El Castilla visualiza el abismo
El filial de Raúl fue mejor pero el Córdoba, con aroma a ascenso, acertó en su única ocasión. Calderón hizo el gol en el 59′. El Castilla, en zona que arde.
Se le va a hacer muy largo el final de temporada al Castilla. Los chavales de Raúl han pasado a coquetear abiertamente con un descenso que de ocurrir sería catastrófico, por esa evidente caída y porque borraría de un plumazo el ascenso que prácticamente tiene cocinado el Real Madrid C a Segunda RFEF. Esta vez, la derrota número 11 de la temporada del filial blanco fue más que injusta. Dominó a un Córdoba que huele a ascenso, tuvo un travesaño, no le pitaron un posible penalti y se vio noqueado finalmente por un gol verdiblanco en el único acercamiento cordobés.
Raúl recuperó el sistema de cinco atrás con un dibujo arriba en el que de nuevo Nico Paz y Álvaro Rodríguez tenían que imponerse a una defensa, la califa, que ha sido clave en su clasificación (segundos) y en acumular 13 jornadas consecutivas sin perder. De hecho, tomaron nota de esa última derrota, porque fue en el Nuevo Arcángel y enfrente, los mismos, el Castilla. Parecía que los chicos castillistas le tenían tomada perfectamente las medidas. En el 20′ hubo un posible penalti a David González y un minuto después, el propio centrocampista blanco estampó un balón en el larguero. Es más, Nico Paz dispuso en el último minuto de la primera parte de un contragolpe en el que la responsabilidad, la tensión o un simple despiste, fuera lo que fuera, le llevó a dejarse comer la tostada cuando enfilaba con muchos metros por delante a Marín. Extraño. Y un palo para el Castilla, que había desconcertado durante 45 minutos a uno de los mejores de la Primera RFEF.
Zalazar, héroe sin marcar
El Córdoba se puso las pilas en el paso por los vestuarios. Iván Ania consiguió reestructurar su escuadra sin tener que hacer siquiera un cambio y el partido se equilibró notablemente. Aún así, no oteaban la portería de Lucas Cañizares. Pero como suele suceder con equipos en una inercia ganadora, sólo necesitaron un intento. Zalazar, el hijo del mito uruguayo del Albacete, encontró la entrada como un relámpago del lateral zurdo Calderón y le puso una pelota que su compañero mandó a la red. Fue al hígado. El Castilla desapareció de la contienda. Mario Martín, desquiciado, cortó un contragolpe de Carracedo en el minuto 75 con una falta brusca que le supuso la segunda amarilla y enfiló el vestuario pateando, de pura desesperación, una valla. Un minuto después, penalti muy evidente de Marvel a Zalazar, que sin meter ningún gol fue más que decisivo. Alberto Toril, con todo lo paradójico de llamarse igual que el exentrenador castillista y actual técnico del Real Madrid Femenino, lo convirtió y puso la puntilla.
Un castigo excesivo, penalizante, porque el Castilla hizo meritaje y generó fútbol para como poco sacar un punto. Un golpe de brazo porque los de abajo aprietan. El triunfo del Atlético B y del Mérida, más el empate del San Fernando, y todo a la espera de lo que haga el Atlético Sanluqueño, comprimen la tabla por abajo. El Castilla tiene una esterilla de puntos, apenas cuatro, con el límite del descenso que marca el San Fernando. Quedan 18 en liza, pero el abismo cada jornada le acecha más cerca.
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