Fran Alonso: “Era jardinero, pero mi sueño era ser entrenador”
El actual técnico del Houston Dash tiene una vida de película. De los jardines de Alcorcón a la mejor liga femenina del mundo, atiende a AS para contar su historia en la que la palabra rendición jamás ha tenido cabida.
Muchos niños sueñan con ser futbolistas. Sobre todo en España, país de gran tradición futbolera. Vivir de ello lo consiguen muy pocos, y apenas un mínimo porcentaje del 0,15% consigue llegar a Primera División. Por ello existe el término popular ‘futbolista frustrado’. Algunos ni siquiera vuelven a tocar un balón cuando se percatan del nulo futuro que tienen en la profesión del balompié; otros cuantos se autoconvencen para, en vez de ser los protagonistas, ser aquellos periodistas que cuentan el fútbol y su ecosistema. Otros, como Francisco Javier Alonso López (Madrid, 1976), persiguen su sueño hasta lo imposible y logran formar parte de él, y de empezar como jardinero en el Ayuntamiento de Alcorcón, profesión totalmente respetable, que no se malinterprete, acaban entrenando al Houston Dash de la NWSL (National Women’s Soccer League), históricamente considerada la mejor liga femenina de fútbol del mundo.
Fran Alonso, como se le conoce en su gremio, ha hablado con AS acerca de su nueva etapa en Houston, donde aún le cuesta habituarse al clima y al tráfico. Debido al calor extremo, llega a las 06:00 a.m. a la ciudad deportiva para comenzar el entrenamiento a las 08:30 a.m. Además, poco a poco se va olvidando de ciertas palabras en español que le salen en inglés sin pensar. Tras su exitoso paso por el Celtic, sus primeros meses en Texas son positivos, y espera seguir siendo ese ‘History maker’, apodo que se ganó a pulso en el equipo escocés.
- Su historia es una montaña rusa, pero toda historia tiene un principio. ¿Dónde tiene su origen? ¿Dónde se crió Fran Alonso?
Yo nací en el Hospital La Paz de Madrid y viví en Leganés hasta los 14 años, cuando me mudé con mi familia a Moratalaz. Estuve viviendo un tiempo en Alemania para aprender el idioma y ya después trabajé como jardinero en el Ayuntamiento de Alcorcón antes de decidir irme a la aventura a Inglaterra a hacer lo que más me apasionaba, sin saber inglés. El resto es historia.
- Es una locura, una vida de película que, si usted la hubiera guionizado, no le habría salido así.
Pues no, la verdad que no (sonríe).
- Dice que ha vivido en Alemania. ¿Cuándo estuvo allí?
Creo que en 2004, con 28 años. Fue porque tuve una pareja alemana que conocí en Madrid. Estuvimos un tiempo juntos en España hasta que acabó sus estudios y volvió a Alemania. Justamente, yo había terminado un trabajo de interino que hice de jardinero en Coslada y lo vi como una buena oportunidad para mudarme y aprender un idioma. Estuve un año.
- ¿Cómo fue su infancia? ¿Qué inquietudes tenía de pequeño?
Fútbol. Esa era mi inquietud: Fútbol. Estaba obsesionado. Mi madre me dice siempre que mi hermana dormía con su muñeca y yo con el balón. Me decía ‘No pongas el balón ahí sucio’. Mi padre jugaba partidos conmigo en casa y también jugaba en el colegio. La primera vez que le pedí a mi padre ver la televisión fue para poner ‘Estudio Estadio’, hace muchísimos años. Siempre he tenido una pasión increíble por el fútbol y era mi obsesión número uno. Siempre me ha encantado el deporte. He hecho atletismo, natación y varios deportes más, pero el fútbol siempre ha sido el que más me ha atraído.
- ¿Fue por su padre?
Sí. Mi padre jugaba al fútbol. En mi familia hay varias generaciones de futbolistas, no profesionales, pero sí muy obsesionados con el fútbol. Así que sí, me viene un poco de ahí. He estado en el Bernabéu y en el Calderón muchísimas veces. En el Metropolitano todavía no he estado. Pero sí he ido al fútbol de pequeño. Y mi infancia ha sido buena. Mis padres me han dado una educación bastante buena. Todo me lo he tenido que ganar desde cero. Cuando me saqué el carné no me compraron ningún coche, sino que me dijeron ‘Trabaja y te lo compras’. Eso hacía que me enfadase bastante con ellos porque a mis amigos sí se lo compraban. Con el tiempo me di cuenta de lo importante que fue eso para mí, para ser valiente y buscar lo que yo quería, salir al extranjero sin el idioma... echando la vista atrás no sé si lo hubiera conseguido sin esa educación.
- De pequeño, ¿siempre quiso dedicarse a algo relacionado con el fútbol?
Mi sueño era ser futbolista profesional. Desde que era pequeño mis padres me preguntaban qué quería ser y siempre decía que futbolista. Lo que ocurre es que mis ambiciones y mi calidad técnica no iban de la mano (se ríe). No lo hacía mal, pero no al nivel de llegar a ser profesional. Por ello, lo siguiente era ser entrenador. De hecho, yo ya entrenaba a niños la vez que jugaba al fútbol sala. Mi familia y yo veraneábamos en Navaluenga (Ávila), donde había un torneo estival y cada verano desde 1995 entrenaba a un equipo de niños, y jugaba yo en un equipo senior. Ahí fue la primera vez que me dijeron que valía para ser entrenador. Me rompí el cruzado dos veces y, pese a que los doctores me decían que no jugase, lo seguía haciendo, así que me dejé la rodilla echa polvo. Esto me hizo tomar la decisión de centrarme solo en entrenar y en formarme. Ahí decidí irme a Inglaterra, pues la Premier League era la mejor liga del mundo, y cumplir mi sueño de siempre que era trabajar para el fútbol profesional.
- ¿Entrenaba usted al fútbol sala?
Entrenaba a un equipo femenino de voluntario. Echando la vista atrás, los entrenamientos eran un desastre (se ríe). Ahí ya veían mi pasión y mi entusiasmo. También la que yo creo que es mi gran virtud, que es que todos jueguen a una y se involucren en el proyecto. Eso ya me lo decían los niños.
- ¿Tuvo algún referente futbolístico?
Sí. Mi primer ídolo fue Emilio Butragueño (sonríe de oreja a oreja nombrándole). Recuerdo el Mundial de México 86′ que marcó cuatro goles y me hizo llorar. Siempre fui un obseso del fútbol. Luego, más tarde, Ronaldo Nazário fue otro referente para mí. Tenía pósteres de él en mi habitación con la Selección de Brasil de cuando jugaba en el Barcelona. Pero los tenía con su camiseta de Brasil. Me marcaron los dos porque eran jugadores especiales. Butragueño se paraba cuando el juego iba a 200 km/h y creaba cosas de la nada y la temporada de Ronaldo en el Barcelona fue espectacular, increíble. Y como entrenador siempre me he sentido identificado con la figura de Johann Cruyff y su juego posicional. De hecho, esta fue la principal razón por la que decidí quedarme en el Southampton, para trabajar con Ronald Koeman y aprender ese juego posicional de Johan Cruyff que me encantaba desde pequeño. Me gustaba también el tipo de juego de Brasil, muy al ataque, creativo, a mis amigos les gustaba más Italia, que era mucho más organizada defensivamente. Pero yo siempre me he sentido muy identificado con el fútbol de ataque, de mucho riesgo, presión muy alta. Ya desde pequeñito me gustaba eso, hasta cuando jugábamos con la videoconsola que yo ponía en la formación todos arriba (se ríe).
- Como la Naranja Mecánica.
Sí, exacto, como la Naranja Mecánica. Un poquito menos organizado el ‘pressing’ (presión alta) que el que hacían ellos, pero parecido (se ríe).
- Por lo que está diciendo, parece que usted se fijaba más en jugadores, en entrenadores y en estilos que en equipos en sí. ¿Era o es aficionado de algún equipo concreto?
Cuando estás en el mundo profesional, te conviertes en alguien menos radical, menos ‘hooligan’. Pero yo era muy radical del Madrid. No me quedaba otra, mi padre es muy del Madrid y en casa no se aceptaba otra cosa. Pero mi mejor amigo es del Atleti y es como un hermano para mí. Entonces, siempre hemos tenido ese pique, pero me pasa algo curioso que no ocurre a meudo, y es que, cuando el Atleti juega en Europa yo quiero que ganen, sobre todo porque vivo fuera y quiero que gane un equipo de Madrid. Si es cierto que hay esa rivalidad y cuando vives en Madrid es muy difícil que quieras que el otro gane, pero no soy anti nada. Como te he dicho, me gustaba Ronaldo, Johann Cruyff... si algo me resulta atractivo, me da igual todo. Pero sí, he sido muy fan del Real Madrid y todavía sigo siéndolo y quiero que ganen, pero cuando trabajas en el fútbol profesional no eres tan radical.
- Ahora es del Houston Dash.
Sí, ahora soy del Houston Dash, y todavía soy bastante del Celtic, soy fan del Celtic.
- Siendo tan aficionado al fútbol y al deporte, ¿cómo acabó de jardinero en Alcorcón?
Siempre me ha gustado trabajar con animales y quería ser como Félix Rodríguez de la Fuente, que era otro referente que tenía yo cuando era niño. Me encantaban sus programas y tenía libros de animales por todos lados y quería trabajar con animales, pero nunca me decidí a estudiar veterinaria o biología. Lo segundo que más me gustaba eran las plantas y era más fácil. Me atraía el medioambiente y decidí ir al Palacio Real para hacer una escuela-taller, donde me formé como jardinero a la vez que hacía prácticas. Estuve dos años y me gustó mucho. Estudiaba las plantas, los nombres científicos, hacía reconocimientos de hojas, me compraba muchos libros... me encantaba. Era mi hobby. Es cierto que cuando me saqué las oposiciones y me hice funcionario en el Ayuntamiento de Alcorcón, sabía que lo tenía fijo y era el momento de seguir mi corazón y lo que me apasionaba. Y ya no he vuelto a hacer nada como jardinero.
- Ahora está con otro tipo de césped.
Sí (sonríe), aunque sigo mirándolo. Lo que hago ahora no lo considero trabajo. Es duro y psicológicamente te pasa factura, pero no lo cambiaría por nada. El influenciar a la comunidad, a la ciudad y a las jugadoras es algo que no tiene precio. Cambiar vidas de una manera positiva desde una posición de privilegio en la que estamos es indescriptible. No es solo que te haga feliz, sino el ‘fulfillment’ (realización). No sé cómo se dice en español. Se me ha olvidado ya casi todo (se ríe).
- Un día, usted decide emprender un viaje a Inglaterra, sin saber inglés (que sí alemán) porque allí se jugaba la que es para usted la mejor liga del mundo, la Premier League. ¿Cuándo y por qué decidió esto y por qué se quedó?
Trabajaba todos los días, pero no me sentía realizado. Entonces, me dije ‘Hay que perseguir mis sueños y ser valiente’ y mi sueño era ser entrenador. La mejor liga del mundo era la Premier League y la más atractiva. Cada año la ganaba uno. Por ello fui allí. Me daba miedo el clima, así que puse en Google ‘Mejor clima en Reino Unido’. Ponía Bourneouth, así que allí que fui. Convencí a mi amigo Richi para que viniera conmigo. Él sí hablaba el inglés un poco. Pudo hacer una entrevista teléfonica y le cogieron como recepcionista en un hotel. Yo no sabía nada de inglés y, encima, sabiendo alemán, era incluso peor, porque cosas que son muy fácil en inglés como ‘Yes’ o ‘No’, yo decía ‘Ja’ y ‘Nein’. No tenía un 0 de inglés, sino un –2. Pero tuve suerte. Richi me ayudó a meterme en una empresa de trabajo temporal como señor de la limpieza en un centro deportivo. Esto me dio la oportunidad de aprender inglés, y en cuanto supe un poco empecé a hacer de voluntario en muchos equipos de categorías inferiores, no a nivel profesional. Estuve de ayudante en todos los equipos que tuve. Al principio, lo único que hacía era poner conos y recoger balones, pero aprendiendo. Después, fui árbitro voluntario. Ahí sí aprendí de verdad. El vocabulario futbolístico de Inglaterra no tiene absolutamente nada que ver al que tenemos en España. Para saberlo no puede hacerlo un traductor, sino gente de fútbol. Me ayudó mucho y ese fue el inicio de donde estoy ahora.
- ¿Qué esperaba encontrarse allí? ¿Cómo es vivir en Inglaterra para un español que, a priori, culturalmente hay tanta diferencia?
Sí, es bastante diferente, pero la verdad que en Bournemouth había bastantes españoles. Cuando fui allí tenía muy claro que quería aprender inglés. Tenía que vivir con gente de habla inglesa, no con españoles y, de hecho, viví con dos personas irlandesas para poder practicar. Me prometí ver la tele en inglés y ver los vídeos de YouTube en inglés. Con mis padres hablaba una vez a la semana, pero el resto del tiempo evitaba todo lo que fuera español. Al principio, por supuesto, me costó muchísimo porque no hablaba nada, aunque es verdad que lo aprendí muy rápido. En dos meses me podía comunicar bastante bien. Pero fue muy duro levantarse a las 04:00 porque a las 05:00 había que empezar a limpiar el gimnasio porque a las 06:00 llegaban los clientes. Acababa a las 11:00. De 12:00 a 15:00 tenía un intensivo de inglés diario, y de 16:00 a 19:00, a limpiar en otro gimnasio. Todo eso, en bicicleta, con el clima de Inglaterra. No fue fácil. A veces llegaba a casa llorando, pero tenía un póster que me hice con Photoshop, con el Swansea, que por alguna razón fue el equipo que elegí, no sé por qué. Y en este póster tenía mi traje de entrenador con mis iniciales en el campo del Swansea. Entonces, cuando llegaba llorando después de haber estado con la bici lloviendo, nevando por cinco libras a la hora, que era el salario mínimo, aunque a veces tenía dudas y pensé que me había equivocado, miraba mi póster, lo visualizaba y me repetía ‘Voy a llegar, voy a llegar’. Así se hizo todo cada vez más fácil. Te acostumbras, vas creciendo, tu inglés va siendo mejor y vas aceptando más ‘challenges’ (retos). Me saqué el carné de ‘Personal Trainer’ (Entrenador Personal), ‘Sport and Science’ (Deporte y Ciencia), los NVQs, que le llaman allí en Inglaterra (Cualificaciones Vocacionales Nacionales), los títulos de entrenador de Nivel 2 y el B License. El crecimiento no fue muy rápido, pero sí continuo. No paré de crecer. Acababa de estudiar una cosa y ya me metía en otra. Sin parar, y ello me ayudó mucho luego en el futuro.
- Llegó a arrepentirse en algún momento, como ha dicho. ¿Se acuerda de algún momento concreto en el que pensó en volver a España?
Tan avanzado de decir ‘Me vuelvo’, no, pero momentos de dudas, muchísimas veces. Hubo una vez que tuve de verdad dudas, no solo dependiendo de mí. Me dije ‘En este país no voy a poder triunfar como yo quiero’. En el centro deportivo donde trabajaba, que se llama ‘Littledown Sports Centre’, pedí trabajo como entrenador de fútbol de niños. Eran, normalmente, chavales jóvenes de 17, 18 años. Era un sueldo bastante mejor, como 10 libras, el doble de lo que cobraba de ‘housekeeper’, pero no tenían pasión ahí. Y yo era todo lo contrario. Era todo entusiasmo.
- Muy español.
Exactamente. Les pedí trabajo allí y me dijeron que no me podían dar trabajo todavía porque con mi acento a los niños les iba a costar entenderme. En ese momento me dije: “Si ahora que tengo Nivel 2 de entrenador, que la mayoría de estos chicos tienen Nivel 1, que ya he trabajado con equipos ‘youth’ (jóvenes) y tengo más experiencia de entrenador... ahí ya dije ‘Aquí nunca me van a dar la oportunidad’”. Pero, en vez de volver a España, monté mi propia academia. Era o montar la academia o rendirme, y yo lo de rendirme no lo llevo bien, así que monté la academia.
- ¿Echa de menos España?
Normalmente, vuelvo dos veces al año. Ahora tiene que cambiar, porque aquí (Estados Unidos) la liga va de marzo a noviembre, pero cuando estaba en Europa en la Premier o en la liga escocesa iba todas las navidades. Tengo que volver pronto. Me pierdo nochevieja, pero las navidades suelo pasarlas en España, y también volvía en junio y julio, cuando paraban las ligas. Y sí, claro que echo de menos España. Mi mejor amigo y mi familia siguen allí. Soy soltero y no tengo hijos, pero mi hermana tiene a mis dos sobrinos que viven en Torrejón de Ardoz (Madrid) y cada vez que los veo están más grandes. Es duro vivir lejos de ellos. Los echo mucho de menos y, como tu bien sabrás, la comida... puedo decir que he vivido en cinco países (España, Alemania, Inglaterra, Escocia y EE.UU) y con el fútbol he viajado por toda Europa, ahora estoy en Estados Unidos y no he comido en ningún sitio como en España. La comida también la echo de menos.
- Le rechazaron para trabajar con niños en el centro deportivo de Bournemouth por el idioma, así que decidió crear esta academia que ha mencionado. ¿De dónde surgió el dinero y la idea?
Lo monté solo con uno de los entrenadores a quien ayudaba, pero hice yo todo. Creé mi propia website (página web), mi propio leaflet (folleto) que distribuía por las casas, aunque lo que de verdad funcionó fue el boca a boca. No necesitaba mucho dinero porque alquilar una pista eran unas 50 libras y estaba trabajando en dos sitios distintos. Al principio, teníamos tres o cuatro niños y perdía dinero, pero es cierto que creció rapidísimo. A los tres meses teníamos más de 100 niños en dos centros deportivos diferentes. Empezamos con un campo y, al final alquilamos cuatro en cada centro. Se convirtió en un buen business (negocio). Todo lo basábamos en el trato individual a cada jugador o jugadora, era mixto, poníamos atención a los detalles, teníamos mucho entusiasmo y todos los ejercicios no queríamos que solo aprendieran, sino que, además, les gustara. Para mí, cuando disfrutas se aprende más. Hay que hacer cosas que no te gustan, pero los mejores profesores que has tenido en tu vida son de tu asignatura favorita porque te gustaba el profesor. Congeniabas con él. Y lo que digo, teníamos más de 100 niños y me atreví a mandar una solicitud de trabajo al Southampton para su fundación. Como ya me había hecho un nombre en la comunidad, la gente nos conocía por el crecimiento que estábamos teniendo y Bournemouth y Southampton están pegados, me dieron ese trabajo. Esa fue la clave para dar el salto a la Premier League.
- El punto de inflexión de su carrera es la llamada de Nigel Adkins.
Fue increíble, la verdad. Estaba entrenando en unas After School Classes que se llaman allí (extraescolares). No se necesita que los niños sean necesariamente buenos. Es una mezcla de entrenamiento de fútbol y cuidarlos hasta que sus padres los recojan. Pero para mí era igual. Yo los entrenaba como si fueran profesionales, con la complejidad que ellos podían asumir para que no se frustaran o aburrieran. Disfrutaba muchísimo con ellos y era un trabajo que me encantaba. Tampoco lo consideraba trabajo. Esta llamada fue un martes, nunca se me olvidará porque ese sábado estaba en St Mary’s. Me llamó porque necesitaban a una persona que hablara los dos idiomas para traducir al, por aquel entonces, el jugador más caro de la historia del Southampton, Gastón Ramírez, uruguayo que venía del Bolonia, y no hablaba nada de inglés. Cero. Necesitaban, como digo, a alguien que supiera inglés y español, pero también el vocabulario futbolístico. Pensaron en un traductor, pero no sabe traducir vocabulario específico futbolístico. No me lo creía. Del martes al sábado no podía dormir. Y nada, de estar el martes entrenando a niños a estar el sábado en el St Mary’s contra el Swansea, precisamente, que era el club que escogí para el póster que te comenté. Y ahí estaba, en el vestuario traduciendo para Nigel Adkins y Gastón. Si te digo la verdad, la traducción fue horrible. Mala no, lo siguiente. Malísima. Pero nadie lo sabía. Nadie entendía los dos idiomas así que, me libré (dice riéndose y haciendo el gesto de limpiarse las manos). Qué mal lo hice. Había muchos conceptos que no entendía. Nigel decía ‘Seven, Eleven’, que eran las posiciones del siete y del once, los carrileros, en el campo. Eso era balón a la espalda de los laterales. Yo, ahí, no tenía ni idea de lo que quería decir. Me inventaba lo que podía para sobrevivir. Pero, la verdad, me fu muy bien. A Gastón le ayudé un montón a integrarse, lo hizo bastante bien. Conseguimos hacer una temporada espectacular. A Adkins le echaron después de los tres meses, que es lo que yo firmé. Además, Nigel quería que Gastón se desenvolviera él solo y el trato conmigo eran tres meses nada más. Yo dejé todo: mi academia, mi trabajo de señor de la limpieza, el de entrenador personal... todo, para poder centrarme en esos tres meses. Para mí eso era como estar en la mejor universidad del mundo y una oportunidad de aprender de esa gente. Así que, a los tres meses, hablé con Nigel y le dije que estaba contento y que me quería quedar, aunque sea gratis. Me dijo que no, que estaban contentos conmigo, pero querían que Gastón se soltara solo. Cuando quedaban dos semanas para el fin del trato ocurrió algo increíble. Jugábamos en Stamford Brigde y empatamos a dos contra el Chelsea de Mourinho. Fue un gran resultado, estábamos fuera de los puestos de descenso y eso que era el primer año del Southampton en la Premier... y echan a Nigel Adkins, que fue el que ascendió dos veces consecutivas al equipo. Los fans no lo entendían. Hubo un revuelo en la ciudad increíble. Pero fue porque el presidente que teníamos, Nicola Cortese, apostó por Mauricio Pochettino. Entonces, pensé ‘Con Pochettino no voy a hacer ni las dos semanas que me quedan, porque él no necesita ni traductor’. Pero le conocí, hablé con él, con su cuerpo técnico y tuvimos química al instante. Y me dijo ‘Desde ahora eres parte de mi cuerpo técnico’. Fue increíble (resopla). Lloré, así que imagínate.
- Y ¿cuál era su función con Pochettino de entrenador?
Tenía varios trabajos. El principal era traducir en los mítines de Mauricio con los jugadores de español a inglés. Ya era una traducción para todos los jugadores. También estaba de apoyo en las charlas individuales. Pochettino no hablaba mucho, pero la traducción era importante. Su asistente, Jesús Pérez, hablaba mejor inglés, pero no como yo, que ya llevaba cinco años en Inglaterra (2007-2012). Además, montaba dos entrenamientos yo solo. No entrenaba táctica ni corregía, solo metía balones, llevaba los rondos... cosas muy sencillas. Y luego, la parte que a mí más me ayudó que no disfrutaba mucho haciéndolo, pero ellos necesitaban que lo hiciera yo, que era la organización de todos los ejercicios de todas las sesiones. En español y en inglés. Las áreas, el tipo de tarea, los objetivos técnico-tácticos, los psicológicos y tener una librería de ejercicios. Para mí fueron increíbles todos esos conocimientos. Después introduje los datos GPS. Todo esto te da un montón de experiencia en saber qué tipo de tareas, las consecuencias físicas y todo me ayudó para ser mejor entrenador en el futuro. Es verdad que yo era como una esponja. Aprendía mucho, pero, lo malo es que no lo ponía en práctica. Por ello decidí hacerme voluntario del Southampton Women. Y, bueno (resopla), es historia. Cogí a un equipo que iba último con un punto y ganamos tres ligas seguidas. Espectacular.
- ¿Y no quiso comenzar su andadura como entrenador con chavales como ya había hecho?
Los chavales, normalmente, empiezan en 5 vs 5, 6 vs 6, 7 vs 7... y yo quería Fútbol 11, que era lo que estaba aprendiendo, y también que fueran adultos, porque con ellos importa el enseñarles, sí, pero también ganar. Por eso elegí el femenino. Teníamos una gran falta de recursos. Éramos totalmente un equipo amateur. Las jugadoras pagaban una cuota de inscripción y sus campos de entrenamiento. Lo que hice fue convencer a Paulo Gazzaniga, el portero del Girona, y a Gastón Ramírez, que eran ambos mis mejores amigos en el club, para que pusieran dinero para pagar instalaciones para el equipo femenino. Con ello, en vez de entrenar un día, entrenábamos tres. Así que, imagínate. Para nuestros rivales era casi imposible jugar contra nosotros a partir del segundo año. El primero nos salvamos del descenso cuando en 13 partidos llevábamos solo un punto, y al año siguiente ganamos la liga.
- Tras Mauricio Pochettino, llega Koeman, que se lo lleva consigo al Everton. ¿Cómo es Koeman personalmente? ¿Y como entrenador le ayudó mucho?
Me ayudó muchísimo. Ronald llegó cuando Mauricio se fue al Tottenham. Pochettino, en su último año, ya había batido el récord histórico de puntos y posición en la tabla del Southampton. Acabamos octavos. Los dos primeros años de Koeman se rompió el récord de puntos y de posición, que fuimos en su primer año séptimos y en el segundo, sextos, metiéndonos en Europa League, cuando el objetivo era la permanencia. Además, vendimos nuestros mejores jugadores cada temporada: Luke Shaw, Morgan Schneiderlin, Virgil van Dijk, Sadio Mané... te podría decir mil ejemplos. Los vendíamos y, a la vez, seguíamos produciendo, como Adam Lallana. Y aprendí muchísimo de Koeman, de cómo subía gente de la cantera, cómo formaba a los chicos jóvenes. Eso también lo hacía Mauricio, que en eso era buenísimo porque aceptaba que iban a cometer fallos. Ronald no es frío, para nada. Es una persona encantadora, muy cercana. Lo que sí es cierto es que es muy directo y honesto. Si piensa algo, te lo dice sin rodeos. Y los jugadores, la mayoría, lo aprecian.
- Son dos entrenadores que le han marcado mucho también como profesional, ¿no?
Pochettino me ayudó mucho en los detalles, sobre todo en la fase defensiva, ya que él había sido central. Aprendí los perfilados, el juego de pies, el tipo de carrera, el balón parado... todo muy bien. Y Mauricio también era muy bueno en el trato personal y en sacar lo mejor de cada jugador. Era muy inteligente. Si un jugador no iba a jugar se lo decía claro. Le decía ‘tienes contrato y puedes seguir aquí o, si no, te ayudamos a buscar una salida, pero no vas a jugar’. Todos querían jugar, pero apreciaban su honestidad. Ronald les daba las razones de su decisión. Les decía ‘no vas a jugar porque prefiero a alguien que tenga mejor salida de balón, mejor 1 vs 1 en defensa...’, lo que fuera. No tengo ni una sola palabra mala sobre Ronald Koeman. Y los resultados están ahí. Un equipo que tenía que luchar por el descenso y que equipos como el Manchester United, el Chelsea o el Liverpool nos quitaban a nuestros mejores jugadores, acabábamos en Europa y seguíamos fichando a jugadores como Virgil van Dijk, Sadio Mané, Graziano Pellè o Dusan Tadic, que eran desconocidos en Inglaterra y ahora todo el mundo los conoce. Entonces, era un trabajo espectacular. Éramos uno de los equipos más atractivos de ver. Ganamos a todos los equipos de la Premier League: Liverpool, Chelsea, Manchester City... algo que no es fácil para un equipo como el Southampton. Estoy muy contento y orgulloso de mi experiencia con estos dos entrenadores. Aún utilizo conceptos de ambos en mi modelo de juego. También armas como el trato con el jugador o priorizar a la persona sobre el jugador. Aprendí mucho. Y siempre hay que tratar de que tu nivel de hoy sea peor que el de mañana. Hay que seguir formándose sin parar.
- ¿Recuerda algún momento con Koeman que le marcase especialmente?
Pf (responde pensativo). Lo que recuerdo es una anécdota que me marcó, en cuanto a los detalles. En ligas tan equilibradas no es como en España, que en los últimos diez años han ganado la liga Madrid, Atleti y Barça. En Inglaterra han ganado el Leicester, el Chelsea, el Manchester United, el City y el Liverpool. Cinco equipos, en España tres, y el Atleti solo dos veces. Por ello, en ligas tan equilibradas la diferencia la marcan los pequeños detalles. Son muy importantes. Entonces, nuestro mejor jugador por aquel entonces, ahora mismo, uno de los mejores del mundo, y que estaba en el once titular para jugar contra el Liverpool en casa, llegó cinco minutos tarde a la charla del equipo. Contra el Liverpool (insiste). Cuando llegó, tarde, Ronald dijo ‘cambia a este por este’. No me lo podía creer (se lleva las manos a la cabeza rememorando el momento). Nadie más llegó tarde en todo el año. Ni dio gritos ni nada, simplemente le cambió por otro y ya. Toda la plantilla entendió la importancia de esos pequeños detalles. Eso me marcó. Y, aquí, en la NWSL, lo estoy trabajando. Es, a años luz, la liga femenina más competitiva del mundo. De hecho, el equipo que acabó último hace dos años, el Gotham, la ganó el año pasado (no hay descensos). Así de competitiva está. De último a primero. El año pasado, a falta de dos jornadas todos los equipos se podían meter en Playoff. Por eso, para mí, los pequeños detalles marcan la diferencia entre equipos exitosos y equipos que fracasan. Todas estas pequeñas lecciones que he experimentado con estos entrenadores ‘Top’ me sirven mucho para aprender. Son cosas que nunca se te olvidan.
- Tras su etapa en la Premier, puso rumbo a Escocia. ¿Cómo contactó el Celtic con usted?
Hubo un proceso antes. Iba a seguir en el Everton. El club me quería y, de hecho, el día 1 de la pretemporada fui a trabajar e hicimos la sesión. Después de esto, el nuevo mánager, Marco Silva, me dijo que no contaba conmigo. Me dejó sin opciones. Si me lo dicen antes, a lo mejor otros equipos podrían estar interesados, pero me lo dijo cuando todas las plantillas y los cuerpos técnicos estaban cerrados. Y me quedé sin trabajo. Entonces, la Universidad de Liverpool, el equipo masculino, que ya me había contactado cuando estaba en el Everton, insistió y le dije que sí. Les entrené durante unos meses. Hasta que el Lewes, de la Segunda División inglesa femenina, me contactó para ficharme y decidí irme. Del Everton a la Universidad de Liverpool y de Liverpool al Lewes.
- Y, entonces, el Celtic le llamó.
En Lewes, tras un año, algo menos, no estuve la temporada completa, sino el final de una y la mitad de la otra. Como la liga escocesa era de invierno, fue cuando decidí irme al Celtic. Hasta ese momento era part-time (a tiempo parcial), pero querían convertirme en full-time (a tiempo completo) y que fuera yo el primer entrenador para ayudarles a cambiar la estructura.
- ¿Cómo fue esa llamada y por qué cree que estaban interesados en usted? Quizás por su pasado en la élite masculina.
Mi anterior agente trabajaba con el Celtic. Creo que representaba o había representado a uno de los entrenadores del Celtic, el anterior a mí, no sé exactamente, pero sé que había tenido contactos y fue por mediación de mi agente que me dijo, ‘Mira, he estado hablando con el club y están interesados en tu perfil’. Y les dije que sí. Mi agente me presentó el proyecto y ellos contactaron al club, al Lewes, y cuando ya les dieron la luz verde empezamos las conversaciones, fui a Glasgow. Tuve que hacer una sesión para que ellos me vieran a entrenar con el masculino sub-18, y fue perfecto, a mí me encantó todo: instalaciones, el estadio, la gente... y a ellos también, así que desde el principio tanto el club y yo supimos que era el movimiento adecuado y los resultados están ahí. Conseguimos hacer historia, fue espectacular los cuatro años que estuve allí y hasta ahora todavía es algo que me produce placer y el recordarlo es algo muy bonito.
- Por lo que se puede ver en su Instagram es usted un seguidor más del Celtic, y ahí ha ganado dos Scottish Cups, una Scottish Premier League Cup y dos subcampeonatos. ¿Cómo recuerda su etapa en Celtic Park?
Yo llegué en diciembre del 2019. Nada más llegar nos fuimos de pretemporada a Gran Canaria, al volver empezamos la liga, empezamos fortísimos, ganando 2-1 a Glasgow City, que era el equipo campeón, y que habían ganado las últimas 13 ligas seguidas. Un partido espectacular. Después de ese partido justo llegó el COVID y pararon la liga. Ahí tuvimos muchísima mala suerte. Cuando volvimos otra vez, nos hicieron repetir ese partido. Eso fue uno de los peores momentos porque lo consideré muy injusto. No contó ese partido por el COVID y tuvimos que volver a jugar contra ellos y esa vez perdimos. Pero claro, tuvimos una desventaja gigante. Ellos estaban en la Champions League. Y a ellos es el único equipo en Escocia que se les permitía entrenar, y a nosotros se nos permitió dos semanas antes de ese partido. Y claro, primer tiempo 0-0, pero en el segundo perdimos el partido 2-0, y eso luego fue clave, porque ese año en el último partido teníamos posibilidades y la ganó el Glasgow City, y con ese partido a lo mejor hubiéramos ganado, pero fue la primera vez en la historia que nos metimos en la Champions League, nunca nos habíamos metido. Ese año no hubo copas. Ya el año siguiente, además de participar en la Champions League que fue una experiencia preciosa, ganamos las dos copas. Fue el primer año con copas y ganamos las dos, la copa de Escocia por primera vez en la historia del club y la copa de la liga por segunda vez en la historia del club. El Celtic femenino, hasta mi llegada, tenía un trofeo en toda su historia. Al año siguiente, volvimos a ganar la Copa de Escocia, que fue la primera en Hampden Park. Para mí, en mi opinión, fuimos el mejor equipo de la liga, o por lo menos el que mejor fútbol jugó. Estuvimos a un minuto de ser campeones y un gol en otro campo, que era muy difícil que pasara, del Glasgow ante nuestro mayor rival, el Rangers, que jugaba en casa. Concedió un gol en el minuto 92 y nos quitó el título de liga, pero nos volvimos a clasificar para la Champions League. Y este año, aunque dejé el equipo en diciembre, hemos ganado nuestra primera liga. Digo hemos, aunque ya no estoy...
- Pero también es suya.
Sí, claro, de hecho, no hay ningún fichaje del equipo que sea nuevo, todas son las jugadoras que yo conozco, todas las jugadoras. Me siento muy orgulloso de que las jugadoras que nosotros trajimos han ganado la liga. Ha sido espectacular. He tenido mensajes de todos los miembros del club, de directivos, de jugadoras... cuando me fui al Celtic yo no era un fan del Celtic, aunque en el Southampton coincidí con Victor Wuanyama, Fraser Foster, Arthur Boruck, Virgil van Dijk... leyendas del Celtic, y todos me hablaban maravillas, pero yo no me hice fan hasta que no vine y vi lo que era Glasgow, lo que eran los fans. Para mí, los mejores fans del mundo y desde ahí me convertí en un fan del Celtic. De hecho, la semana pasada, celebrando que tuvimos la primera victoria en casa, que desde hacía ya un año que el equipo no ganaba en nuestro estadio. Y ganamos 3-0 a North Carolina y, al día siguiente, fui a ver la final de la Copa Escocesa masculina con Andy, el preparador físico que me traje del Celtic y los dos con la camiseta del verdiblanca apoyando al equipo con la peña del Celtic en Houston. Así que siempre seré un fan del Celtic. Es una de las etapas más bonitas en mi carrera de fútbol sin ninguna duda.
- ¿Y podría resumir esa etapa en una frase?
Nos llaman allí ‘History makers’, y es verdad que durante cuatro años hemos hecho historia. Y no solo eso, nosotros hemos cambiado el fútbol escocés femenino para siempre. El año pasado, en mi último partido en Celtic Park fue con 15.800 personas. Eso nunca había pasado y no ha vuelto a pasar. Es verdad que cambiamos el fútbol escocés femenino para siempre y eso fue crédito a un grupo que, a pesar de tener herramientas, al principio eran part-time muchas de nuestras jugadoras. Kelly, nuestra capitana, sigue siendo una contable. No puede entrenar todos los días que entrenan las demás. Es un equipo que ha conseguido sobrepasar todas esas barreras que los otros rivales nuestros no las tienen y conseguir hacer historia todos los años, contra pronóstico. Por eso te digo que es una de las etapas más bonitas. Es un equipo con coraje, corazón y, sobre todo, con la mejor afición del país. Consiguió sobreponerse a todos los problemas, todas las barreras y conseguir hacer historia. Esa es la frase que me quedaría. Y es algo que allí cada partido, acabamos el último año y teníamos fans que iban a casa e iban fuera. Cuando juegas fuera parece que juegas en casa porque solo cantan, todas las jugadoras tenían su canción... es espectacular. Es espectacular. Yo no he visto eso en el fútbol femenino en ningún sitio. Aquí, sí que es cierto que los estadios están llenos y es impresionante. La liga aquí, para mí, en mi opinión, la Liga Americana es la mejor del mundo, la más competitiva. Pero sí que es cierto que esa pasión que hay en Glasgow, no la he visto en ningún otro sitio en el mundo, con el fútbol femenino.
- Escuchándole hablar me pregunto el por qué se marchó. Entiendo que es por su ambición deportiva e incluso económica, lo que supone que decidiera ir a Estados Unidos. Pero el amor que transmite por el Celtic da a entender que no fue una elección fácil. ¿Por qué lo hizo y cómo fue ese proceso? ¿Fue también a través de su representante? ¿Le lleguó la oferta directamente a usted?
Me enteré porque Houston Dash contactó con la directiva del Celtic para decirle que estaba interesado en mí. Tuve muchas conversaciones con la directiva de Celtic porque es un sitio que he amado, donde he sido súper feliz. Al final se decidió que podría ser un paso muy importante para los dos. Hubo una compensación económica fuertísima, la más fuerte que ha habido en el fútbol escocés. Eso también iba a ayudar al proyecto a potencialmente ganar la Liga. No fue una decisión fácil, por supuesto. Cuando estás a gusto, lo estás haciendo bien y has traído a jugadoras que se dejan todo por ti y por el club cada partido, es muy difícil deshacerse de ello. Lo que sí es cierto es que desde que empecé como voluntario en el fútbol femenino, mi sueño siempre fue la Liga Americana, que siempre ha sido la mejor del mundo. La inglesa también, pero, para mí la americana porque es la más competitiva. Nunca sabes quién la va a ganar. Muchas de las mejores jugadoras del mundo están viniendo aquí. También entrenadores. Somos ya tres españoles: Juan Carlos Amorós, ahora viene Jonathan Giráldez del Barça, que viene a Washington Spirit, donde está ahora Adrián González como interino, y yo. Es una liga que está creciendo muchísimo, con jugadoras de primer nivel mundial que quieren venir. Los 14 entrenadores que estamos aquí somos unos privilegiados. Me daba miedo, porque estaba a gusto en un club que amo. Yo sigo siendo de Celtic, pero sí que es cierto que nunca sabes cuándo va a ser la última oportunidad. A lo mejor nunca la vuelvo a tener. Así que, me dije ‘Mira, para saber si tengo lo que tengo que tener, si puedo estar en una liga tan fuerte como esta, voy’. Y fue una decisión conjunta, no fue unilateral. Por supuesto que el Celtic quería retenerme, pero nos entendimos y la salida no pudo ser más amistosa. De hecho, sigo en contacto con ellos constantemente. Me costó un poco al principio adaptarme aquí, sobre todo después de mi experiencia en Glasgow, el cómo la gente vive el fútbol aquí. En EE.UU. somos el cuarto o quinto deporte, es totalmente distinto. Y me costó mucho al principio, pero estamos creciendo como grupo, estamos consiguiendo mejores resultados, estamos jugando mejor, creamos muchas más ocasiones que al principio nos costaba muchísimo, y las jugadoras están empezando a adaptarse a un estilo de juego que es totalmente opuesto al que teníamos el año pasado.
- Su proyecto en Houston. Usted se va de un equipo ganador, que encima ama, a un equipo ‘nuevo’, que tiene 10 años y que todavía no sabe lo que es ganar. Solo una vez se ha metido en playoff. Este año están cerca, a tres puntos del octavo clasificado.
Si me haces la entrevista tres semanas atrás, estábamos en una posición bastante mala pero en los últimos cpartidos hemos ganado dos, además el penúltimo con muy buenas sensaciones. 3-0 en casa, una victoria que Houston no conseguía desde julio, y eso es algo en lo que hemos trabajado duro para cambiarlo y nos da muchísima confianza para el futuro. Como tú dices, estoy acostumbrado a que mi equipo gane todas las semanas, a que mi equipo juegue, domine. Incluso los partidos que no ganamos normalmente son partidos que a lo mejor no hemos estado acertados de cara al gol, pero se han ganado en innumerables ocasiones, se ha llevado el control del partido. Eso ha ocurrido en los últimos cuatro años, con algunas excepciones, por supuesto. Entonces, venir a un club que no está acostumbrado a ganar, que nunca en la historia ha ganado tres partidos seguidos, sabía que es otro tipo diferente de challenge (reto). Las apuestas al principio pronosticaban que seríamos últimos o penúltimos. Yo sabía que iba a ser un proyecto a largo plazo. Firmé tres años.
- Es normal que haya un período de adaptación.
Sí. Sabíamos que al principio nos iba a costar, de hecho, nos costó muchísimo. Jugando con tres atrás como estoy acostumbrado nos creaban muchísimas ocasiones, así que hemos tenido que modificar un poco la táctica. Nos está ayudando el conocer la liga, conocer cómo afectan los viajes. Muchas veces tienes que salir dos días antes del partido y yo creí que eso no afectaba, pero sí. Eso te afecta al cuerpo, afecta a la recuperación, a cómo duermes. Ya estoy acostumbrándome un poco más a cómo funciona la liga y creo que eso nos está ayudando, además de escuchar mucho al staff que tengo aquí que tiene más experiencia en esta liga. Estamos intentar adaptar la manera en la que yo trabajo y que ha sido exitosa en mi carrera con la manera en la que hay que trabajar en una liga tan fuerte como esta y con todas las circunstancias. Estamos encontrando ese punto de equilibrio. Es una decisión valiente, arriesgada, como todas las que he tomado en mi vida, pero creo que era el momento de hacerlo.
- Y ha salido bien.
Sí. El Celtic ha ganado la Liga, o sea que mejor no ha podido salir para el club. Con lo que se pagó por mí han podido traer de vuelta a Tash Flynn, que no pudimos retener y que este año ha sido clave para conseguir el título. Hay 14 solo entrenadores en esta liga. Soy un privilegiado y aunque hemos tenido un inicio bastante lento, nunca me rindo y estoy determinado a sacar esto adelante.
- Ahora están mucho mejor.
Las tres últimas semanas han sido bastante positivas. Perdimos el partido contra Portland, pero contra Angel City y el último partido en casa con North Carolina, creo que el equipo jugó muy bien. La presión alta fue intensa, que es algo que nos estaba costando. Estoy contento con las últimas actuaciones del equipo y hay que seguir trabajando. Espero que tengamos la posibilidad de meternos en playoff, que solo sería la segunda vez en nuestra historia, y una vez que estemos en playoff... a mí las competiciones del K.O. me encantan. En el Celtic solo perdimos en todos los años que estuve allí un partido de copa. En todas las copas que jugamos solo un partido, y fue por penaltis con 10 jugadoras, además, cuando íbamos ganando 1-0. Los demás los hemos ganado todos. Los partidos en los que te juegas todo a una me encantan y se nos da bien prepararlos. Pero lo primero es meterse en playoff y luego partido a partido.
- Su trayectoria le precede. Quizás le hayan fichado por eso también, por su gran gestión en los momentos calientes.
Sí (sonríe), ellos tenían estadísticas. Cuando me anunciaron enseñaron mi winning rate (porcentaje de victorias), anunciaron los trofeos y anunciaron también el número de jugadoras que fichamos y que se convirtieron en internacionales absolutas con nosotros. Por ejemplo, el caso de Clarissa Larisey. Era una jugadora que nunca había jugado por Canadá en ninguna de las categorías inferiores y que salía del banquillo en la liga islandesa. La fichamos, la mejoramos, trabajamos con ella, se convirtió en una jugadora referente para nosotros y la fichó el Hacken por un precio récord en aquella época. Ahora va en todas las convocatorias con las campeonas olímpicas, eso es espectacular. Cuando no había jugado nunca y no estaba en el radar. Todo eso lo anunció aquí Houston Dash como las razones de mi fichaje y trabajo cada día para que no se arrepientan de haberme traído aquí.
- Usted, cruyffista confeso, ¿cómo lleva el tener que renunciar a ese fútbol total que busca para adaptarse al Houston Dash y conseguir más victorias?
Lo he dicho siempre. Para mí, las tácticas y la formación se tienen que adaptar a las jugadoras, y no al revés. Lo más importante son ellas. Hemos cambiado la manera de jugar del año pasado. Jugamos mejor, pero es cierto que no exactamente como en mi mundo ideal. Este no es un equipo que haya acabado entre los tres primeros todos los años. El año que nos metimos en playoff fue en la última plaza y solo un año de 10. Es un equipo que ha estado abajo históricamente y en estos es mucho más fácil defender que atacar. Si quieres tener mucha posesión, atacar bien, crear y generar espacios, utilizar un fútbol posicional... necesitas tener jugadoras que sean capaces de ello. Hemos traído jugadoras que se adaptan muy bien a ese tipo de juego, como Ramona Bachmann, con experiencia en el Chelsea y en el PSG, y nos está ayudando. Jugadoras jóvenes como Tarciane, 20 años solo, pero para mí puede ser una de las mejores centrales del mundo en el futuro si trabajamos bien y la mejoramos. Ya es una pedazo de central. Es, como he dicho, un trabajo a largo plazo. He tenido que adaptarme tácticamente, no solo a mis jugadoras, sino al contrario. Hay jugadoras como Barbra Banda, Chawinga... que nunca en mi vida en el fútbol femenino me he enfrentado a jugadoras que tengan esa velocidad. Es increíble. Como malinterpretes el vuelo del balón o como malinterpretes la distancia, el balón va a la espalda y no llegas. Son rapidísimas. Por eso, con línea de tres, esa jugada te hace muchísimo daño en la transición. Aquí los equipos son muy buenos, muy transicionales. Son muy peligrosos en las transiciones y hay que adaptarse. Por ello, ahora defensivamente estamos más protegidos y ponemos línea de cuatro. Solo tenemos nuestra línea de tres cuando tenemos el balón. Sin el balón, línea de cuatro para poder vascular y no conceder tantos espacios detrás de nuestros wingbacks, de nuestros carrileros. Nos está yendo mejor. Todavía tenemos muchísimo que mejorar, pero llevamos cuatro meses trabajando juntos y tampoco podemos pedir milagros. El equipo está con los mismos puntos que la última plaza del playoff. Estamos ahí.
- Si miramos las estadísticas, han recibido 18 goles, que son bastantes, seguramente por lo que usted comenta sobre la defensa de tres. La mejor jugadora, o de las que más están destacando con ustedes es Jane Campbell, la portera con más paradas de la liga. Eso es que usted quiere evitar, que Campbell sea tan protagonista, ¿no? No sé si ha pensado en algún fichaje.
Sí. Tú puedes poner la formación que quieras, pero luego hay que trabajarlo. North Carolina, en el primerpartido de liga, nos metió cinco. Perdimos 5-1 en nuestro debut. Nos hicieron un roto en las transiciones. Si algo bueno tiene el ser full-time es que tú estudias todos los partidos, todas las ocasiones que te crean, cómo te las crean y cómo erradicarlo. El otro día no nos crearon casi ninguna ocasión clara en todo el partido y ganamos 3-0 a un equipo que nos pasó por encima en el primer partido. No sólo por poner línea de cuatro. Sabíamos dónde no nos importaba que tuvieran el balón, sabíamos dónde no queríamos que el balón fuera y logramos hacer su juego predecible y les costó mucho crearnos ocasiones. He cambiado el microciclo aquí, porque las jugadoras necesitan más trabajo táctico que el que necesitaban en el Celtic. Allí nos enfocábamos mucho también en la parte condicional, el ser muy intenso para hacer un contra pressing (presión alta), aquí hay que ayudar mucho tácticamente. En el Celtic el 11 contra 11 era solo un día, era nuestro día de endurance (resistencia). Aquí lo hacemos dos o tres días porque las jugadoras tienen que aprender más. Cambiamos hace seis semanas y la verdad es que el equipo ha ido creciendo y las jugadoras tienen más claro cómo queremos jugar. También es cierto que Traciane solo lleva un partido jugado y Page, que es nuestra otra central, vino de LA y lleva jugados tres partidos. Antes de eso tenía que poner a laterales o mediocentros de centrales. No teníamos. Jane Campbell, como tú dices, es, sin ninguna duda, una de las mejores porteras del mundo. Es espectacular. No pierde la concentración. Es una profesional y se cuida al 150%, así que muy contento. No trabajaba con gente así de este nivel desde que estuve en el fútbol masculino. Es otra oportunidad para crecer, para entrenar a jugadoras como Ramona Bachmann o Jane Campbell, que son world class (clase mundial). Es un honor y un prestigio, pero también un desafío. No es fácil entrenar a jugadoras que han ganado Oros Olímpicos, Mundiales y Champions Leagues.
- ¿Han contactado con alguna jugadora del fútbol de élite europeo? Hay mucha exportación últimamente de Europa a Estados Unidos.
Sí, hemos estado en conversaciones con jugadoras de equipos ‘Top’ de la liga española, de la francesa, de la liga alemana, la sueca, etc. Tenemos una General Manager que es la que toma ese tipo de decisiones. Aquí no ficho yo, como en el Celtic, entonces intentamos alinear los tres, a veces estamos de acuerdo, a veces no, pero nos intentamos alinear los tres y ellos hacen un poco más el trabajo de vender el club y el largo plazo. y mi trabajo es luego hablar con la jugadora, cómo la puedo ayudar tácticamente, cómo el equipo juega, con un poco más de detalle. Y hemos tenido conversaciones con varias de esas jugadoras top, lo que pasa es que las quieren todos los equipos de aquí. Tendrán que elegir. Ojalá que alguna venga, pero es difícil.
- ¿Puede dar algún nombre?
No, no puedo darte nombres (sonríe), pero son jugadoras internacionales. Puedo darte una pista: un par de ellas han estado en la final de la Champions League. Hasta ahí puedo decir.
- Todas estas llegadas a la NSWL (National Women’s Soccer League) se debe a que, posiblemente, es la más competitiva del mundo. ¿Por qué cree usted eso? ¿Ve tanta diferencia entre Europa y la Liga Americana?
Es la Liga más competitiva, para mí, por dos razones principales. La primera es que todos los equipos tienen el mismo presupuesto. Hay un ‘budget cap’ (límite de presupuesto). Todos los equipos tienen el mismo presupuesto. Es cierto que hay equipos que tienen diferentes estrategias que lo hacen más o menos atractivo para las jugadoras, pero el presupuesto de fichajes es el mismo. La otra razón es el Draft, en el que participan las mejores jugadoras jóvenes, porque aquí no hay academias establecidas, aunque hay algunos equipos que las tienen, pero no es lo normal. Las jugadoras jóvenes están en la liga universitaria, y cuando acaban la universidad entran en este Draft. Los equipos que acaban últimos eligen primero. Por tanto, las mejores van a los equipos que han acabado últimos.
- Como en la NBA.
Sí, exactamente igual. Si un equipo está muy interesado en una de las jugadoras y quiere uno de esos primeros pick (elecciones), se lo compra a los clubes que lo tengan. Eso es el ‘trading’ (intercambio). Eso hace que sea una liga competitiva. De hecho, hace dos años, Gotham Acabó último y el año pasado ganó. Imagínate lo competitiva que es que, un equipo que acabe último, y como no hay relegation (descenso), la gana el año siguiente. Más competitivo es imposible. Por eso para mí es la mejor, la liga más fuerte del mundo. La de Inglaterra es muy fuerte también y tienen increíbles recursos económicos. Pero solo la pueden ganar tres equipos, nadie más. Aquí la pueden ganar casi 14.
- ¿Houston?
Sí, bueno (sonríe). Por poder, podemos. No es imposible, pero casi imposible.
- Su historia se la cuenta a cualquiera y se piensa que es inventada, y ahí está. IPara usted imposible no hay nada.
La verdad es que tengo confianza. El equipo está creciendo. Si nos metemos en playoff, creo que podemos ser competitivos en todos los partidos.
- Estas razones que usted expone hacen que vayan a jugar allí chicas como Ana Tejada, ex de la Real Sociedad y el fichaje más reciente, Esther González, muchísimos entrenadores, etc. Sin embargo, ¿le gustaría entrenar en Europa?
Sí. Yo he venido aquí a intentar cambiar la historia del club, como he intentado hacer en todos los clubes en los que he estado. Tenemos unos objetivos claros. Uno de ellos es playoff. Además, tenemos un estadio espectacular, pero está bastante vacío y queremos verlo lleno. Estamos haciendo trabajo de la comundiad, pero queremos que sea mucho más, que haya más engagement (compromiso) con la comunidad. Una vez que todos esos objetivos se cumplan... Mis padres cada vez son más mayores. No me veo entrenando aquí toda mi vida. En algún momento, sí me gustaría volver a Europa, estar más cerca de la familia, pero bueno, de momento no pienso en eso porque yo ahora mismo estoy muy a gusto aquí y solo pienso en intentar meternos en el playoff, llegar lo más alto posible y, en cuanto acabemos la liga, pensar en qué refuerzos necesitamos para el año que viene hacer lo mismo. Tengo tres años y, como mínimo, es lo que quiero estar aquí y luego ya se verá cómo lo hemos hecho, cómo estamos, si se renueva, si no se renueva... eso no me preocupa ahora mismo, pero sí que en un futuro me gustaría estar más cerca de la familia. No te digo en España, que podría ser, pero puede ser también en Inglaterra o en donde sea que en dos horas esté en casa.
- ¿Le gustaría ser seleccionador de alguna selección? Aunque usted parece disfrutar el día a día que una selección no tiene.
Sí, a mí me encanta lo que hago. Me encanta entrenar, estar en el campo. Con las selecciones nacionales tienes 10 días o 12 días al mes con el equipo. Pero bueno, puedes experimentar. Estar en la Champions League era uno de mis sueños. El primer año con el Celtic, en el primer partido escuchando el himno... era algo que había soñado muchos años. Estar en un Mundial es otro de mis sueños, entonces, no descarto para nada algún día ser seleccionador nacional. Pero hoy en día, como te digo, lo importante es el siguiente partido contra Angel City. Eso es lo que me importa. Después es el siguiente y si doy lo mejor cada día, yo sé que no me tengo que preocupar por mi futuro.
- Un poco la filosofía ‘Partido a partido’ del Cholo.
Sí, pero vamos, ha sido así toda mi carrera. De hecho el objetivo de meterse en el playoff es más del club, es lo que buscaban cuando me trajeron, pero yo con las jugadoras no hablo normalmente de playoff, hablamos de objetivos para el partido para que solo piensen en él, y creo que está funcionando bien ahora. No funcionó tan bien al principio (se ríe), así que esperemos que sigamos en esta línea.
- Y ya, como última hipótesis, ¿se ve siempre en el fútbol femenino o le gustaría probar también el fútbol profesional masculino de primer entrenador? ¿Son muy diferentes?
Es muy diferente a muchos niveles: a nivel de recursos, aunque cada vez el femenino está creciendo mucho más, por supuesto...
- Pero, en la técnica pura, el Barcelona femenino, por ejemplo, juega, en mi opinión, mejor que el masculino. Si que se nota la diferencia abismal en el físico, únicamente.
La diferencia física es obvia. Diferencia técnica no hay. Me acuerdo de una discusión que tuve hace poco con una persona que me decía en el fútbol femenino no son tan buenas técnicamente, y estoy totalmente en desacuerdo. No es verdad. Yo he trabajado al primer nivel en los dos, pero lo que sí que me puso de ejemplo que es cierto es la cantidad de tiros que entran por alto en el femenino. Aunque, ¿qué media tiene un portero en el fútbol masculino de altura? ¿Y una portera? ¿Qué media tienen de altura? Habrá unos 15-20 centímetros de diferencia en la media y defienden el mismo tamaño de portería. Por supuesto van a entrar más goles, es normal, así que, otra vez, volvemos al físico. Lo que sí que es cierto es que hay muchas diferencias en el manejo del grupo...
- ¿Con quiénes es más fácil tratar, con los chicos o con las chicas?
Habrá gente a la que le guste más trabajar con el masculino y habrá gente a la que le guste más trabajar con el femenino. A mí hay partes que me gustan más del masculino y hay partes que me gustan más del femenino. Es una mezcla. Lo que sí es cierto es que el tema de la menstruación, el cambio hormonal... es algo que no sufres en el masculino. En el femenino creo que también necesitas muchísimo más feedback con la jugadora; el masculino reacciona muy bien a los comentarios agresivos, como cuando vas perdiendo y les dices ‘Bah, sois una mierda’ y tal. Ahí reaccionan bien, se pican y reaccionan bien. En el fútbol femenino no puedes hacer eso. La reacción sería totalmente distinta, y te lo digo por experiencia, porque cuando empecé en el 2012 en el masculino, lo que veía de Nigel Atkins y luego de Pochettino lo intentaba aplicar y muchas cosas no funcionaban. La manera en la que hablan, cómo plantean los ejercicios... es distinto. Pero, volviendo a si entrenaría a un equipo masculino, es algo que no descarto. Creo que es más difícil, porque mi experiencia en el fútbol masculino es como asistente, no como primer entrenador, entonces, sobre todo a primer nivel, sería más difícil. A lo mejor empezar más abajo sería más factible, pero también es difícil dejar un equipo a primer nivel mundial, como donde estoy ahora, para irme a una liga masculina más baja. De momento, de lo que tengo que preocuparme es de ganar el siguiente partido, después el siguiente y dar lo mejor de mí todos los días. No descarto un equipo internacional, no descarto al masculino, no descarto volver a Europa, no descarto nada, pero ahora mismo no son cosas que me preocupen. Mi objetivo ahora mismo no es el pensar en ningún otro equipo que no sea Houston Dash y en ningún otro partido que el siguiente. Es como siempre he trabajado. Y hasta ahora me ha dado buenos resultados el poner todo mi focus (concentración) en lo que puedo controlar. Por supuesto, es clave el seguir mejorando como entrenador, pero para eso yo creo que estoy en una de las mejores ligas del mundo. Cada equipo tiene dos o tres jugadoras que son de las mejores del mundo. Todos tienen dos o tres que dices ‘¡Madre mía!’. Eso te presenta diferentes desafíos cada partido y, además, los entrenadores aquí son muy buenos. En cada partido cambio tres veces de táctica y estoy aprendiendo muchísimo. Estoy en la mejor universidad del mundo, como decía cuando estaba en la Premier. Estoy aprendiendo de gente que ha jugado mundiales. Lo que pase en el futuro hablaremos de ello, pero no lo descarto, definitivamente no lo descarto.
- Quisiera terminar con dos preguntas personales. Una más controversial acerca de cómo es la sociedad en la que nos hemos creado, sobre todo nosotros, los españoles, que en España ha sido como ha sido, que es una sociedad hasta cierto punto machista, ¿qué cambios ha notado usted en sí mismo? ¿Cómo ha corregido esas actitudes machistas que nos inculcan de manera involuntaria desde pequeños?
Estoy de acuerdo contigo. Cuando empecé a contribuir en el fútbol femenino mi hermana jugaba al fútbol sala y yo entrenaba a su equipo e íbamos a verla con mi padre y muchas veces tenía que oír comentarios despectivos hacia ella y hacia el fútbol femenino. Era mi hermana y era algo intolerable para mí. Por ello, uno de mis objetivos cuando me propuse llegar al fútbol masculino y a la mejor liga del mundo, si lo conseguía, quería contribuir en el femenino, por eso hice de voluntario en todos los equipos que estuve y no cobraba un duro. En el Southampton era yo el primer entrenador del femenino. De hecho, convencí a Gastón Ramírez y a Paulo Gazzaniga, como te comenté antes, y reflotamos el equipo femenino. Eso para mí fue súper importante. Primero, porque podía poner en práctica lo que aprendía de esos entrenadores ‘Top’, y segundo, porque veía que lo que a mí me estaban dando lecciones de vida, una oportunidad de estar en la mejor liga masculina del mundo. Es dar a la sociedad lo que tú estás recibiendo. Soy un privilegiado, pero mi responsabilidad es dar. Esto no lo hago por mí, yo lo hago por contribuir. Ahí es donde está el fulfillment (realización). Una cosa es happiness, felicidad, y otra cosa es fulfillment. Lo que te da el fulfillment es cambiar vidas. Como la de Clarissa, que, como te dije está jugando con Canadá, con el equipo nacional. A mí eso me hace tan orgulloso como ganar una liga.
- Le hace sentirse más orgulloso, perdura más en el tiempo que cualquier trofeo.
Exactamente. Pero no voy a cambiar la opinión de nadie. Yo ayudo, pero si una persona piensa que el fútbol femenino es esto o que las mujeres deberían o no deberían... eso es su ignorancia, y no la voy a cambiar. El fútbol femenino y el fútbol masculino deberían ser iguales, así que yo creo que, con el tiempo, todos los deportes crecerán, porque lo que ha crecido en los últimos 10 años el fútbol femenino... Pero estamos todavía en un nivel muy por debajo del masculino, generalmente, pero comparado con el de hace 10 años ha crecido muchísimo. Todos estamos luchando para que crezca incluso más y esté al mismo nivel.
- Gracias a gente como usted está creciendo tanto. Por último, ¿qué le diría a ese Fran Alonso con el traje de entrenador del Swansea de ese póster que usted veía tumbado en la cama, ahora que es entrenador en la mejor liga femenina del mundo?
(Sonríe). Yo me escribo mis objetivos diarios antes de irme a la cama. Y me pongo ‘Bien hecho’ o ‘Mal hecho’ y me doy feedback a mí mismo todos los días y lo firmo. Ya me premié, me di una palmadita por haber luchado porque no fue fácil. Porque el llegar a casa en bicicleta, con lluvia, con nieve, después de haber estado limpiando váteres o pasando la aspiradora... es duro. Pero, cuando no te rindes y al final consigues lo que quieres, es muy importante que te recompenses. Así que ya lo hice. Lo que me dije es ‘Bien hecho’, pero, de la manera que soy, es ‘Bien hecho, pero ¿cuál es tu siguiente objetivo?’ (se ríe). Disfrutas un día, pero ya el siguiente hay que seguir luchando. Si eres el mejor doctor del mundo y lo sabes y todo el mundo sabe que eres el mejor doctor del mundo, todos los demás intentarán ser tan buenos como tú y estudian, investigan... porque quieren ser tan buenos como tú. Si tú dejas de hacer lo mismo, aunque seas el mejor del mundo, todos los demás te van a pasar. Hay nuevos virus, nuevas medicinas, nuevas operaciones... y necesitas estar en ese constante modo de crecimiento si quieres mantenerte en la élite. Y donde estamos ahora mismo es la élite. Para mantenerte aquí necesitas crecer, constantemente. Es muy importante. El pasado está muy bien y es muy bueno para los momentos de bajón y darte cuenta de dónde vienes, pero es el pasado. Y lo que funcionó ayer no funciona mañana. Hay que seguir en un constante estado de formación. De eso también soy muy consciente. He empezado desde lo más bajo que se puede empezar. Y ya no es lo que me diría a mí, sino a cualquier persona que tenga un sueño que sea muy muy difícil: primero, que nunca, nunca, nunca se rinda, y segundo, que nunca se rinda (se ríe). Y pueden pasar dos cosas: una es que hagas lo que te propongas, y la otra, que te mueras intentándolo. Creo que esa mentalidad es la que me ha ayudado. Está bien darse una palmadita de vez en cuando, sobre todo cuando vives solo, como yo, pero también está bien el ponerte constantes desafíos y seguir creciendo.
- Muy bien hecho, Fran.
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