Festín romano del Madrid

Convivium o festín romano era un suntuoso evento social de la élite en el que mostraban su riqueza y poder. Y eso fue lo que hizo el Real Madrid, a pesar del ejercicio de resistencia de la Roma en el primer acto, en su estreno en la fase liga de la nueva Champions para devorar a su rival con dobletes de Alba Redondo y Weir y tantos de Lakrar y Eva Navarro. Linda, con tres asistencias, ejerció de maestra de ceremonias.

El regreso de Lakrar, directa al once, la colocación de Eva Navarro en el lateral diestro y la entrada de Alba Redondo en punta fueron las tres grandes novedades del once de Quesada. Mientras, Rossettini dejó a un lado la defensa de tres centrales y recuperó a su equipo de gala, con Giugliano, Rieke y Greggi en el medio para disputarle el balón al equipo blanco. Angeldahl, Däbritz, ya fiel acompañante, y Weir se encargarían de ello en el cuadro local, que empezó presionando arriba tras el saque inicial de la Roma. Una declaración de intenciones. Como con el primer disparo a portería de Feller, entrando por la izquierda, en el primer minuto de juego. La disposición de la francesa fue otra de las sorpresas del Madrid, que dejó a Weir en derecha buscando el juego interior y dejando todo el carril para la subida de Eva Navarro. En la segunda llegada merengue, las de Quesada sacaron un córner que Däbritz puso con su habitual delicadeza, Lakrar remató y Redondo, siempre con la caña, convirtió en gol al recoger su rechace.

A los seis minutos, las merengues abrían el camino hacia sus primeros tres puntos en esta fase liga de la nueva Champions femenina. Y a punto estuvo de llenarlo de rosas Däbritz tras una pared con Linda, pero Baldi se estiró bien para evitar el segundo en el 8′. Más centrado le salió el chut a Weir a los doce minutos, también tras combinar con la futbolista colombiana, muy activa en su posición de enganche por detrás de Redondo.

Greggi y Rieke no terminaban de detectar las activaciones de Linda y Weir, pero Giugliano era capaz de llevar a las suyas hacia delante y jugar el esférico con criterio. Haavi, por su parte, no se lo pensó demasiado al recibir en la izquierda del ataque: centro chut que Frohms despejó para que el balón le cayera a Pilgrim, que lo metió a la olla de volea y Viens, de cabeza, lo se lo comió. Así son las lobas de la Roma. Primera llegada y fin a la racha de imbatibilidad de las merengues cuatro partidos después.

No les temblaron las piernas, sin embargo, a las futbolistas de Pau Quesada, en estos lares europeos por quinto año seguido. Había piedras, pero tenían a Weir que, siete minutos después, recibía un pase vertical de Angeldahl y aprovechaba la poca contundencia de Heatley en el despeje para hacer el 2-1 con un gran derechazo desde la frontal del área. Nuevo paso hacia la victoria de las blancas que recibieron otra pedrada en su camino con un chutazo de Haavi que Frohms llegó a tocar pero no detener en el 35′. Ni Eva Navarro ni Lakrar llegaron a taparle un disparo con la diestra que se intuía desde que la noruega empezó a conducir el esférico...

El redondo obedece a Alba

Al Madrid le tocaba volver a encajar un fuerte golpe y lo hizo con la serenidad de la posesión y una decena de disparos a portería. Al filo del descanso una buena circulación por dentro acabó con el balón en pies de Linda, que templó el juego lo suficiente como para que Alba encontrara el espacio para aparecer, recibir y definir con un tiro cruzado al otro palo. La manchega mandaba y el redondo obedecía.

De Alba llegó también el esférico, tras un saque de esquina, que Lakrar mandó a las mallas en el 53′. Ahora sí, las blancas caminaban con paso firme sobre la calzada romana. Y por ahí continuaron para dibujar el quinto, un golazo en el que participaron Angeldahl, Feller, Linda, que encontró el pase hacia Weir entre seis piernas rivales, y la propia futbolista escocesa, que hizo de su control un autopase y definió de forma preciosa. Manotazo para terminar de tumbar a una Roma que acabó completamente desbordada y rendida, como se vio en la floja defensa a Linda cuando esta llegó a línea de fondo en el 73′ para asistir a Eva Navarro, que hizo el sexto de cabeza y convirtió la noche en una auténtica fiesta. Solo la lesión de la colombiana, que dejó el césped en el 85′ con una aparente lesión en el isquio izquierdo, preocupó en un Di Stéfano que disfrutó como pocas veces con las suyas en la Champions.

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