Jacobo Ortega, un ‘atleta’ con colmillos en La Fábrica
Con pasado como velocista y saltador de longitud, en el Madrid C crece un ariete de 18 años que ya toca la puerta del Castilla. En su debut en Segunda RFEF, gol.
Se busca killer en La Fábrica y Jacobo Ortega levanta la mano. Lo hace con goles. En los últimos años (26 tantos en la 2022-23 con el Juvenil C, 23 con el Juvenil B el curso pasado), también en presente. Apenas 22 minutos tardó en descorchar su cuenta con el Real Madrid C. En su debut con el segundo filial blanco, ante el Coria, recibió en el corazón del área un balón de Pol Fortuny, se acomodó y a la jaula. Golpeo seco y sin dudar. Un duelo cardíaco (2-0 y, a partir del 86′, 2-3 y 3-3 sobre la bocina, todo con elevadas dosis de polémica) al que Jacobo puso el primer latido. A sus 18 años (29 de mayo de 2006) se estrenó con el C, y también en Segunda RFEF, con la primera muesca a su revolver particular.
El paso natural para Jacobo, que aterrizó en la cantera blanca en 2018 en edad infantil, era el Juvenil A de Arbeloa, pero ha saltado dos escalones de golpe. Lo ha hecho de la mano de Álvaro Gómez-Rey en la que será su tercera campaña juntos. El técnico tomó el relevo de Pau Quesada tras ganar las ligas con sus juveniles C y B en sus dos primeros cursos en La Fábrica. La pasada campaña Gómez-Rey dirigió a un Madrid coral que enjauló 116 tantos y alcanzaron 93 puntos, igualando el récord alcanzado por la generación blanca de 2004 (Nico Paz, Mario Martín, Gonzalo, Obrador, Manuel Ángel...). Su estilete, como la temporada anterior, era Jacobo. En el C lo sigue siendo. Con un Castilla en crisis realizadora (a cero en puntos y goles tras dos jornadas), los tantos del madrileño ya tocan la puerta de Raúl. Y Ancelotti ya le conoce, pues la temporada pasada ya se ejercitó con los mayores...
¿Cómo juega?
Hablamos de un ariete espigado, con gran relación con la portería rival y una estupenda progresión en los últimos cursos. Coincidente con un estirón que le ha llevado a superar el 1,90. Ello le ha hecho progresar en su juego de espaldas, convirtiéndose en un buen hombre-objetivo y le permite moverse con comodidad en el área, hábitat que maneja con soltura. Desde ahí llegan la mayoría de sus zarpazos. No obstante, en Valdebebas destacan también aquello que no aparece en el marcador: “Defensivamente es top. Además tiene muy buen juego sin balón, con buenos desmarques de ruptura buscando los espacios”. Aptitudes que no lucen tanto como el gol o la asistencia, pero de importancia crucial.
De hecho, la comparativa que se traza internamente es la de un incipiente Álvaro Morata. Justamente por esas capacidades que convierten al ahora delantero del Milan en indiscutible para De la Fuente. Eso sí, uno de los aspectos a mejorar es un arte que domina el capitán de la Roja, el remate de cabeza. Algo en lo que Jacobo, junto a una mejora en su control de la situación fuera del área, tiene puesto el foco en su día a día. También lejos del verde, pues, aunque su ídolo de infancia es Ronaldo Nazario, consume vídeos de Haaland con asiduidad para aprender de la capacidad rematadora del cyborg noruego.
Universitario y con pasado en el atletismo
Fuera del campo, quienes mejor le conocen le definen como un chico tranquilo y muy trabajador. Apasionado de las series, una de sus opciones fetiche es Prison Break. Jacobo es un joven tranquilo que tiene claro que hay vida más allá del balón. En su horizonte, sin ir más lejos, aparece la universidad. Comienza ADE (Administración y Dirección de Empresas) en cuanto arranque el curso.
Aunque su mayor pasión es el deporte. No sólo el fútbol. Hasta los 12 años lo compaginó con atletismo. Velocista y saltador de longitud, cualidades que explican la facilidad con la que busca la espalda de la defensa para aprovechar su amplia zancada, su llegada al Real Madrid le obligó a abandonar las pistas y focalizarse en el balompié. Ya va recogiendo los frutos. Un ‘atleta’ con colmillos crece en La Fábrica.
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