El Sevilla se impone a Benzema
Un gol de Ocampos de penalti sirve para que el Sevilla sume su primer triunfo de pretemporada ante la tropa del francés, que fue una pesadilla.
EI Sevilla se llevó la XIII edición del Trofeo Antonio Puerta gracias a su triunfo sobre el Al-Ittihad en la que es su primera victoria de la temporada. Una victoria por la mínima y de penalti ante la débil tropa de Benzema, pero una victoria al fin y al cabo que sirve para ir afiando conceptos. Que falta hacen. Y para que García Pimienta sepa lo que es volver a ganar un encuentro, aunque sea amistoso, algo que no hacía desde el 10 de febrero. 14 partidos oficiales y dos de pretemporada han pasado desde entonces.
Uno de los principales atractivos para la afición era el de ver por primera vez en directo a los fichajes hechos hasta ahora. Y la primera en la frente, puesto que una hora antes del inicio del partido, el Sevilla anunciaba que Lokonga, una de las incorporaciones, se caía de la convocatoria por problemas musculares. Con este panorama, el respetable optó por tomarse a guasa el inicio del partido para ajustar cuentas y abuchear cada vez que tocaba el balón a Luiz Felipe, por su pasado verdiblanco, y a Benzema, por haber militado en el equipo que peor cae en Nervión después del Betis.
Que los árbitros también estan de pretemporada se demostró al cuarto de hora, cuando el onubense Quintero González se tragó un clarísimo penalti de Luiz Felipe a Isaac para pitar al momento uno más que dudoso sobre Benzema tras una pérdida absurda de Saúl. Ni Benzema parecía creerse lo que le habían pitado y con una desgana absoluta, falló la pena máxima tirando el balón fuera aunque engañando a Dmitrovic. Ya no le volvió a pitar nadie.
Antes, Ejuke había tenido una doble oportunidad fruto de su heterodoxa hiperactividad, pero el que había sacado una mano providencial a Faysal fue Dmitrovic. El Sevilla sigue tomando demasiado riesgos defensivod para el escaso rédito ofensivo que consigue. Actitud hay de sobra, pero...
Un par de chispazos de Ejuke y otros tantos de Ocampos era lo poco que la grada podía echarse a la boca en la primera mitad, pero en uno de los del argentino Fabinho llegó tarde, lo derribó y el árbitro esta vez sí señaló penalti. Con su habitual calma, Ocampos engañó al portero rival y puso el 1-0 en el marcador. Así se llegó al descanso, con la sensación de que nadie había estado especialmente bien ni tampoco especialmente bien, sino con muchas dudas pero la certeza de ir por delante en el marcador, algo que no se había producido aún esta pretemporada.
La segunda parte empezó con el Sevilla apretando arriba y con Benzema dejando uno de esos detalles que tendrá hasta la última pachanga que decida disputar. Dejó a Al-Ghamdi solo ante Alberto Flores, que había salido sustituyendo a Dmitrovic, pero el canterano evitó un gol cantado. Otra muestra de la vulnerabilidad sevillista que no para de repetirse en pretemporada.
Al filo de la hora del partido, Benzema enfiló el camino del banquillo visitante de un estadio en el que hizo varias de las suyas y al que volvió a meter el miedo en el cuerpo jugando prácticamente andando. Los sevillistas respiraron. Y aprovecharon para volver a pitarle. Todo lo contrario que a Ejuke, que se iba minutos después aclamado por su puñado de carreritas, su par de caños y su chispa, que de momento se queda en fuegos artificiales.
El paso de los minutos, los constantes cambios en ambos equipos, la pausa de hidratación... Todo sumaba para que el partido fuera tornando en un tostón insoportable en el que sólo los cánticos de la grada, que vino a pasárselo bien, animaban el asunto. El partido estaba visto para sentencia y el colofón fue una pitada al presidente cuando bajó a entregar el trofeo. Ni en los días de fiesta deja de ajustar cuentas el sevillismo.
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