El Huesca respira a costa de un Amorebieta en plena crisis

El Huesca encuentra un salvavidas en Lezama con el que acercarse a la orilla de la permanencia y ahogar en la clasificación al Amorebieta. El cuadro oscense supera en la tabla al cuadro vizcaíno y se queda a un punto de la salvación que marca el Villarreal B. Tras una primera parte tediosa, el duelo se fue abriendo a medida que avanzaba la segunda mitad. En medio del vendaval, la mano de Iker Seguín en línea de gol sancionada con penalti y expulsión terminó de marcar el devenir del encuentro. Obeng transformó desde el punto de penalti el primer gol del equipo altoaragonés desde que llegara Hidalgo. Un gol que a la postre fue decisivo para poner punto final a la mala racha de seis jornadas sin ganar. Una dinámica negativa que se agrava en el caso de los de Mujika con ocho citas sin celebrar el triunfo.

Haritz Mujika sorprendió con su apuesta inicial. Ante la baja de Jauregi y el poco acierto que está teniendo Da Graca, optó por jugar sin nueve puro. En un claro 4-4-2, Eraso y Edwards formaron la dupla atacante. En el lateral izquierdo, el capitán Seguín volvió al once cinco jornadas después. Con Kwasi Sibo y Morán en la medular, Javi Avilés repitió titularidad en banda. Por su parte, Hidalgo introdujo tres novedades con respecto a la última jornada liguera. Juanjo entró en la línea de tres centrales, mientras que Javi Mier entró en lugar del sancionado Sielva. En punta, Samuel Obeng recuperó su puesto en detrimento de Jovanny Bolivar.

A perro flaco todo son pulgas. Antes de cumplir el primer cuarto de hora, llegaron las malas noticias en forma de lesión para el Huesca. Rubén Pulido tuvo que abandonar el terreno de juego con ayuda en una imagen preocupante de su rodilla en una pisada desequilibrada. Blasco ocupó su lugar. El partido se enfrió más, si cabe, después de la lesión. Un ritmo soporífero con los guardametas como espectadores de lujo. Llegar al último tercio les costaba un mundo a ambos equipos. No en vano son los dos equipos con peores registros goleadores en las últimas siete jornadas en las que apenas han celebrado un tanto.

El conjunto oscense celebró un rocambolesco gol de Obeng en el 45′. Su gozo en un pozo. La revisión del VAR anuló el tanto por falta del ariete ghanés sobre Erik Morán en la acción que terminó con el balón en el fondo de las mallas. El delantero incluso se llevó la cartulina amarilla por el pisotón. Así las cosas, el descanso puso el punto y aparte a un partido en el que pasaban pocas cosas con una inexistente producción ofensiva. Las áreas pasaron inadvertidas.

El paso por vestuarios no cambio el rumbo de un enfrentamiento destinado a terminar con el resultado con el que dio comienzo. Pero tras diez minutos de la reanudación, el partido enloqueció por momentos con una consecución de contragolpes que no llegaron a buen puerto. Junto con la lluvia, fueron abriéndose más espacios en el verde. La urgencia clasificatoria de ambos apremiaba. Se empezaba a notar la necesidad de los tres puntos con ataques más directos menos elaborados. Obeng tuvo en su cabeza la oportunidad de abrir la lata tras un centro desde la derecha. El testarazo del ghanés se fue cerca del poste.

Una mano instintiva de Iker Seguín en línea de gol terminó por ser determinante. El capitán azul sacó la mano tras un remate errático de Pulido que cogía portería. El árbitro no dudó lo más mínimo. Penalti y expulsión. Obeng se encargó de transformarlo para sellar el primer gol de la era Hidalgo. El choque se le puso muy cuesta arriba al Amorebieta. Mientras que el cuadro visitante se fue soltando con la superioridad numérica en el marcador y sobre el verde. Pablo Campos mantuvo con vida a los azules que desde el banquillo buscaron soluciones sin éxito. Una victoria balsámica para el club altoaragonés que corta la mala racha de seis jornadas sin ganar. Para los azules, la crisis se agrava con ocho partidos sin celebrar el triunfo y un gol en los últimos siete.

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