenemos hace que nos acobardemos menos. Málaga, Cordoba, Castellón, Ibiza, el Melilla nos triplica el presupuesto… Para nosotros no es fácil.

Le encanta valorar el trabajo de su cuerpo técnico.

Cuando me reuní con el club y me dijo si estaba preparado, una de las partes que les pongo en el proyecto es que la única forma de que esto funcione es firmar los perfiles que necesitamos. Esto se lo agradezco al club. Y luego un buen cuerpo técnico completo y hecho a medida de lo que necesitábamos para que la falta de recursos la compense un buen trabajo detrás. Tengo la suerte de contar con gente que va a muerte con la idea. Son bestias trabajando. Les cito a las 9 de la mañana. A las 7:20 ya está el segundo entrenador. Llega el asistente técnico… ¡dos horas antes! Tienen mucha hambre e ilusión.

Trabajo en equipo.

He estudiado mucho sobre liderazgo y las empresas. Dicen que el empresario tiene que cuidar al cliente. No. El empresario tiene que cuidar al trabajador. Y es el trabajador el que cuida al cliente. El entrenador tiene que cuidar a su cuerpo técnico. Y es su cuerpo técnico el que cuida a sus jugadores. Intento cuidar a la gente porque entiendo que son ellos los que van a cuidar a los jugadores.

¿Cómo fue la formación de ese cuerpo técnico?

Tengo la figura de un segundo entrenador de mi plena confianza. En su día fui segundo entrenador de él en Tercera División. Luego un chico de Antequera, Rafa, que viene como asistente y analista. Estaba en una academia en Málaga y ganaba más dinero que aquí. Aparte un analista externo que trabaja desde casa. Alberto, el preparador físico que dejó el Betis para venirse aquí. Juanje, que le aporta al club como jefe del área de rendimiento. Ernesto como entrenador de porteros. Una nutricionista de Antequera que nos ayuda… Percibí que nos iba a ir bien porque de los seis o siete, cuatro o cinco dejaron sus trabajos para venirse aquí.

¿Qué tal con el presidente Ángel González y esa dirección deportiva con Alberto Aguilar y Álvaro Silva?

Alberto y Álvaro son hombres de fútbol que te aconsejan. Te dan calma y confianza. Ven todo el trabajo que hacemos. Con Ángel tuve ‘feeling’ desde el año pasado. Les agradezco la oportunidad y confianza. Sé que no es fácil.

¿Cuál es el partido del que se siente más orgulloso?

El día del Castellón. Veníamos de perder con el Atlético B, con el Real Madrid Castilla haciendo un partidazo, seguramente el que más he disfrutado. Después fuimos a Huelva e hicimos 20 minutos de una puesta en escena brutal del equipo. Tres partidos sin ganar y llegaba el Castellón, el mejor equipo de la categoría sin ninguna duda. Lo dije en la jornada 2 porque se veía que iban a otro nivel. Ahí te puede entrar la duda. Hicimos un gran partido y nos quedamos a cinco minutos de ganarles.

¿Cree que puede estar, a nivel individual, ante el inicio de una bonita historia?

Yo creo que más que dónde puedes llegar en la vida, la meta es el camino. Mi mayor ilusión es poder disfrutar muchísimos años de esta profesión. El otro día me enfrentaba a Miguel Rivera (con el Melilla), que tiene más de 500 partidos. Tengo una envidia sana por todo lo que ha disfrutado en un vestuario.

Mucha suerte y ojalá alcance sus metas.

Muchas gracias.

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