Gabri y Perales incendian Riazor

El Deportivo afrontaba la visita del San Fernando con la mochila de deberes bastante cargada. Por un lado, los ajenos. La presión que marca el ritmo de los deslumbrantes Racing de Ferrol y Linares, amén del Córdoba. Por otro, los propios. Esos que indican la obligación de ganar y convencer, máxime cuando se juega en Riazor, para evaporar las dudas que rodean al equipo. Y las dudas se evaporaron, pero en lo negativo. Para confirmar que el equipo no crece, solo va a la baja. El verdugo fue un San Fernando que marcó un gol en el minuto 9 y con eso, y la inspiración de un enorme Perales, le bastó. Numantina resistencia de los gaditanos, con el carácter de Salva Ballesta como firma. Merito triunfo, sobre todo porque tuvieron que aguantar desde el minuto 69 con uno menos. Heroico para los andaluces, espeluznante para un Deportivo que paga cada error en defensa y que tiene un verdadero problema para generar ocasiones y aún más fútbol. Crisis abierta a golpe de la sexta jornada.

Como se esperaba ante las bajas conocidas, Borja Jiménez volvió al 4-3-3, continuidad en la media y Gorka Santamaría en punta. Más movido fue el once de Salva Ballesta en su segundo partido en el banquillo, con muchas sorpresas en su once que incluso se llevaron por delante al exdeportivista Bicho. La tropa de Salva, que comenzó muy pronto a rascar, tardó muy poco en poner de los nervios a Riazor. Concretamente nueve minutos fue lo que necesitó Gabri para marcar el 0-1 en una jugada simple pero efectiva. Saque largo y rápido de Perales pleno de picardía, toque de Del Campo y Gabri, que después de sacarle los colores a Jaime, bate por raso a Mackay. Nuevo golpe a la línea de flotación blanquiazul y partido definido. Dominio sin remate coruñés, peligro visitante cada vez que podía transitar o simplemente mandar un balón largo cuando pillaba a los de Borja volcados.

Así hasta la media hora de partido, en la que el Depor comenzó a poner a prueba a Perales con un ramillete de llegadas más por ganas que por juego. Poca cosa para un San Fernando curtido que con faltas, pérdidas de tiempo y el otro fútbol volvían el partido a la calma cuando se agitaba un mínimo. Pobrísimo primer tiempo de los de Borja. Blandos atrás, en especial Jaime, en las pocas llegadas gaditanas. Sin fluidez en la creación, pésimos centros de Antoñito, sin rastro de la magia de Soriano y un Gorka Santamaría que no recibió ni un balón, ni bueno ni malo, para rematar.

Como en el debut ante el Linense, el Deportivo comenzó la segunda parte con la necesidad de remontar para salir del agujero negro en que sus debilidades y pocas virtudes le meten jornada tras jornada. Para ello, vuelta a defensa de cinco con la entrada de Pablo Martínez y Quiles a escena. Alguna llegada más local, pero de nuevo la ocasión más clara fue para el rápido Gabri, que esta vez tiró fuera el mano a mano ante Mackay. Pasado el susto, los coruñeses lograron subir una marcha y pasar del dominio posicional al asedio, y más tras la expulsión de Biabiany en el 59′. Centros, remates y disparos comandados por Yeremay que se topaban con el muro defensivo andaluz y cuando no, con la inspiración imperial de Perales. Resistencia numantina de un San Fernando que celebraba cada balón despejado, cada saque de puerta, cada calambre o golpe sufrido (fingido o no), cada segundo perdido. Y así hasta el minuto 101, porque eso tuvo que añadir el colegiado,, bastante desafortunado también, hasta que se consumó la sorpresa para unos y el bofetón para otros.