Xavi Simons pasa la ITV

Apenas 23 minutos tardó Xavi Simons en corresponder a Ronald Koeman, que en la previa del último partido amistoso de preparación, ante Islandia en De Kuip (Feyenoord), ofreció un discurso para respaldar y proteger al que apunta a ser su factor X en esta Eurocopa de Alemania que comienza el próximo viernes, 14 de junio, y a la que la Oranje comparece con tantas ilusionantes bazas como poco ruido. Quizá no es la que más infunda el terror por individualidades, pero argumentos le sobran. Usando a Jeremie Frimpong como ejemplo, quien lideró la goleada (4-0) ante Canadá en su tercer partido como internacional para surgir como una pieza importante, ya sea como titular o revulsivo, el seleccionador neerlandés solicitó tiempo para que el trabajo y el talento de Simons se traduzcan en goles. Aunque también le pidió un grado más de ambición en su mensaje a su incipiente estrella.

Ninguno había anotado en los 13 partidos que había disputado con su selección, por lo que el duelo ante Islandia se presentaba como una reválida para el futbolista, que cerró la temporada de clubes con un doble-doble: diez goles y quince asistencias en su cesión en el Leipzig. Si en Alemania ha ocupado más zonas de extremo, y un año atrás, carriles interiores en el PSV Eindhoven, Koeman le ha encontrado -como a Gakpo- esa posición híbrida entre extremo y mediapunta que, además, ha encontrado la simetría en ese 1-4-3-3 que deja atrás, así, el esquema clásico de tres centrales y carrileros.

Así llegó el 1-0, que acabó por liquidar un amistoso más amistoso de lo común, gentileza de una Islandia alejada de esa versión que sorprendió a Inglaterra. Veerman, catalejo en mano y la médula espinal de este equipo, monitorizó la llegada de Dumfries a la línea de fondo. Y el carrilero del Inter, de cabeza y en plancha, sirvió a Xavi Simons para que encontrara las redes con un remate a placer en el área pequeña. Tres toques, una declaración de intenciones y un runrún menos para Koeman, que ensambla otra pieza en una selección de innegable talento pero condenada por sus escasas sinergias. En su segunda etapa como seleccionador, ha encontrado la dirección en la que todos reman.

Con la lógica imperando también en el marcador y un rival deseoso de vacaciones enfrente, Países Bajos exhibió credenciales. Los guantes felinos de Verbruggen para cuando se les necesite, ese pasillo de seguridad con Van Dijk, De Ligt y Koopmeiners, la visión de Reijnders o ese Demonio de Tasmania que es Frimpong y que apunta a centrifugador de partidos en un torneo corto. Incluso Memphis, que mostró su habitual ‘versión selección’ como terrateniente ofensivo, lució sin marcar. Antes de que Van Dijk anotara el 2-0 con un cabezazo a la salida de un córner a los cinco minutos de la reanudación, se inventó un pase de 30 metros para que Donyell Malen batiera en el mano a mano a Valdimarsson. Koeman, como también demostró Weghorst, que se apuntó el cuarto en el tiempo de descuento, tiene banquillo.

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