Las Palmas sobrevive pese a Horkaš

Si realmente quiso llevarse de verdad los tres puntos, no terminó de demostrarlo. El caso es que, esta tarde, el Mirandés dejó con vida a Las Palmas pese a jugar los grancanarios en inferioridad durante casi una hora de partido. Su rival no remató el duelo cuando pudo y cuando quiso, ya era demasiado tarde. Esa mezcla de candidez y falta de ambición le acabó costando cara.

Por su parte, la formación grancanaria parece todavía aplatanada tras el derrape de Castellón y pierde fuerza en su lucha por enclaustrarse en los puestos de ascenso directo. De los últimos seis puntos le volaron cinco y hoy, ante un rival manifiestamente inferior, ni generó peligro ni demostró carácter ni tampoco juego, mucho menos orgullo cuando compitió en igualdad y le venían mal dadas. Una nueva metedura de pata de Horkaš, como la de hace dos semanas contra el Albacete, estuvo a punto de acabar en tragedia. En este caso fue solo para él, pues acabó expulsado y posibilitó el debut liguero de Caro.

Quiso Luis García agitar el avispero de su equipo dándole entrada a Jonathan Viera y, de paso, implementar una disposición táctica que no pareció encontrar el resultado deseado con esa línea de tres centrales bien marcada para darle carrete por las bandas a Marvin y Pejiño, quien apenas pudo lucirse en los 1x1, su gran especialidad. El Mirandés, mientras, comparecía bien plantado especialmente en defensa y no parecía preocupado por una posesión que, en algunos momentos, no llegaba ni al 20% en la tediosa primera parte.

Las Palmas no triangulaba como tanto le gusta, apenas alguna vez, y para eso son especialistas Loidioce, Amatucci, Fuster o Viera, que tuvo una buena ocasión poco después del cuarto de hora de partido. Hasta entonces, apenas un par de arreones de Lukovic permitían al equipo local ronear con peligro la portería de Nikic, siempre atento.

Empezaron a perder la paciencia tanto la hueste local como su bulliciosa afición y el Mirandés, que no tenía nada que perder, empezó a meter alguna dentellada como aquella de Tamarit que acabó alojada dentro de la portería de Horkas pero fue detectado el fuera de juego previo. Por aquel entonces Las Palmas ya jugaba con fuego y acabó siendo pasto de las brasas, sin calcinarse por poco.

Resulta que Amatucci perdió una pelota en el centro del campo que trajo consigo la desgracia al equipo local. En esta ocasión Carlos Fernández pateó la pelota con toda la atención y el despistado Horkas, de nuevo mal colocado, como ante el Albacete, metió su brazo izquierdo fuera del área para subsanar el extraño que hizo el balón en el aire. El diagnóstico era evidente: expulsión clara validada por el VAR, que después corrigió a Ais Reig para dejar sin efecto el penalti pitado por una mano de Barcia, ex del Mirandés, que no lo era. El equipo de Galán dejó con vida a Las Palmas en estos tumultuosos minutos, por lo que el duelo amanecería nuevo tras el descanso.

Poco valiente, teniendo además todos los argumentos para serlo más que nunca, no supo el Mirandés aprovechar ni la superioridad numérica ni el estado ansioso en el que debía entrar Las Palmas, que no parecía arrugarse por más que tuviera que correr el doble, desde luego sacando casta cuando el juego más complicado se le puso. Esta vez, reacción tras el golpe y no antes.

La lógica se acabó imponiendo conforme avanzaba el también anodino segundo tiempo, pues los visitantes fueron embotellando poco a poco a Las Palmas, que conforme se acercaba el minuto 90 se convencía de que era mejor amarrar al menos un punto que perder los tres. Se aprovechó además de la candidez de su rival, que desperdició una oportunidad de oro de alzar la cabeza.

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