En honor a Nico Williams

Guruzeta e Iñaki Williams, este se supone que con permiso familiar, se colaron en la fiesta de Nico Williams, el amo de Bilbao tras su esperada renovación como rojiblanco. Los tres echaron la firma en un baño que elevó al Athletic al éxtasis. Tres delanteros casados con el gol. Los dos primeros mantienen una bonita carrera por ver quién está más ‘cachas’ ante la meta contraria. Guru lleva siete dianas y le anularon una y el internacional ghanés, casi ya conocido por el hermanísimo por el brutal crecimiento de Nico, intervino en el 2-0, aunque finalmente fue otorgado a Espino en propia meta, y llegó también a la séptimo tanto en el 3-0. El propio ‘11′ cerró la paliza con un zapatazo. Los tres lideraron al Athletic, que no cede en casa y exhibió una efectividad de otra galaxia: cuatro tiros y 4-0. Empequeñecieron al Rayo Vallecano, que estropeó mucho su imagen, impecable hasta ahora a domicilio. No tuvo la tropa de Francisco ni electricidad, ni verticalidad y quiso aparentar que se llevaba consistencia hasta La Catedral, pero fue una ruina absoluta. La presión rival a la hora de sacar el balón desmontó a un equipo que pasó sin pena ni gloria por la lluviosa Bizkaia.

Nico recibió su ración de cariño tras unirse al Athletic hasta 2027. Quedó para el final al lanzarse la alineación antes del choque por megafonía y le abrigaron con una buena ovación. La Grada de Animación coreó su nombre. Su estado emocional se supone que estaba por la estratosfera, con la adrenalina a tope, pero luego permaneció apagado, hasta el tramo final, cuando metió un gol para poner en un escaparate. Todo le sale bien a este chico, tocado por los dioses.

Valverde es amigo de no tocar lo que funciona. Él y casi todos los entrenadores, amantes de repetir equipo si este ofrece una exhibición como la del Athletic el lunes en el campo del líder Girona. Pero le rompió los planes Vesga al sufrir unas molestias musculares. El contratiempo impidió repetir alineación por cuarta ocasión consecutiva. Entró Herrera, y no se puede decir eso de que fue un cambio de cromos repetidos, porque el esquema se quitaba un mediocentro de contención. Para una contingencia de este tipo suele estar Dani García, pero también anda lesionado. A cambio, se añadía más pincel creativo en el cuadro del medio campo. Curiosamente al propio Herrera le pasó lo mismo en el Camp Nou hace poco, se cayó del once titular por una lesión antes del pitido inicial.

El Rayo llegaba con la piel de lobo ante sus escasos tres goles recibidos únicamente a domicilio este año. Pero resultó un corderito. Puso el autobús cerca de su área, con las líneas muy juntas intentando dificultar la circulación local por medio, y solo se esforzó por bajar el ritmo. Guruzeta se movía con la soltura de un esquiador bajando un montañón. Los centrales no se decidían a echarle el guante. Al cuarto de hora ya había marcado, tras un pase de Nico y con poco ángulo, pero el protagonista del día había arrancado previamente en fuera de juego, tan justo como media bota, y se anuló el tanto.

El Rayo se empeñaba en sacar la pelota jugada, muy tocada, aunque no hacía más que recibir avisos de que no era lo más indicado. A la tercera, ya ese juego con la ruleta rusa fue letal. Valentín perdió la bola ante la presión de Iñaki Williams y Sancet. Este último metió un pase profundo hacia Guruzeta, mucho más despierto que una defensa petrificada. Definió con la puntera. Séptimo gol, ya ha superado su cosecha del año pasado.

El Rayo quiso tirar la presión alta tras el descanso y dejó más espacios atrás, lo que aprovechó el Athletic para hacer sangre. Si los franjirrojos tenían un plan diferente, se lo desbarataron pronto. Solo tuvieron una oportunidad, tras un fallo en la salida del juego de Simón, que permitió rematar de cabeza a Unai López en busca del empate, pero la tiró fuera. Sancet siguió distribuyendo balones sin oposición y llegó la catarata de goles. Un disparo de Iñaki pegó en el Pacha Espino, se envenenó y batió a un Dimitrievski que se tiró demasiado rápido y se la tragó. Luego Guruzeta progresó como extremo, metió un pase colosal horizontal que atravesó toda la defensa de la Franja. Se entiende con Iñaki de cine y este empujó a gol desde la otra banda. Luego Sancet metió un centro a Nico y se sumó a la fiesta con un gol cruzando con efecto, tras pegar en el palo previamente. Las primera vez que se conjuraron los hermanos para marcar en un mismo partido fue el año pasado ante el Rayo. Y quisieron repetir. Ya llevan cinco partidos con goles de los Williams. Francisco (acumula ocho derrotas y un empate ante el Athletic) puso en liza a Falcao, enemigo público numero uno del Athletic por su facilidad para hacer gol a los leones, pero esta vez no funcionó ni ese comodín. Tuvo un tirito en el 94′ que desbarató Simón casi sin esforzarse. El Athletic ha cogido la onda, está intratable.

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