Marina Martí, un talento de recreo: “Nadie me sacaba de la pista”
La delantera del Alhama, que empezó su carrera deportiva con 16 años, atiende a AS después de causar sensación al marcar seis goles en cinco partidos.
Con el izquierdo o con el derecho. Marina Martí (Albacete, 1996) perfora las redes de las porterías de la Liga F con cualquiera de sus pies. Rápida y, por eso, normalmente pegada a la banda, la atacante está siendo la gran sensación del debutante Alhama en la máxima categoría. Sus goles, seis en los últimos cinco partidos disputados, han dado vida al equipo murciano, que ha salido de los puestos de descenso en esta decimosexta jornada. Con un talento forjado en el patio del albaceteño colegio Santo Ángel, en el que su clase, la B, se enfrentaba siempre a la de la pichichi Alba Redondo, la A, la atacante manchega empezó tarde su carrera deportiva, a los 16 años, pero el balón siempre la había acompañado. “De pequeña mi único referente era mi hermano, Víctor, yo no sabía ni que existía el fútbol femenino”, revela a AS.
Precisamente fue su hermano mayor, que está en el Almansa y también luce el dorsal 19, el que la empujó de forma definitiva a practicar el deporte que tantas alegrías le ha dado después: “Siempre iba a verlo jugar, entrenar...; y yo siempre quería hacerlo, pero nunca me atrevía. Ya con 16 le dije que me iba a apuntar a atletismo y me dijo “¿a atletismo? Te voy a comprar unas botas y vas a probar al filial del Albacete”. Así empezó mi carrera”.
La hoy delantera del Alhama no estuvo sola en su primer día en el B del equipo manchego, pues en aquel 2012 Alba Redondo, ahora mismo pichichi liguera con 16 dianas, ya jugaba con las mayores de las blancas. El patio del colegio siempre las dividió en equipos rivales y entonces pasaron a ser compañeras. “En el patio no había quién me sacara de la pista de fútbol. Jugábamos siempre Alba, que iba al A, y yo, que iba al B. Siempre era mi clase contra la suya y las únicas chicas, ella y yo”, rememora una Marina Martí que desborda ilusión con el relato de sus inicios: “Me acompañó en mi primer día en el filial del Albacete y al año siguiente (2013-14) subí al primer equipo y fue cuando conseguimos el ascenso a Primera, sobre todo gracias a ella”.
Ya en 2015 aquellas niñas que se habían hecho un hueco en la pista de fútbol del colegio Santo Ángel y, posteriormente, en el primer equipo manchego separaron sus caminos. Martí fichó por el Sporting Huelva y después recaló en el Sporting Plaza de Argel de Alicante, una ciudad más cercana a ‘su’ Albacete. Tras dos temporadas en la localidad levantina, la vida la llevó a Murcia. Más concretamente a Alhama. En este municipio de alrededor de 20.000 habitantes la albaceteña ha crecido como futbolista y como persona, y tiene claro que quiere llevar su nombre a lo más alto. Sea cual sea la competición: “La Copa es muy bonita y nunca habíamos llegado hasta cuartos de final. Queremos darlo todo y llevar al equipo y a Alhama a lo más alto. Sin olvidarnos, claro, de la Liga”.
En octavos el cuadro azulón dejó fuera al Levante de su excompañera Alba Redondo en un partido con un incidente racista hacia la granota Mayra Ramírez que acabó con sanción a su club y una condena rotunda tanto de la institución como de sus jugadoras, que saltaron al terreno de juego del choque siguiente con una pancarta de “Stop racismo”. Este choque, ante el Athletic, ha sido en el único que Marina Martí no ha visto portería de los últimos cinco que ha disputado.
En los otros cuatro (contra Betis, el propio Levante, Real Sociedad y Alavés) ha sumado un total de seis. Una cifra espectacular que hace que se le note la sonrisa a través de la llamada telefónica con este periódico. “El principio fue duro, pero tengo que agradecer a Randri, mi entrenador, que siguiera confiando en mí. A nivel personal estoy contenta por haberle devuelto ahora esa confianza con goles y ayudando en las victorias”, afirma una futbolista que es la que más minutos acumula: “Hablaba con él la semana pasada, que tuvimos tres partidos en siete días, y le decía que me dolían las piernas, por cansancio, pero que iba a seguir luchando. Tenemos una plantilla corta y hemos tenido muchas lesiones. Toco madera porque yo estoy teniendo bastante suerte con eso”.
Graduada “para la foto” por la UCAM en Publicidad y Relaciones Públicas (le faltan dos asignaturas, el TFG y las prácticas), la atacante albaceteña es supersticiosa: “Tengo tantas manías que no sé si podría contarlas todas”. Entre ellas, enumera, están ponerse siempre primero la calceta derecha, la bota de ese mismo pie, comer y cenar lo mismo que las últimas veces que han ganado, usar el mismo top deportivo, las mismas espinilleras... “Me las regaló mi hermano con una foto de mi abuelo y mía y ya me están haciendo daño, pero no las pienso cambiar”, dice, segura, antes de desvelar la última costumbre del vestuario para atraer la buena suerte: “Últimamente Érica nos echa de su colonia y a la que le echa, mete gol”. Así, Marina Martí seguirá cumpliendo con su rutina supersticiosa hasta que se rompa la racha. De momento, el perfume de su compañera le ha servido para ver potería en seis ocasiones y que su Alhama abandone la zona de descenso con nueve de 12 puntos sumados. “Vamos a dar mucho que hablar lo que queda de temporada...”. Ahí deja su promesa.