El Depor vuela en el derbi

El Deportivo tenía un importante examen en Riazor por su situación en la clasificación y la visita de un Racing de Ferrol que lo superaba en cuatro puntos. Un derbi de riesgo que los coruñeses superaron con nota, y muy alta, para firmar un triunfo tan necesario como incontestable. Los de Óscar Cano, comandados por Villares y Svensson, fueron superiores de principio a fin, dejaron liquidado el partido en el primer tiempo y por volumen de ocasiones merecieron un marcador mayor. Mal día en la oficina para los de Cristóbal Parralo, extrañamente imprecisos, superados por el juego blanquiazul, con pérdidas de juzgado de guardia, perdiendo demasiados duelos individuales y con algunas entradas a destiempo. Todo en un día más de fiesta en las gradas de Riazor con más de 18.000 aficionados, unos mil de ellos ferrolanos.

Las cartas elegidas por Óscar Cano y Cristóbal Parralo para la partida del derbi fueron las esperadas, con la recuperación de Antoñito y la entrada de Bourdal por Quique Fornos como pequeña novedad. También el inicio del partido fue el imaginado, con un Depor más dominador y un Racing buscando la velocidad por banda. Dos ideas distintas, pero coincidencia en una presión y organización que se imponía a los ataques. Así hasta el minuto 20, en el que en un suspiro Álex López probó a Mackay y Quiles tuvo un claro cabezazo para abrir el marcador que se marchó fuera. Cinco minutos después fue la cabeza de Svensson la que avisó y acto seguido, el omnipresente Villares le robó la cartera a Bernal en la salida para plantarse solo ante Gazzaniga, superarlo y marcar a puerta vacía. Regreso soñado al once del canterano.

La tromba blanquiazul no se quedó ahí y los de Óscar Cano fueron a por más. Otro robo de Villares, esta vez en la media, inició el segundo tanto local. El balón le llegó a Rubén Díez, que penetró en conducción el entramado verde hasta llegar a la frontal para asistir a Svensson. El sueco se revolvió y se sacó un gran disparo de zurda cruzado que hizo estallar a Riazor. Galope coruñés con importante diferencia sobre otros días, la eficacia. Cuatro ocasiones, dos goles. La cosa pudo ir a más con otro remate de Svensson y una presión de Antoñito ante Gazzaniga que no entró de milagro. El Racing, que estaba noqueado, logró levantarse poco antes del descanso con dos llegadas peligrosas de Héber y Carlos Vicente para avisar que todavía no habían arrojado la toalla.

La situación no pasó inadvertida por la caseta blanquiazul porque el Deportivo salió con la misma intensidad y profundidad tras el descanso. La dinámica también la percibió Cristóbal Parralo, que realizó un triple cambio en el minuto 52 para refrescar el ataque y buscar la reacción. El paso de los minutos repartió un poco más la posesión, pero las jugadas de mayor peligro siguieron siendo locales hasta el minuto 70, en el que Jardí cabeceó alto un buen centro de Carlos Vicente. Aparición verde, pero tardía y acompaña de pérdidas incompresibles y algunas entradas fuera de tiempo fruto de la impotencia en un derbi que solo tuvo un color: el blanquiazul.