El Nápoles da señales de vida

El Nápoles vuelve a ganar un partido, y es noticia. El 2-1 contra la Salernitana, colista de la Serie A, es apenas la cuarta victoria en 11 partidos desde la llegada de Mazzarri, que puede respirar antes de los compromisos de la Supercopa. A la espera del resto de los encuentros, los sureños marchan a dos puntos del cuarto puesto, el objetivo que le queda en un curso donde nunca han podido pelear para defender su scudetto.

Mazzarri tuvo que añadir a su larga lista de problemas (Osimhen y Anguissa en la Copa de África, Meret, Natan y Olivera lesionados, Mazzocchi sancionados) a Zielinski, baja por molestias musculares poco antes del encuentro. El italiano eligió en su lugar a Gaetano y salió de inicio con Simeone en el centro de la delantera. El campeón de Italia tuvo las riendas del juego durante todo el partido, pero volvió a mostrar falta de ideas, nervios y, sobre todo, una enorme fragilidad cada vez que perdía el balón.

En el 28′, Candreva terminó una de las raras salidas ofensivas de los de Inzaghi con una maravillosa rosca desde fuera del área, imparable para Gollini, que silenció al Maradona. El tanto despertó a los napolitanos, que reaccionaron con orgullo. Ochoa, con una buena salida, desactivó una oportunidad de Simeone, que justo antes del descanso fue decisivo para poner las tablas. El argentino fue tumbado en el área por Fazio y el VAR le señaló al árbitro la pena máxima, que materializó Politano.

El guion fue muy parecido en la segunda parte. Los partenopei siguieron con un asedio infructuoso y agarrándose a las ideas de un Kvaratskhelia sin puntería, pero siempre listo para recibir el balón, encarar al rival e intentar crear peligro. Cajuste, que rozó el 2-1 con una rosca, abandonó el campo por lesión y Mazzarri tuvo que llamar a Demme, que este año sumaba 0 minutos en la Serie A.

Ochoa, con uno de sus paradones de píe, le negó a Kvaratskhelia en el descuento un gol que, sin embargo, llegó en el 96′, cuando Rrahmani le volvió a dar una alegría al Maradona finalizando una melé en el área. El defensa le entregó a Mazzarri un triunfo al viejo estilo (su primer Nápoles era famoso para las victorias sobre la bocina), fundamental para levantar cabeza antes de la Supercopa.

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