¡Italia enloquece con Girelli!

Todas querían ser ella. Las 28 futbolistas que participaron en el enfrentamiento de cuartos de final entre Noruega e Italia deseaban con todas sus fuerzas llevar a las suyas hasta semifinales. Pero fue ella, Cristiana Girelli, delantera casada con el gol y capitana de una selección transalpina dispuesta a hacer historia, la que llevó a su equipo a la siguiente ronda con un soberano testarazo en el minuto 90 y despedir a una Noruega, a la que le sobran estrellas y le falta propuesta. Antes, Hegerberg había igualado otro tanto de la propia Girelli.

Regresó Grainger a un once inicial más reconocible tras rotar ante Islandia: entraron Bjelde, Engen, Graham Hansen, Hegerberg y Reiten, a la que le tocó actuar de lateral zurda por la irrupción de Gaupset en el extremo. No le fue demasiado bien. La delantera del Brann, de 20 años, se mantuvo en el equipo titular tras su doblete de goles y asistencias y volvió a mostrar descaro y calidad frente a la defensa de Italia. Soncin, por su parte, presentó tres novedades con respecto a España: Di Guglielmo, por la izquierda, Severini y Girelli, gran referencia en ataque. Como lo era su afición en la grada, mucho más ruidosa que la noruega. El primer balón fue para las transalpinas, que querían llevar el peso del partido frente a una selección nórdica cuyo fútbol pasa por transicionar rápido y que sus estrellas lancen destellos.

Lo hizo Graham Hansen con una espectacular arrancada a los diez minutos en la que fue capaz de dejar atrás a toda rival que se le pusiera por delante. Para su desgracia, la combinación con Hegerberg no llegó a buen puerto. Tampoco lo había hecho el disparo de Caruso, en el 8′, tras un robo de Giugliano a Naalsund. La del Manchester United se impuso en la pugna por el puesto a la atlética Boe Risa, pero no le salió del todo bien la apuesta a Grainger: a los 24 minutos vio la amarilla por un claro agarrón. Las Caruso, Bonansea o Cantore se le escapaban constantemente.

Y es que el partido era un correveidile. Poco protagonismo del centro del campo, mucha transición rápida y alguna falta de personalidad. Le sobraba a Gaupset, que tiró una pared por la izquierda con Hegerberg que la delantera del Lyon no controló a la segunda para definir. A Noruega siempre le sobraba un toque. O le faltaba otro. Mientras, en el área contraria, Italia asomaba la cabeza cada vez menos tímida. No alcanzaban los cuartos de final de la Eurocopa desde 2013 y querían firmar un regreso a lo grande.

Así que las de Soncin se lanzaron al área: avisaron Girelli y Severini en una especie de remate a pachas al filo del 20′, repitió esta última tras una bonita triangulación por la izquierda e insistió Caruso con un chut desde la frontal en el 43′. Maanum, Engen, Graham parecían desubicadas, con Hegerberg encontrándose de vez en cuando en zona peligrosa. Por ahí estuvo a punto de rematar un centro de Bjelde a gol, pero Linari lo desvió los centímetros suficientes como para evitarlo. Ya con Frappart a punto de indicar el paso por vestuarios, Gaupset bordó la genialidad, recibió en zona de tres cuartos, vio a Giuliani adelantada y chutó. El fútbol está hecho para la gente descarada.

Al límite del mal

Italia siguió llamando a las puertas del cielo, como decía Paco Caro en la narración de Teledeporte. Y se le abrieron de par en par después del descanso: apertura de Caruso, centro —o chut— de Cantore y toque leve y delicado, como quien teme estar al límite del mal, de Girelli, que le ganó la posición a Mjelde para hacer el 0-1. La que nunca falta a su cita. Y tiene muchas...

El tanto dejó a Noruega en shock e Italia no terminó de aprovecharlo: gol bien anulado a Cantore, disparo de uy de Bonansea... Las nórdicas se encomendaban a sus diosas. Y apareció Hegerberg para forzar el penalti de Linari por un abrazo en el área —prevalece la infracción grave al fuera de juego—. Lo lanzó fuera. Segunda pena máxima que fallaba la delantera del Lyon esta Eurocopa. Le tocó alzar la cabeza y redirmirse: ganó la espalda a la defensa para transformar un pase en largo de Bjelde en el empate seis minutos después (66′).

Pero en el duelo de delanteras míticas iba a ganar otra: Cristiana Girelli. A sus 35 años, la futbolista remató de cabeza otro envío de Cantore al filo del 90′ para devolver a Italia a las semifinales de una Eurocopa, algo que no ocurría desde 1997. Tenía que ser ella. Cristiana Girelli. No se trata de apuntar su nombre, sino de que sea inolvidable. Ella ya es eterna, como La primavera de Boticcelli.

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