Arbeloa toma el mando
El técnico vuelve al banquillo blanco, tras la sanción del Romano. Contra el Barakaldo busca un kilómetro 0, después de la dura derrota en Salamanca. El objetivo, recuperar la identidad.
Arbeloa toma y retoma el mando. Lo segundo, porque vuelve al banquillo. Lo hace tras ver desde la grada el triunfo ante el Cacereño (2-0) y la derrota frente a Unionistas (3-0). Por la trifulca del Romano. Un rifirrafe que todavía impedirá a Manuel Ángel vestirse de corto (el último de sus tres partidos de sanción, por los dos del míster y uno para David Jiménez). Y lo primero, porque Arbeloa quiere reacción tras el patinazo de Salamanca. No fue tanto el qué, sino el cómo. Un partido donde su Castilla no fue su Castilla.
Perdió parte de la identidad. Pecó de precipitación y faltó verticalidad. Se congelaron las ideas a -2º. Y también el colmillo. Y así, ya saben, no hay paraíso. Por eso, tras volver del Reina Sofía, el míster anuló el día libre a la plantilla. Directos a entrenar, para reaccionar. Aviso a navegantes... y a sus talentos. Y quiere que este viernes (14:00h.), ante el Barakaldo, sea un kilómetro cero. Porque el Castilla es quinto, pero el técnico quiere más. No tanto por lo posicional, sino por lo estilístico. Y eso, para Arbeloa, es mucho.
Ambición, identidad
No ha sido una semana de preparación más. Sino una para reaccionar, y para aprender a hacerlo. Porque el Castilla gana más que pierde (siete victorias, seis derrotas), pero nunca empata. Ni remonta. Con el viento a favor aniquila. Pero si empieza soplando en contra, claudica. Como ocurrió en Mérida, como ocurrió en Salamanca. Ni mucho menos hay alarma. Pero las palabras son ambición e identidad. Innegociables.
Porque los pros superan a los contras. De largo. Así se respira internamente. Es el equipo más joven de la categoría, el núcleo duro está ante su primer año en la categoría y convirtieron las curvas del arranque en una autovía a la zona noble. Un proceso de madurez que se valoró por encima, incluso, de esas cinco victorias consecutivas. Pero, el objetivo es dar un paso más. Siempre.
Un rival con dos caras
Enfrente estará un equipo duro. Un equipo aguerrido, que ha recibido 13 tantos (en 13 jornadas). Un equipo a solo dos puntos del Castilla... pero con dos caras. Una afilada en el Lasesarre, una roma en las visitas. Porque a domicilio, no conoce la victoria. Y ese es el reto de Imanol de la Sota: “Queremos ganar ya fuera de casa, es lo que nos falta para seguir creciendo”. Y viajan al Di Stéfano a cambiar dinámicas. A dispararse.
Para evitarlo, Arbeloa lucirá con su traje de gala, excepto Manuel Ángel. Y Rachad Fettal, a quien todavía le quedan unas tres o cuatro semanas para recibir el alta competitiva. Pero eso no es novedad. Sí la ausencia de Diego Aguado, que aceleraba para recuperar la titularidad, pero su quinta amarilla en el Reina Sofía supuso un frenazo. O la baja de Bruno Iglesias, que ya se perdió el duelo en su Salamanca y que ya ha optado por no operar el hombro luxado. Como Rachad, mira prácticamente a 2026. El resto, de memoria.
Incógnitas
Fran González será el guardián y por delante se esperan a David Jiménez, Joan Martínez, Valdepeñas y Manu Serrano. Con Cestero y Thiago en la sala de máquinas y la incógnita entre Fortuny y Mesonero. Y arriba, Palacios como killer y líder. ¿Dónde? De ello depende la inclusión o no de Zúñiga. Si Arbeloa opta por el 9, César partirá de banda. Si no lo hace, él será el nueve, aunque falso. Con Yáñez en la derecha y Leiva atento y pujante. Dudas que se resolverán con el silbatazo. Pero donde no hay dudas es con el plan: recuperar la identidad. Para ello, Arbeloa (re)toma el mando.
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