FID CIUDAD DE LEÓN ABANCA

“Es el partido más alocado y maravilloso de la historia”

Buyo, Señor, Sarabia y Camacho, en homenaje al 12-1 de España a Malta, y la campeona olímpica Sandra Sánchez inauguran la séptima edición del FID Ciudad de León.

León
Javier Casares (AS)

Hay noches que no se olvidan nunca. Este jueves, en la jornada inaugural de la séptima edición del FID Ciudad de León ABANCA, se revivió una de ellas. Con Tomás Roncero, subdirector del AS, como maestro de ceremonias, José Antonio Camacho, Manu Sarabia, Paco Buyo y Juan Señor trajeron al presente una de las mayores gestas de la Selección española de fútbol. Hace 40 años, el 21 de diciembre de 1983, los cuatro formaban parte del equipo nacional que venció a Malta por 12-1 y, con ello, consiguió una clasificación “imposible” para la Eurocopa de Francia de 1984. “¡Gol de Señor!”, gritó José Ángel de la Casa en Televisión Española. Y sus palabras aún resuenan.

“Afortunadamente, España ahora es campeona del mundo y de Europa tres veces, pero entonces la situación era muy distinta. Existían muchas adversidades y no lo teníamos fácil. Al principio, queríamos ver hasta dónde podíamos llegar, pero la segunda parte fue una locura”, introdujo Camacho, con el balón de aquel mágico día, el original, traído por Rafa Guerrero, leonés, presidiendo la tertulia. España y Países Bajos llegaron a la última jornada de la fase de clasificación empatadas a once puntos. Y sólo había sitio para una. La diferencia de goles dictaría sentencia y el conjunto neerlandés, que ganó a Malta 0-6 en campo neutral (”nos la colaron”, recordó Roncero), partía con mucha ventaja. España, que sí jugó en La Valeta ganando con un ajustado 2-3, necesitaba vencer por once en el Benito Villamarín. El resto es historia.

“Ha sido el partido más alocado, especial y maravilloso que haya jugado la Selección española en la historia. No creo que haya ningún otro partido en el que se hayan metido doce goles y once no se hayan celebrado”, continuó Sarabia, que anotó el 11-1 en el minuto 80 y, tras ello, espoleado por ‘Lobo’ Carrasco, corrió a por el balón para sacar rápidamente. “¡Gracias a Sarabia hemos sabido que ‘Lobo’ también aportó en la goleada!”, bromeaba Roncero ante un Auditorio Ciudad de León entregado a la reconstrucción de los hechos. Había que creer en el milagro. “No volvería a mi país si me marcasen once goles”, dijo el portero de Malta, John Bonello, durante la previa. En el minuto 15, encajó el primero, obra de Santillana. Antes, Señor ya había fallado un penalti. En el 24, sin embargo, llegó el empate, desesperanzador. Santillana, con otros dos goles, ponía un 3-1 al descanso que parecía muy corto para lo que se necesitaba.

Buyo, Camacho, Sarabia y Señor, en el FID Ciudad de León.Javier Casares (AS)

“En el descanso estábamos un poco desolados”, reveló Camacho. Pero “la locura” llegó. “¡Cuando metimos el primer gol, había 15 jugadores dentro de la portería! Me enfada mucho que alguien tenga la osadía de decir que estuvo amañado. No he corrido tanto en mi vida. Si me entero de quién ha sido, le quedan dos días”, reivindicó Sarabia. “¡Y los limones los vinieron a buscar ellos!”, añadió José Antonio, capitán aquel día, en referencia a unas acusaciones, vertidas muchos años después, de haberles dado limones en mal estado a los jugadores de Malta. “En la primera parte, con casi las mismas ocasiones, no conseguíamos marcar, pero todo cambió. Salimos con la intención de crear el mismo peligro”, analizaba Señor. “Y ellos, al final, eran un equipo de aficionados. Su nivel físico bajó mucho”, apuntilló Buyo, sin experiencia internacional y titular aquella noche debido a la lesión de Arconada.

Fue un día “que tenía que ocurrir y en el que todo se juntó”. Como una profecía. Cuando se cumplió, los nervios no se marcharon. “En los últimos minutos, pedíamos la hora y teníamos miedo de que nos pudieran expulsar en los despachos por una invasión de campo”, compartieron los cuatro. El Benito Villamarín, a media entrada cuando empezó el partido, terminó completamente lleno. Fue uno de esos días en los que “todo el mundo sabe qué estaba haciendo” y que fue “un antes y un después”. Tras “la decepción del Mundial del 82″, España llegó a la final en esa Eurocopa del 84. “Un cambio de mentalidad”, la semilla de la grandeza que ha llegado después.

Dos historias de película

Este martes, presentó su propio documental, Karate-do: El Camino de Sandra Sánchez. Este viernes, viaja a Miami para impartir uno de los seminarios que ahora, tras retirarse de la competición, copa parte de su escaso tiempo. Sandra Sánchez, campeona olímpica en Tokio y considerada la mejor karateca de todos los tiempos, no descansa. Este jueves, también estuvo presente en el FID Ciudad de León. Acompañada por su marido y compañero de proyectos, Jesús del Moral, antes entrenador, siempre tiene la maleta lista y la mente atareada. “He dejado parte de mi corazón en el documental y espero que lo disfrutéis. Expone luces y sombras. Una va viviendo su día a día y no es consciente. Al ponerlo todo sobre la mesa, fue bonito y difícil. Recordé cuando toqué fondo, pero también cómo me reinventé y me enfrenté a la vida”, empezaba este jueves, cinco días después de cumplir 42 años.

Sandra Sánchez, durante el FID Ciudad de León.

Sandra, con dos Mundiales y siete Europeos, no llegó a la Selección española hasta los 32 años. Para ello, tuvo que recorrer un largo y arduo camino. Desde pequeña. Sus padres querían que hiciera baile, pero ella quería ser karateca, como su hermano, Paco. Tras convencer a Serafín e Isabel, tuvo que hacer lo propio con Jesús para que le entrenara y, luego, con todos aquellos que no confiaron en ella. La talaverana fue apartada del equipo nacional al dejar el Centro de Alto Rendimiento de Madrid para estar al lado de su madre, afectada por un cáncer. “Me faltó una llamada, nadie me aseguró nada una vez pasara esa situación. Además, se sumó que fui atacada por tres chicos. No entendía por qué me sucedían todas esas cosas al mismo tiempo. Sufrí y me tocó aprenderlo todo de golpe”, recordaba en el Auditorio Ciudad de León.

“Llegó un día que me rendí”, siguió. “Mi madre estaba mejor y decidí irme a vivir a Australia porque lo necesitaba para pensar en mí y tomar decisiones. Para mí, mi vida deportiva había terminado. Me había dado demasiados golpes, tenía demasiados chichones”, desarrollaba. Al volver de Oceanía, “con energías renovadas”, sin embargo, todo cambió. Ante la negativa de Del Moral para entrenarla, se apuntó a sus clases de kárate en Alcalá de Henares. “Me reventó, pero aguanté y le convencí”, celebra, todavía ahora, Sandra. Fue el inicio de la leyenda, de una historia de película. Este viernes (20:00), turno para otra, la del alpinista Álex Txikon, que ha hecho cima en 11 de los 14 ochomiles. Dos ejemplos de que “no hay límites”, como reza el eslogan de la séptima edición del FID Ciudad de León.

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