João Félix enciende la luz del Barça

El Barcelona sigue en la pelea. A pesar de su mala puntería, el equipo blaugrana ganó por 1-0 a la UD Las Palmas, que acabó con diez jugadores, gracias a la aparición en la segunda parte de João Félix, que activó a un Raphinha tan hiperactivo como fallón en los metros finales. Los barcelonistas suman 23 de los últimos 27 puntos en juego, se ponen a cinco del Madrid y, lo que es más importante, meten presión a Girona, Atlético y Athletic.

Este sábado el tiempo se adelanta con la mítica frase de “a las dos serán las tres”, pero para equipos como el Barça hay cosas mucho más difíciles de hacer avanzar, como es la efectividad de cara a la portería rival, una asignatura que se le está atragantando al equipo blaugrana de manera recurrente esta campaña. El Barça domina, controla los partidos y llega fácil a puerta, como hizo al inicio del choque, pero a la hora de matar se encalla más de lo deseable para un equipo de este nivel.

Bajo una lluvia que rebajó aún más el ambiente ya bastante frío de Montjuïc, el Barcelona trató de acogotar a la Unión con una presión muy alta que hacía a los grancanarios perder muy pronto la posesión. Ahí, tras unos minutos iniciales dubitativos, Cubarsí volvió a ser el líder del equipo en el planteamiento defensivo. Pero por una cosa o por la otra el gol no acababa de llegar.

Cuando llegó a los 19 minutos, Busquets, el colegiado, no el ex jugador del Barcelona, lo anuló por una interpretación del fuera de juego que, sinceramente, ya no analizaré porque hace tiempo que me perdí en estas cosas. Se anuló y punto. Parecía gol, pero ahora se analizan unas circunstancias esotéricas que superan a cualquier cronista.

El partido dio un giro en el minuto 24, cuando Valles salió de su área a por Raphinha, que se iba directo a portería, calculó mal y le dio un revolcón de órdago al brasileño. Tarjeta roja para el portero, Munir al banquillo, Aarón al campo y la Unión a defenderse con diez. En superioridad, el Barcelona se adueñó de la pelota y Lewandowski envió un balón al larguero mediante un cabezazo pocho con el hombro y Fermín, muy activo pero poco preciso, chutó desde la frontal.

Las opciones de los visitantes pasaban por la pelota parada y Coco avisó en el descuento de la primera parte con un disparo imponente desde fuera del área. El equipo blaugrana necesitaba luz en ataque y el de García Pimienta resistir. Para encender la luz, Óscar Hernández (Xavi vio el partido desde la grada al estar sancionado) recurrió a João Félix. Todo una declaración de principios que se podría resumir en tirar una moneda al aire. En día de viento, además.

Y esta vez, el viento sopló a favor. João Félix inició una jugada de ataque desde el lado izquierdo y colocó un caramelo de pase para el desmarque de un Raphinha, que ahora sí, marcó y el árbitro tuvo a bien concederlo. 1-0 y el Barça respiraba. A los 70 minutos, Ferran Torres reapareció tras su lesión para dar descanso a Lamine, al que se le notaron tantos minutos con España ante Brasil.

João tuvo el 2-0 en sus botas en una ocasión pintiparada, pero la envió al larguero cuando lo fácil parecía meterla dentro y lo difícil tirarla al poste. El Barça parecía tener el partido tan controlado que hasta Lewandowski se retiró del campo para dar entrada a Vitor Roque y Oriol Romeu por Sergi Roberto.

García Pimienta sacó a su luz particular, Moleiro, que en el poco tiempo que estuvo en el campo tuvo tiempo de darle un gran susto a Ter Stegen ante la pasividad de Romeu. El equipo grancanario tiró de orgullo y acabó en el área del Barça, que supo resistir. El Barça sigue en la lucha.

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