El Racing creyó más que el Granada en la trascendencia del partido

Los tres puntos que se ponían hoy en juego en El Sardinero eran tan vitales para el Racing, para no bajar, como para el Granada, que tiene la posibilidad de recupera la plaza en Primera perdida hace un año. Sin embargo, si no fuera porque realmente se estaban jugando la posibilidad de volver al liderato tras 34 jornadas persiguiéndola, un espectador neutral podría llegar a pensar que los locales se jugaban más que los granadinos. Sin duda, además de por las ganas de ganar, el Racing estuvo más cerca de su mejor versión que su rival y el marcador final reflejó lo que fue el partido. Un buen partido de Segunda.

El Racing entró al partido con todo. Con la misma intensidad con la que saltó al campo hace dos semanas para medirse al Albacete, al que arrasó. Contra el Granada le faltó un punto de precisión para haber convertido en gol el volcánico inicio, con una ocasión de Aldasoro ya al minuto de juego. A ese nervio de los racinguistas, los de Paco López respondieron sin agobiarse, intentanto enfriar a los locales con posesiones más largas, retrasando el saque de portería o de banda. Oficio. Al cuarto de hora el partido comenzó a igualarse, con los de Los Cármenes defendiéndose con el balón y los de José Alberto buscando el vértigo de una contra que pudiera desequilibrar el marcador.

Con los locales en su habitual 4-2-3-1, con Peque de protagonista en la media punta, y los andaluces plantados en 5-3-2, el duelo entre Aldasoro, Juergen, Pretovic y Bodiger en el centro del campo era apasionante y resumía el plan de cada uno: los racinguistas salían pitando para arriba nada más robar, aun a costa de arriesgar la pérdida, mientras que la pareja de pivotes de Paco López preferían, cuando robaban, dar el primer pase de seguridad, generalmente hacia atrás. Una acción individual de Peque, con una conducción en eslalon (entre rivales, se entiende) acabó con un trallazo del catalán con la izquierda que se marchó rozando la escuadra derecha de la portería de Raúl Fernández. Fue la mejor ocasión de un buen primer tiempo, en el que solo faltaron acciones de verdadero peligro ante ambos porteros.

La segunda mitad comenzó con el Racing un poco más agazapado, ya sin presionar alto la salida del balón, mientras que el Granada, que empezó a monopolizar el balón, adolecía de falta de ritmo. Y de precisión. Incluso de intensidad. Defendiendo en bloque más bajo que en la primera mitad, José Alberto apostó por el contragolpe y ganó. A los cinco minutos cazó uno por el carril izquierdo que Íñigo Vicente, que cruzó demasiado el cuero ante Raúl Fernández, pero un minuto más tarde, casi en la repetición de la jugada, otra vez por la izquierda, esta vez Vicente optó dar el pase atrás en vez de tirar. Encontró a Roko Baturina, que giró sobre sí mismo en el punto de penalti y batió por bajo a Raúl. Con la derecha. Su pierna mala fue esta vez la buena.

A partir de ese momento, con la afición convertida en el jugador nº12 y nº13 juntos, el Racing se parapetó atrás, y lo fió todo a su defensa y, la verdad, lo hizo muy bien. Tanto que en los 47′ que todavía se jugaron el Granada no tuvo una sola ocasión. Algún centro cruzado, pero ni un remate digno de tal nombre. En el último cuarto de hora José Alberto empezó a acumular defensas, pasó a jugar en 5-4-1, mientras que Paco López metió en el campo a Diedhiou para, junto a los delanteros que ya tenía, intentar pelear los balones colgados frontales que una y otra vez metían desde el centro del campo. No tuvo éxito y los centrales del Racing, Germán, Pol Moreno y luego Mantilla, y luego Satrústegui, sacaron un balón tras otro. Incluso, en las pocas ocasiones en las que el Racing pudo correr a la contra daba más sensación de peligro. Justo triunfo del equipo que pareció meter más carne en el asador.