El Levante asalta el Johan Cruyff

El Levante ha logrado lo que nadie ha conseguido en los últimos cuatro años: sumar en el Johan Cruyff. Porque el Barcelona había convertido su estadio en un auténtico fortín en el que había ganado, hasta ahora, todos los partidos que había jugado desde su inauguración allá por 2019. Es decir, 79 victorias consecutivas. Pero el conjunto granota, dolido por el 7-0 que le endosaron las azulgrana en la Supercopa, logró un empate que sabe a victoria para acabar con el pleno liguero del Barcelona.

Salió Sánchez Vera con un equipo más defensivo. Una línea de cinco atrás, Arqués junto a Baños en la media y arriba Érika y Alba Redondo. Enfrente un Barcelona con todo. Su once de gala (a falta de recuperar a lesionadas como Mapi o Alexia). Y las azulgrana empezaron como siempre, mandando y dominando a un Levante que estaba mejor colocado y más solidario en las ayudas. Tenían las granotas la lección bien aprendida después de lo sucedido hace sólo unas semanas. Así, y las ocasiones iban llegando, pero el Levante las repelía como podía. Hasta que apareció Salma. La aragonesa cogió el balón en el pico del área después de un saque de esquina y la clavó en el fondo de la red con un centro chut. Todo transcurría como viene siendo habitual en el coliseo azulgrana, con una inédita Cata y el Barcelona siendo el dueño del partido. Sin embargo, y aunque las ocasiones eran muchas, el segundo no llegaba. Graham no estaba tan inspirada como en otras ocasiones, tampoco Mariona y Aitana no encontraba esos espacios imposibles. Sin sentencia, pero con la sensación de que llegaría, se cumplió el minuto 45.

En la segunda mitad el Barcelona salió con otra intensidad. Las de Giráldez mostraban una cara poco habitual, como si la victoria ya estuviera en el bolsillo. Y nada más lejos de la realidad, porque el Levante no estaba dispuesto a vender su derrota tan fácilmente. Así, una recuperación de Érika en la medular sirvió para que la canterana pusiera un pase magistral a Alba Redondo que, delante de Coll, no falló en su definición. Con el gol, el Levante intentó que se jugase menos y más lentamente. Y lo consiguieron. Porque aunque el Barça intentó la reacción con tiempo por delante, no era el día. Faltaba esa chispa o destello que cambiase el partido. Pero ni Graham, ni Mariona, ni Salma, ni Aitana… no era la tarde. La mejor la tuvo Vicky, pero se encontró con el paradón de Tarazona. No hubo heroica y el Barcelona, por primera vez, ve como un rival se lleva algo de su fortín. Un tropezón que poca transcendencia tendrá en la clasificación liguera, pero muestra que las azulgrana también pueden tener una mala tarde…