Dalic: la Guerra, el rosario, el Papa y la Virgen de Medjugorje

Circula estos días por la Prensa croata la imagen de un joven Zlatko Dalic ataviado con los colores de su país hace dos décadas, cuando todavía no soñaba con ser seleccionador nacional. “Ya era un forofo de Croacia”, titula algún medio felicitándose por confirmar que detrás de ese técnico de apariencia siempre tranquila se esconde el primer hincha del equipo Vatreni. Un hombre venerado por su capacidad para convertir en potencia mundial del fútbol a una nación que apenas supera los 4 millones de habitantes. Y que salvo aquel sorprendente tercer puesto en Francia 98, nada más nacer como selección pero gracias a una generación de talentos casi inigualable (Suker, Boban, Prosinecki, Jarni, Vlaovic, Tudor, Bilic, Asanovic..), luego se llevó mucho tiempo rondando por la mediocridad o sin pasar de cuartos de final. Con Dalic, Croacia suma una medalla de Plata en el Mundial de Rusia 2018 y otra de bronce en Qatar, hace año y medio.

Hijo de bosnio-croatas, nacido en 1966 en la localidad de Livno, Dalic creció en las categorías inferiores del Hajduk Split y luego su humilde carrera de mediocapista defensivo fue trotando por equipos de Croacia hasta que en 2000 se retiró en el extinto Varteks. Durante esos años de fútbol le dio tiempo a hacerse ingeniero eléctrico, profesión que ejerció cuando llegó a formar parte del HVO (Consejo de Defensa croata) durante la Guerra de los Balcanes. Momentos como aquel forjaron su personalidad de manera decisiva.

Los que le conocen afirman de él que es un hombre extremadamente trabajador y, sobre todo, religioso. En 2021, antes de la Eurocopa, intentó visitar al Papa en El Vaticano, pero la pandemia obstaculizó las gestiones. Esta vez sí lo ha conseguido. Hace unos días, la selección al completo viajó de Rijeka a Roma para recibir la bendición de Francisco. Dalic reza antes de los partidos y lleva un rosario consigo habitualmente. Como colofón a su extrema fe, casi cada año realiza una peregrinación a pie de 120 kilómetros, desde su Livno natal a la localidad, también bosnia, de Medjugorje, donde en 1981 se produjo supuestamente la aparición de la Virgen María.

Ese exacerbado catolicismo no fue óbice para que en 2010, tras haber entrenado algunos años modestamente en Croacia y Albania (al Dinamo Tirana), Dalic se marchara a hacer las Arabias mucho antes de que los petrodólares se estén imponiendo estos días. Nada menos que siete años dirigió en Oriente Medio, al Al Faisaly y Al Hilal (donde todavía es muy querido) de Arabia Saudí y al Al Ain de Emiratos Árabes Unidos. En 2017 fue elegido seleccionador de Croacia.

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