Iker Bravo busca impulso

Llegó como un proyecto de futuro, de jugador diferencial... y lo sigue siendo. Ese es el sentir del Real Madrid para con Iker Bravo (18 años), de ahí que acordase con el Leverkusen ampliar su préstamo con opción de compra (10 millones de euros) hasta 2024, a pesar de que el tránsito del curso pasado no fue del dulzor esperado. Eso sí, ni el jugador ni el club tienen una venda. Asumen que necesita impulso. Y es que, tampoco ha sido un verano sencillo, donde unas molestias le mantuvieron ejercitándose al margen de sus compañeros del Castilla hasta el tramo final de la pretemporada.

Este contexto, unido a la competencia en el primer filial blanco (Gonzalo García, Álvaro Rodríguez y Noel López) dibujó un nuevo horizonte: Iker Bravo alternará Juvenil A (se estrenó con gol de penalti en la primera jornada) con el Castilla, hasta que recupere el ritmo necesario y su nivel. Tras una conversación con Manu Fernández, el director de la cantera blanca le hizo ver que lo ideal era dar un paso atrás para dar dos adelante. Iker entendió el mensaje, que no le pilló a contrapié, y se puso manos a la obra.

“Está muy centrado, sabe que está temporada es clave”, reconoce su entorno. Iker tiene una personalidad particular que necesita ser direccionada correctamente, moldeada, pues no todos los procesos de desarrollo en jóvenes talentos se producen a la misma velocidad. Y el propio futbolista es consciente. Por ello afronta esta etapa con Arbeloa como trampolín a la redención y tendrá en la UEFA Youth League una oportunidad para aglutinar focos y brillar. Ya lo hizo el curso pasado. Si en el Castilla marcó tres goles (uno de ellos importantísimo en la remontada al Barça Atlètic que dejó el ascenso a un paso) en 871 minutos, en la máxima competición continental de categoría juvenil hizo otros tres, acompañados de tres asistencias. En 252 minutos, participando en un tanto de manera directa cada 42′. El 20 de septiembre (14:00 horas) ante el Unión Berlín comenzará la aventura europea.

La confianza sigue ahí y desde el club no pierden de vista que Iker Bravo se trata de un talento especial. Era una de las grandes joyas de La Masia antes de volar a Leverkusen en busca de acelerar procesos. Así llegó su debut en la Bundesliga con 16 años y sus goles con el Bayer en verano, poco antes de confirmarse su fichaje por el Real Madrid. Hubo batalla, especialmente con el Atleti, pero la opción blanca ganó la guerra. Al jugador le seducía triunfar como madridista y no baja los brazos. “¡Enfocado y tranquilo! Con muchas ganas de volver al campo y demostrar mi valía. Madridistas, calma, será un año de alegrías”, avisaba en redes sociales. La misión, clara: reconquistar la confianza de Raúl para coger el ascensor y volver a la planta del Castilla.