Real Madrid | Mesonero

El renacimiento de Mesonero, la zurda de oro de La Fábrica

Una rotura de cruzado aplazó su explosión, pero Meso vuela de nuevo. Tras más de 400 días de baja y arrancar en el C, ya decide en el Castilla. Golazo al Guadalajara, exhibición ante el City.

Extremeño nacido en 1989. Graduado mientras servía mesas en Mánchester, su aventura terminó cuando AS le abrió la puerta en 2019. Tras formar parte del equipo de AS.com, en marzo de 2022, se incorporó a la sección del Real Madrid. Nunca olvidará su primer 'Buenas míster, Fernando Sánchez para el Diario AS'. ¿El receptor? Zinédine Zidane.
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Un golazo al Guadalajara y una exhibición ante el City. Son las dos últimas pinceladas de Dani Mesonero. De uno de los grandes artistas de La Fábrica. Una zurda de oro que estuvo más de 400 días bajo llave. El tiempo estuvo de baja por la maldición del cruzado. Esa que asoló al Madrid, que arrebató a Meso su temporada pasada (cayó en julio) y que condicionó el inicio de esta (una molestia en el rotuliano le hizo alargar más el proceso). Pero tras demasiado tiempo a la sombra, vuelve a ver la luz. A ser, como ha ocurrido en los dos últimos partidos del Castilla, el foco que la genera. A ser Mesonero. Y eso es mucho.

Que su dorsal favorito sea el 10 no es casualidad, porque refleja su fútbol. Aunque capacitado para rendir como interior o en la base, su mente es tendente a la zona central. A mediapuntear. A olfatear área, ya sea para filtrar o para disparar. Con capacidad asociativa, regate y un buen primer control para desequilibrar y avanzar. Un estilo de juego, por trazar comparativas con otro producto que pasó por Valdebebas, similar al de Martin Odegaard. Su tanto al Guadalajara, su primero con el Castilla, radiografía sus condiciones. Control en tres cuartos escorado en la derecha, diagonal rumbo a la frontal y latigazo al palo corto. Una jugada que fue la punta a un iceberg de rendimiento. Al que le dio continuidad en el Etihad Campus.

Continuidad

Y esa es precisamente la palabra, continuidad. La que necesita, en la que ha trabajado. Por el tema físico, ese que le ha atormentado recientemente y también, aunque no de manera tan severa, con anterioridad. Pero también en lo mental. Quienes mejor le conocen y le ven trabajar a diario destacan que, de la lesión, “ha vuelto más fuerte de coco”. Porque ha interiorizado, consciente de ello, que necesitaba dotar a su fútbol de mayor regularidad. Para ser un futbolista de partidos y no de momentos. “Ahora siempre, siempre está enchufado”, insisten. Y se va notando y el que está recogiendo los frutos es Arbeloa.

Hoja de ruta

Ya el curso pasado estaba llamado a ser una pieza de importancia creciente para Raúl. Ya había sido una de las figuras del Juvenil A, ya había debutado con el Madrid C y era internacional Sub-19 (lo fue con 18 años; ahora tiene 20). Hasta que se le cruzó el cruzado durante un entrenamiento con el primer filial. Un revés que lo aplazó todo. Que hizo rediseñar la hoja de ruta. En verano, aunque en su horizonte aparecía el Castilla, se optó por renovar con contrato del C. De ahí el 30 que lleva a la espalda. Su kilómetro cero.

Para empezar a rodarse, a entrar en dinámica con el segundo filial e ir paladeando, poco a poco, el equipo que aparecía al final de su túnel, el primero. Con el C regresó al verde el 11 de octubre, contra el Getafe B. Fue un cameo de cinco minutos que lo fueron todo. Una liberación. Y dos semanas después, el salto al Castilla. Como titular ante el Southampton, en una Premier League International Cup que está siendo su laboratorio. Desde entonces, alternancia. Pero sus tres últimos partidos, auspiciado también por los ascensos de Thiago y Cestero al primer equipo, tres titularidades con Arbeloa. Y hoy, contra el Celta Fortuna (16:15 h), apunta a repetir.

De Meso a Dani

Esa es la radiografía de Meso, pero bajo la elástica blanca se esconde Dani. Un joven muy foodie, al que le encanta viajar y que utiliza la universidad como vía de escape (estudia psicología). Un chico que comenzó a dar patadas al balón en Moratalaz y que volvió locos a los scouts (el Villarreal apretó mucho para llevárselo en varias ocasiones) en el Rayo Vallecano. Desde allí, en 2019, llegó a Valdebebas. Aunque La Franja le sigue acompañando. Porque, abono en mano, siempre que puede escapa a Vallecas. A ver a su Rayo, con la naturalidad con la que ha ido interiorizando los saltos del fútbol. Un deporte que es su vida, pero que no le hace alejarse de su vida.

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