SELECCIÓN ESPAÑOLA

Celebración contenida de La Roja

Tras pasar de semifinales, hubo celebración en el Hilton de Auckland. Aunque jugadoras como Irene y Aitana estaban contenidas...

En Auckland fue momento de celebrar. No se podía esperar menos. España estaba por primera vez en su historia en la final de un Mundial. Ya se intuía tras el pitido final que iba a ser una noche larga. Las jugadoras y la expedición al completo partió del Eden Park de Auckland pasadas las doce de la madrugada. Las últimas en montarse en el bus fueron Irene Paredes y Aitana Bonmatí. Ambas, a pesar de estar pasando un frío moderado en los bajos del estadio, no dudaron en atender hasta a la prensa internacional con su perfecto inglés. Justo ellas dos son las que mostraron una emoción contenida.

“No sé cómo se va a celebrar, la verdad. Algo haremos. Pero hay que pensar que quedan pocos días para la final. Mañana hay que viajar a Australia, que no es una hora. Hay que cuidarse, queda un último escalón, un último esfuerzo. Ya después, si todo va bien, ya lo celebramos a tope. Ahora es con cabeza. Suplementación, comer bien, hidratarse, descansar...”, afirmó Aitana. Mientras sus compañeras lo daban todo a unos metros. Las Guerrero, Jenni, Cata, Laia o Eva -siempre tan tímida cuando pasa por el pasillo de zona mixta- no podían parar de sonreír. De saltar, de gritar, de bailar.

Todavía se veía la emoción en los rostros de las jugadoras detrás del cristal del autobus. Bajo la noche cerrada de Auckland, se vieron sorprendidas durante el traslado por la iluminación del Sky Tower, de rojo y amarillo, haciendo un homenaje a las campeonas de las semifinales. Sí, era por ellas. Las 23 y el staff técnico todavía iba sin creerse todo lo que había pasado.

Hubo muchos abrazos, temazos -por supuesto no faltó el himno del equipo en este Mundial-. Ese estribillo tan pegadizo que dice ‘que no existe el camino si lo hago sin ti, que cuando nos unimos podemos cumplir. Que lo que hemos soñado, ahora lo hemos logrado. escribimos la historia que está por venir’. Ese ya mítico ‘Está por venir’ de Elena Farga se escuchó en todos los lugares, desde la previa hasta el Hilton, donde se desató la fiesta. “Vamos a abrir las puertas del hotel de par en par a los familiares. Van a entrar en la concentración, esto no se ha hecho nunca”, avisó Rubiales a la prensa. Se durmió poco, pero profundamente.

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