El Málaga ajusta cuentas en Estepona

El Málaga resolvió su cuenta pendiente con el Estepona. La mala experiencia de la pasada temporada sirvió de acicate para el equipo de Pellicer, que solventó con más pragmatismo que fútbol el debut copero (1-3). Apelando al fondo de armario y una eficacia en áreas que se acentúa en la diferencia de categorías. Se jugó con seriedad, aunque alguna fase de cierta complacencia en la segunda parte, pero supo resolver el Málaga en el Muñoz Pérez, donde se espera esa inercia para esas futuras jornadas liguera. Y alargar el viaje en la Copa del Rey, porque mola verse ahí.

Pellicer apostó por un once híbrido de titulares y suplentes. Continuó Juanpe en la medular, Joaquín entrando por banda derecha, por delante de Jokin Gabilondo, la gran novedad junto a Aarón Ochoa, además del meta Carlos López. Podía barruntarse en la previa mayor revolución, pero no está el Málaga para alardes fuera de La Rosaleda, y más después del revolcón precisamente ante el Estepona de la pasada temporada. Aquello fue en La Línea, esta vez en un Francisco Muñoz Pérez de césped artificial y con un buen aliño blanquiazul en Estepona, donde se vivió un ambiente de camaradería.

El Málaga se encontró rápidamente con un penalti que forzó Julen Lobete tras una buena descarga de Jauregi, en una sociedad vasca que funciona. Alberto González tocaba por detrás a Lobete, que fusiló a Joel Ruiz con una pena máxima contundente y a un lado. Descorchaba el partido el Málaga antes del cuarto de hora, y el equipo de Pellicer supo manejarlo durante un grueso de la primera mitad, moviendo la pelota con criterio, bien ordenado y evitando esos momentos de trance del Estepona, algo cohibido. Capitán general Juanpe, con la flechita para arriba, y chispazos de Ochoa con pelota. Tirando de un manual práctico, pero con esos riesgos de que prendiera la mecha en el Muñoz Pérez. Dani Sancho, delantero del Estepona, avisó a la media hora con un cabezazo fuera, un aviso por pecar de complacencia. Acabó mejor el Estepona la primera mitad.

Pellicer movió el árbol en la segunda parte, con tres cambios ya pensados: Haitam, Brasanac y Dorrio. Y el Málaga se volvió perezoso, perdiendo duelos y algún fantasma de la pasada temporada (o los recientes de liga) asomando por Estepona. Brasanac no dio ese poso de Juanpe, aún falto de kilómetros el serbio. El encuentro transcurrió sin demasiada historia durante buena parte del tiempo. El Estepona intentó inquietar con algún disparo aislado, mientras el Málaga optó por administrar la ventaja y dejar que el reloj avanzara, aunque perdió parte del control que había mostrado en la primera parte. Los cambios no sentaron bien a los blanquiazules.

Tenía que llegar el rock and roll con un 0-1 abierto y una eliminatoria copera. Dos incorporaciones veraniegas del Málaga se asociaron para ampliar la distancia. Dotor lanzó un pase preciso a la espalda de la zaga local y Dorrio, con un buen gesto técnico, la bajó con el pecho antes de conectar un remate imparable. Un gol que le sirve para ganar confianza, liberado en la celebración y otro jugador que suma Pellicer a la causa.

Poco después, el Estepona volvió a meterse en el partido. Un error en la salida de balón terminó con un disparo lejano de Asier Teijeiro, ajustado al poste, ante el que nada pudo hacer Carlos López. Los locales se animaron y rozaron el empate tras un mal control de Brasanac, pero el portero malaguista salvó con una intervención decisiva, a lo Alfonso Herrero por el contexto. Ya en el descuento, y con un partido roto, Dorrio protagonizó otra jugada destacada: se escapó por la banda, levantó la cabeza y asistió a Aarón Ochoa, que empujó el balón a la red para sentenciar el duelo. Y redondear un buen partido del canterano, que lo jugó todo.

¡Tus opiniones importan! Comenta en los artículos y suscríbete gratis a nuestra newsletter y a las alertas informativas en la App o el canal de WhatsApp. ¿Buscas licenciar contenido? Haz clic aquí