REAL VALLADOLID PROMESAS

Álvaro Rubio relanza al Promesas

Los 12 puntos de 15 obtenidos bajo la dirección del riojano desahogan al filial del Real Valladolid, cuya confianza en el juego ha aumentado.

Real Valladolid

Difícilmente el debut de Álvaro Rubio como primer entrenador podría haber ido mejor. Después de ejercer durante seis años como asistente en el primer equipo, el riojano se hizo cargo del Real Valladolid Promesas hace un mes, tiempo en el que el filial blanquivioleta ha ido creciendo en confianza y mejorando en resultados hasta obtener 12 de los 15 puntos puestos en liza, dos aspectos que suelen ir de la mano y que le están acompañando en estas primeras semanas.

Estas cuatro victorias han sido por la mínima y tres tienen un patrón común: la capacidad de batallar hasta el final para obtener los tres puntos, como sucedió en el debut, contra el Fabril, contra quien Yago Paredes marcó en el minuto 85, frente al Zamora, que llegaba a Los Anexos en la segunda posición y recibió el último tanto en el 81′, y ante el Langreo el pasado fin de semana, a quien Pozo, con un gol sobre la hora, ya en el añadido, ayudó a doblegar en su reaparición.

Intercalados con estos partidos han estado el triunfo a domicilio ante la Gimnástica de Torrelavega, y la derrota en casa, por la mínima y de manera inmerecida, contra el Racing Villalbés, como Zamora y Langreo, rival de la parte alta de la clasificación, a la que los blanquivioletas empiezan a asomarse merced a esta racha. No en vano, estos 12 puntos de 15 han elevado al Promesas hasta la octava plaza, una situación clasificatoria más favorecedora que se proyecta también en la distancia con los puestos de playoff, ahora a tres puntos, y con el descenso, alejado ya a siete.

Primeros matices

En los dos choques contra los conjuntos gallegos, los dos primeros desde el relevo en el banquillo, el Real Valladolid Promesas evidenció problemas a la hora de defender transiciones, algo que aprovecharon los lucenses para hacer su gol y los fabrilistas para provocar varias ocasiones en un partido demasiado loco. Resolver esta situación e intentar no conceder esos espacios a la espalda de los defensores ha sido una de las primeras cosas que ha intentado conseguir Álvaro Rubio en lo táctico.

Entretanto, mientras intenta ser ordenado sin él, con balón, no ha habido ninguna revolución, aunque sí matices en la verticalidad que pretende, por ejemplo, con una amplitud diferente, a menudo, mayor, con los dos extremos queriendo recibir más cerca de la cal (incluso a pie cambiado, casos de Tunde y Xavi Moreno) y con el delantero más tendente al apoyo que a la ruptura, aunque sin renunciar hacia esta, dado que tiene elementos con capacidad para dañar al espacio.

Favorecido por los resultados, el filial ha dado un paso al frente en confianza y resiliencia, que se proyecta en esos finales, pero no solo, dado que, a lo largo de esta racha, ha mostrado un temple mayor que durante la anterior, más negativa. Esta tranquilidad ha venido propiciada, también, por una normalización en su proximidad con el primer plantel, que parte de una mayor comunicación entre los cuerpos técnicos (antes, inexistente entre los primeros entrenadores) y de que, además de contar eventualmente con más efectivos, estos también entrenan, siempre que es posible, a las órdenes de Álvaro Rubio en los días previos a la competición.

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