PRIMERA RFEF | MÉRIDA 0 - CASTILLA 1
Al son de Manuel Ángel
Partidazo del sevillano, líder sin Nico Paz y autor del gol de la victoria. El Mérida no había pinchado aún en casa, ni tampoco encajado. Estelar Cañizares.
Debe ir en el ADN lo de crecerse en la adversidad. Porque sólo así se explica la resurrección del Castilla este sábado. En un fortín, en la más difícil. Los de Raúl sólo habían ganado un partido de cuatro, venían del mazazo en el miniderbi (estaba ganado en el 87′) y, para colmo, viajaron sin Nico Paz (lesión en la zona de la ingle). La clásica lluvia sobre mojado ya era DANA. De alerta. Porque otro factor entraba en escena: tocaba ir al Romano, donde nadie había pescado aún, ni tampoco marcado. Hay películas de terror que asustan menos que este escenario.
Pero entre tanta Psicosis, apareció Manuel Ángel. Guarden ese nombre: dorsal 20, zurdo, internacional Sub-19. Un diamante en bruto que dio un paso al frente cuando más se demandaban valientes. Porque suyo fue el golazo que vale una resurrección. El partido transitaba entre cañonazos, tensión, choques y palabras mayores. Mucha dureza. Hasta que el sevillano recibió de espaldas, amagó para deshacerse del defensa y con la pierna buena, soltó un zurriagazo que sorprendió a José Andrés. Golazo. Su primero en la categoría. Y a buen seguro no el último.
Otro mundo con Marvel y Gonzalo
Un derechazo al mentón del Mérida, que probó el amargo sabor de encajar en casa por primera vez este curso. Y quedó mareado casi para el resto del combate. Al descanso apenas había probado en una ocasión a Cañizares, más protegido con el regreso de Marvel. Entre el zaguero y Gonzalo, quedó patente que el Castilla los necesita. Porque el delantero, esta vez sin goles, hizo un partido notable. Aguantando los balones largos, bajando a recibir para hacer superioridades en el medio, asustando. Es otra joya de La Fábrica y cada vez hay menos dudas.
El Castilla fue mejor, sin avasallar, pero transmitiendo una tranquilidad poco ortodoxa para lo que se estaba viendo hasta ahora. La madurez que requiere la categoría. Sirva de ejemplo: en el minuto 75, ambos llevaban nueve disparos, de los cuales tres fueron a puerta. Paridad numérica, que hablaba bien del filial, en desventaja por el escenario. Pero precisamente en ese último cuarto de hora todo se puso patas arriba.
Estelar Cañizares
Por los locales entraron Akito y Parras, una banda izquierda totalmente nueva en la búsqueda de exprimir a Tobias, notable, pero algo más endeble que Marvel. El Castilla fue poco a poco reculando, hasta acabar fortificado en área propia. Y supo defenderse de manera espectacular, aunque no sin sustos por el camino. Todos, solventados por un Cañizares que si bien salió muy tocado ante el Atleti B, en Extremadura recargó confianza. Una doble parada a bocajarro sirvió de aperitivo para lo que venía.
Puñetazo por alto para despejar balones cerrados, estiradas para despejar a córner disparos dentro del área y firmeza para blocar cuando podía. Sobresaliente. Necesitaba una tarde así y su equipo, esta victoria. Como el comer. Por todo lo que ello supone. Ganó el filial, cuya tarea pendiente sigue siendo el Di Stéfano. Ahí todavía no ha sonreído. Pero ha salido con vida del ‘coliseo’ Romano. Resucitado. Y con una nueva estrella en la tripulación: Manuel Ángel Morán Ibáñez, madridista desde cadetes.