Esta es nuestra revolución
Somos demasiadas y no podrán pasar por encima de los años que tuvimos que callar. La Selección española clandestina, los escudos con imperdibles, Mar Prieto y aquella primera carta contra Ignacio Quereda ignorada por el entonces presidente de la Federación Ángel María Villar, las que volvieron a intentarlo y lo consiguieron, las que dieron un paso al frente para obtener mejores condiciones, las que regresaron y las que no. Están presentes.
Las que no dejaron de jugar al fútbol por muchas críticas que recibieran en su época también parecían estar sobre el césped del Eden Park. Estaban, otra vez, en el chut de doña Salma Celeste Paralluelo Ayingono (¡gracias por elegir el fútbol!). En el pie izquierdo de Olga Carmona. En la parada de Cata Coll a Rolfö.
Están día a día en esas niñas que se atreven a ocupar la pista del patio del colegio o el parque de su barrio con un balón. Y cada vez son más. En todas las jóvenes que se dejan la piel en los campos de las categorías femeninas más bajas del fútbol español. Y las rodillas. En todas esas mujeres que se atrevieron, se atreven y se atreverán. A romper con absolutamente todo. En el campo, en el escenario o en la vida. Siento que llegó nuestra hora, esta es nuestra revolución. A seguir viéndolas. Y escuchándolas.
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