La cara oscura de la Euro
Los aficionados se entremezclan con la droga y la prostitución masivas del centro de Fráncfort, capital financiera de Europa.
La decadencia del centro de Fráncfort contrasta con el resto de la ciudad. El corazón financiero de Europa se ha encontrado con un problema mayúsculo en su distrito de Bahnhofsviertel, justo el de la estación central.
Desde hace unos años, la droga, la prostitución y el crimen están instalados en sus calles sin solución para las autoridades.
No importa que sea de noche o a plena luz del día. Ni siquiera la Eurocopa ha conseguido lavar dicha imagen.
Aficionados de todas las selecciones caminan estos días estupefactos por lo que ven a su alrededor nada más entrar en la ciudad: gente fumando crack, consumiendo heroína o bajo los impactantes efectos del fentanilo.
Eso deriva en discusiones, peleas, gritos y tumultos. Ni se esconden ni hace falta irse muy lejos para verlos.
A 250 metros de la entrada principal de la estación, en Niddastrasse y Moselstrasse, unos trapichean mientras otros se pinchan, de cara a la pared, a veces descalzos, desharrapados, delirando y maldiciendo.
La policía patrulla, sobre todo los días de partido al haber hinchas desorientados que se cuelan en ese escenario, pero interviene poco.
“A mucha gente le parece problemático ver a personas que son evidentemente drogadictas y tienen un aspecto horrible, pero no se les puede prohibir estar allí porque el espacio público es eso, público”, dijo Annette Rinn, concejala de Orden, Seguridad y Protección de la ciudad sobre el problema.
Los alquileres y los valores inmobiliarios de la zona se han desplomado. La gente se está yendo. Ya sólo quedan censadas 3.600 personas en Bahnhofsviertel.
Los hoteles han tenido que tirar los precios, incluso en la Eurocopa. Llegan por ello muchos aficionados de distintas selecciones, que tienen que atravesar un paisaje tétrico cuando regresan de los partidos bien entrada la noche.
“No me puedo creer que el centro de una ciudad tan importante esté así. La imagen es desastrosa”, dice Hans, un danés que se aloja en el hotel 25hours. Por 60 euros la noche encontró alojamiento. Una ganga que tenía trampa.
Una lacra que Fráncfort no consigue quitarse de encima y que ha mostrado de par en par durante la Euro.