El Depor despega en Algeciras

El Deportivo despega. Con sufrimiento, menos balón de lo habitual e incertidumbre, los coruñeses logran ganar fuera con Óscar Cano y enlazar dos victorias consecutivas que lo devuelven a la parte más noble. El partido tuvo de todo. Una mejor salida de los gallegos premiados con el gol del caníbal Svensson. Luego, reacción de un Algeciras, que nunca bajó los brazos, con el tanto de Iván Turrillo. Un equipo valiente que vio como le anulaban un gol a Roni en el 95 por fuera de juego que no existió. En el primer tiempo el colegiado inició el recital al comerse un penalti sobre Mario Soriano de esos de telediario. Y puede que por justicia divina fue el propio Soriano el que decidió el partido en el tramo final y que da puntos y confianza a un Depor que hizo méritos, tampoco desbordantes, para llevarse los tres puntos del Nuevo Mirador. La mala noticia llegó al final con la lesión de Mackay en el hombro que no tiene buena pinta.

La primera incógnita de la tarde pasaba por el once de Óscar Cano, por saber si movía su lateral derecho y delantera. La respuesta fue no, con el regreso de Lapeña tras sanción y la entrada de Olabe por el lesionado Isi como únicos cambios. Los coruñeses salieron agazapados ante un Algeciras dominante y que circulaba fácil. La diferencia con otros días era que los blanquiazules tenían un plan para atacar sobre el agujero negro del flanco derecho de la defensa local y cada balón robado buscaba esa zona de forma inmediata. Avisó Quiles, luego Svensson y a la tercera, cuando solo iban 13 minutos, el hispano sueco ya no perdonó. Carrera de potencia y duro derechazo para marcar su primer gol como blanquiazul.

El tanto no cambió el guion, con los albirrojos dominantes y el Depor buscando enfriar el partido con balón y cabalgar a la contra. El premio se lo llevaron esta vez los de Iván Ania a la media hora en una pérdida infantil de los gallegos. Enorme conducción de Elejalde ante la pasividad coruñesa que mereció el gol, pero que acabó en el palo. El rechace premió la jugada y volvió a Iván Turrillo, que desde el centro del área fusiló el empate. El siguiente suceso ocurrió en el área local cuatro minutos más tarde. Puede que el colegiado, permisivo con todo tipo de faltas y contactos, aplicase ese baremo en un catedralicio penalti sobre Soriano que inexplicablemente Pérez Hernández no pitó. Increíble.

El segundo tiempo comenzó con dos equipos, cada uno con sus armas, nada conformistas y decididos a embolsarse los tres puntos con Roni y Svensson como incansables gladiadores. Un ida y vuelta de poca construcción, mucho robo y bastante de balón parado. La primera clara fue de nuevo a Elejalde, pero esta vez en lugar del poste se encontró con los reflejos de Mackay. Con la gasolina y las ideas entrando en reserva, la mejor arma pasó a ser el error ajeno, el buscar petróleo de un mal pase o una pérdida sin arriesgar en exceso. De ese intercambio el que sacó provecho en el minuto 82 fue el Depor. Fue Mario Soriano, con la involuntaria colaboración de Van Djin el que pondría el 1-2 tras una explosiva llegada al área de Víctor Narro. De ahí hasta el final, lesión de Ian Mackay y el gol legal de Roni en el 95′ que anuló un Pérez Hernández que fue, de largo, lo peor del partido.