Del terreno de juego a la alfombra roja: Adrián Luque debuta en Movistar Plus
Tras nueve años en la cantera del Atlético de Madrid y su paso por la Selección sub-17, Adrián Luque apuesta por la interpretación y se prepara para debutar en Prime Video.
Adrián Luque sabe lo que significa reinventarse sin miedo. Su vida estuvo ligada al fútbol desde muy pequeño: “Entré en la cantera del Atlético de Madrid en infantil de segundo año y estuve hasta terminar mi etapa juvenil, pasando por todas las categorías. Incluso fui convocado con la Selección sub-16 y sub-17 y jugué la previa del Europeo sub-17”, recuerda.
Su carrera como central zurdo apuntaba alto hasta enero de 2019, cuando una lesión lo cambió todo: “Siendo juvenil de segundo año y jugando en el Juvenil A del Atleti me rompo el cruzado y el menisco. La recuperación fue larga, casi un año sin jugar, y justo después llegó el covid. Fueron casi dos años sin competir de manera continuada”.
El final de su etapa rojiblanca también fue amargo: “No compartí cómo se hicieron algunas cosas, me sentí poco valorado a nivel humano por un par de personas y sin oportunidad de seguir en la que había sido mi casa. Salir del club de mi vida fue el momento más duro; tenía 17 años y sentí que mi sueño de ser futbolista se alejaba”.
En ese periodo difícil, se agarró a las palabras de su madre: “Todo pasa por algo. Un día, tirado en el sofá, me preguntó: ‘Adrián, ¿seguimos pensando que todo pasa por algo?’ y yo le respondí: ‘Sí, porque si no me deprimo’”.
Buscando una vía de escape, decidió probar con la interpretación. Lo que iba a ser un curso de dos semanas se convirtió en un descubrimiento vital: “El fútbol a veces consiste en ponerte capas, y la interpretación es todo lo contrario: en quitártelas, cuanto más transparente eres más valor tienes. Eso fue lo que me enganchó”.
Adrián, que no estaba en su mejor momento, encontró algo nuevo: “Venía de unos años malos y aquí todo el mundo te escuchaba, todo el mundo se interesaba por ti, de manera honesta y se valoraba el hecho de que tú pudieses compartir cómo estabas sin ningún problema, estuvieses bien, mal o regular”.
Durante un tiempo compaginó tres mundos: la universidad, se licenció en ADE en la UC3M, el fútbol en equipos como el Leganés B, el Pozuelo, el Rayo Majadahonda y, finalmente, el Sanse, y su formación actoral, que poco a poco fue dejando de ser un simple hobby. En Leganés, las secuelas de la lesión apenas le dejaron jugar, pero tampoco quiso despedirse del fútbol con mal sabor de boca. Por eso siguió luchando en categorías semiprofesionales mientras se formaba como actor y sacaba adelante la carrera.
Ese esfuerzo triple le acabó abriendo nuevas puertas. Primero, con un cortometraje dirigido por Ana Liébana que le permitió ser visto por sus actuales representantes; después, con el apoyo de su repre Ana Sánchez, que confió en él desde el primer día y lo animó a dar pasos más grandes. La etapa en el Sanse, además, le reconcilió con el fútbol: fue su mejor año en el deporte, rodeado de un gran grupo que le devolvió la ilusión.
Y justo en ese momento, cuando parecía que el balón volvía a pesar más que los focos, llegaron sus primeros castings. Rosa Estévez y Luis Gimeno por un lado, y Deborah Borque y Campu por otro, apostaron por él sin dudar. Tanto, que a punto de disputar el playoff de ascenso a Primera RFEF, recibió la noticia: le querían en La Caza: Irati y en Zoomers.
El verano terminó con la decisión más difícil de su vida: continuar con el fútbol y dejar pasar la oportunidad de dos grandes producciones, o lanzarse a la piscina y probar suerte en el mundo de la interpretación.
Eligió la piscina. Y un año después, la respuesta está en pantalla: desde el 4 de septiembre en Movistar Plus con La Caza: Irati y a partir del 3 de octubre en Prime Video con Zoomers, sus dos primeros proyectos profesionales como actor. Además, prepara su primera obra teatral, Manos a la cabeza, en los Teatros Luchana.
“A día de hoy me sigue ocupando mucho tiempo en la cabeza esa decisión. Son mis dos mundos y no es fácil renunciar a ninguno, pero ahora toda mi energía está en crecer como actor. He descubierto que soy muy feliz interpretando”, confiesa.
Con apenas 23 años, Adrián Luque es un ejemplo de resiliencia y de cómo una carrera frustrada puede abrir la puerta a una nueva pasión. “Gracias al fútbol también soy el actor que soy. La disciplina, el esfuerzo y el sacrificio que aprendí en el deporte ahora los aplico a la interpretación”.
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