La goleada del Barça sí es un clásico

Tradicional, académico, normativo... Clásico. Quizás los enfrentamientos entre los equipos femeninos del Barcelona y el Real Madrid todavía no opten a ese apelativo, pero lo que se está convirtiendo en costumbre es la goleada de las blaugranas a las blancas. Esta vez lo hicieron en la segunda semifinal de una Supercopa de España en la que las capitalinas plantaron más cara en las dos ocasiones anteriores. Mariona Caldentey y Salma Paralluelo, con sendos dobletes, agujeraron la portería de Misa...

Respondió Butarque esta vez, presentando buen aspecto desde que las alineaciones se anunciaron por megafonía. Giráldez apostaba por Cata Coll bajo palos pese a que acababa de recibir el alta médica y colocaba su once de lujo dadas las circunstancias (bajas de Alexia, Mapi, Rolfö, Jana...). Por su parte, Toril recuperó en el lateral izquierdo a Olga, gran duda en la previa debido a problemas musculares, y dejó a Teresa en el banquillo, formando un centro del campo con Toletti, Zornoza y Freja Siri como gran novedad. Dio igual. Porque el tridente formado por Aitana, Walsh y Patri Guijarro en el medio mete miedo hasta al hombre del saco. Y si Mariona está en modo futbolista total, es decir, el 90% de las veces, no hay quien pare a este Barcelona.

A los tres minutos Ona Batlle estaba causando pavor a la defensa del Real Madrid con sus internadas por la banda. El esfuerzo del equipo blanco en plantar cara, cristalizado por un chut de Zornoza y un disparo al exterior de la red de Olga a los cinco minutos, iba a quedar en mero espejismo. Aitana empezaba a moverse con soltura por el césped leganense y hacer las diabluras típicas de una The Best. De eso bien saben en Can Barça. A punto estuvo Graham Hansen de abrir la lata cuando Olga apareció en el área para robarle la oportunidad, que casi acaba aprovechando Salma Paralluelo de rebote. Se notaba el peligro culé a balón jugado y a balón parado.

Y así llegó el primero. La 7 blaugrana puso el córner, Patri peinó el cuero y Mariona lo cazó para enviarlo a la jaula. Once minutos tardaron las de Giráldez en imponer las todavía notables diferencias deportivas en el marcador de Butarque.

El Barcelona iba con la sexta marcha y Aitana era la conductora perfecta del vehículo. La 14 encontró a Batlle ganándole la espalda a Athenea, sesteando al cuarto de hora de partido, y esta le dio el balón a Salma, que controló con una especie de ruleta mientras giraba sobre sí misma y acabó definiendo con el exterior del pie izquierdo. Pura clase. El cuadro catalán iba escribiendo su nombre en la final del sábado frente al Levante mientras degustaba su decimotercera copa de clásico, pues la tímida reacción del Real Madrid se quedó en eso: un intento de chut de Olga tapado por Engen y una parada de Coll a Feller.

Pasada la media hora, el campeón disfrutó de dos ocasiones más e hizo el tercero gracias a un penalti señalado por Huerta de Aza tras ver las imágenes del VAR y cometido por Ivana sobre Mariona. La de Felanitx lo transformó (39′). No estará en los reconocimientos individuales, pero tiene el de sus compañeras, su cuerpo técnico y las Marioners. Algún día llegará el del resto.

Decimotercera victoria y a pensar en el Levante

Antes del descanso hubo tiempo de que Engen bailara frente a Athenea y Batlle estrellara el esférico en larguero, mientras que después Graham Hansen probaba las manos de Misa. No se topó con ellas Salma, que hizo el cuarto tras un pase teledirigido por la noruega al segundo palo. No llegaron a despejarlo ni Ivana ni Kathellen. Olga acabó abandonando el campo con nuevos problemas en el aductor de la pierna derecha y un gol de Patri desde la frontal fue anulado por fuera de juego previo. Mientras el histórico de enfrentamientos entre Barça y Real Madrid crece (este fue el decimotercero), lo que se hace clásico es la goleada blaugrana a las blancas, esta vez para plantarse en la gran final de la Supercopa. El sábado, contra el Levante (20:00).

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