Paderborn, remanso de paz para Mbappé

En la región de Renania del Norte-Westaflia, Kylian Mbappé ha vivido un mes más que intenso con motivo de la Eurocopa. En Paderborn, localidad que acaricia los 150.000 habitantes, en las que el verano es muy corto y el otoño es interminable, el capitán de la selección francesa mantuvo en vilo al país durante muchas horas tras fracturarse la nariz, en Düsseldorf, en el primer partido ante Austria. Su máscara, la que apenas utiliza en los entrenamientos, salvo cuando está obligado a hacerlo, es lo que le ha permitido seguir en un torneo en el que apenas ha sumado un gol de penalti en cuatro partidos.

La subcampeona del mundo, que se mide a España este martes, ha preparado desde la más absoluta tranquilidad la Eurocopa. En Paderborn, los habitantes de la ciudad no tienen constancia de que la selección francesa está entrenándose en el Home Deluxe Arena, estadio del club que se encuentra en la 2.Bundesliga. De hecho, por ser más precisos, Mbappé y sus compañeros duermen en Bad Lippspringe, a diez minutos, en un complejo recinto que han reservado en su totalidad, lejos del barullo, del ruido y de los que se atreven a otear y salvar obstáculos para fotografiarse con los jugadores. Solo algún autobús, que porta la bandera de Francia, anuncia que algo está ocurriendo la ciudad.

Un remanso de paz para Francia y para Mbappé, que ha sido objeto de críticas por parte de los medios franceses. El diario L’Équipe le puso un ‘2′ de nota contra Portugal, tras una prestación irregular, la misma que en todo el torneo, mientras que RMC Sport pedía su suplencia frente a España, a lo que Didier Deschamps, seleccionador francés, respondió de forma tajante, elevando al delantero a los altares porque “ya había marcado la historia de Francia”.

Precisamente esa unión Deschamps-Mbappé se ha terminado de consumar en Paderborn. El técnico bayonés, de 55 años, se ha parapetado en el capitán de la selección francesa para no perder el rumbo del vestuario. Las charlas entre los dos abundan en la concentración francesa. Deschamps considera al flamante fichaje del Real Madrid como una pieza intocable, no contempla en ningún momento dejarle en el banquillo incluso siendo consciente de que no se encuentra ni al 50 % de su máximo nivel.

En Bad Lippspringe, los paseos, las cartas, la bicicleta, la televisión, los videojuegos, el Ping-Pong rellenan las vacías y mansas noches en las que se sumergen los jugadores de la selección francesa y Kylian Mbappé. Toda Francia espera un paso al frente del capitán de Les Bleus, que ya ha cambiado cinco veces de máscara, podrían ser seis frente a España, esgrimiendo que le imposibilita la visión y le impide rendir al máximo nivel. A ello hay que añadirle que acarreó problemas en la espalda y en la rodilla antes de la Eurocopa, minimizándole todavía más en el rendimiento.

La selección francesa dejó Paderborn este lunes para viajar a Múnich. Del frío y la lluvia al calor, de la tranquilidad a la tensión competitiva, de norte a sur, Mbappé se embarca en un trayecto y en un partido trascendental para su carrera. ‘Maldito’ en las Eurocopas, en las que acumula un solo gol, de penalti, en ocho partidos repartidos en dos ediciciones, 2021 y 2024, el crack de Bondy afronta un encuentro especial, para guiar a la tricolor hacia su primera Eurocopa en 24 años. Paderborn, antes, sirvió como corriente de paz, como un refugio en el que nadie puede criticarle, verle ni saber qué hace, salvo cuando se pone el mono de trabajo. Ahora llega Múnich, el Allianz, un estadio que se le da bien y en el que se convirtió en eterno en la Champions de 2021.

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