El Eibar se reencuentra a costa del naufragio del Cádiz

Tan solo un gol. Eso es lo que le hace falta al Eibar para sumar de tres en esta campaña. En lo que va de Liga solo conoce la victoria si gana por la mínima. Y falta les hacía. Tras las malas sensaciones obtenidas en Anduva, a vueltas con su juego y sin sacar resultado, Ipurua nuevamente vuelve a reconducir su trayecto. Para desgracia de un Cádiz que acumula ya cinco jornadas sin conocer la victoria. Sin poco margen para el error, a Paco López tan solo le quedará la visita del Real Oviedo para salvar su cargo. Las rotaciones hicieron mella, pero ni la entrada de los teóricos titulares en el segundo acto pudo revertir una situación que parece insostenible. El solitario gol de Corpas en una gran jugada hilada por parte de los guipuzcoanos fue suficiente para dejar los puntos en Ipurua.

Como viene siendo habitual en las jornadas inter semanales, las rotaciones se hicieron con los onces. Paco López realizó hasta 9 sustituciones, mientras que Joseba Etxeberria cambió un total 7 piezas, con esquema incluido. El calendario apremia y la necesidad de disponer de todos los jugadores en plenas facultades físicas hizo que ambos técnicos se decantaran por mover el equipo. Aunque sus dinámicas negativas también tuvieron peso en la decisión. Como se pudo ver reflejado sobre el césped en los primeros minutos. Tanto gaditanos como guipuzcoanos no estuvieron cómodos en los primeros compases del encuentro. La urgencia de sumar de tres solo generó nervios, imprecisiones y un miedo general que se propagó por Ipurua. Hasta que Puertas conectó a los armeros allí presentes. En una posición más centrada de lo que acostumbra, al ‘20′ se le vio más desahogado en la mediapunta. Y con él, el frente de ataque armero se activó.

Toni Villa y Martín Merquelanz no pararon de intentarlo por los costados y, de esta manera, el Eibar comenzó a llegar. El extremo murciano tuvo el primero en su cabeza, pero la zaga cadista se lo negó en la misma línea de gol. Más tarde, Matheus desde la frontal, y Bautista en el área también lo probarían. Aunque con la misma fortuna. Mientras que la escuadra visitante se limitó a buscar a Chris Ramos por alto, para tratar de ganar ventaja en la espalda de los locales. En una acción de este calibre, el balón llegó hasta un córner armero con la finalidad de perforar la portería de Fuzato. Sin embargo, el balón haría el camino opuesto, acabando en las mallas de la meta defendida por Caro. En un forcejeo, Matheus le ganó la disputa al ex armero Alejo, y tras una gran acción trenzada por los de Etxeberria, que trasladaron el esférico desde una banda a otra mediante uno o dos toques, Corpas lo aniquiló por bajo. Transición de libro y ventaja para los azulgranas.

A raíz del tanto, el cuadro azulgrana se desmelenó. Multiplicaron sus acercamientos, se hicieron con la mayoría de segundas jugadas y no pasaron apuros para llegar al encuentro dominando en el marcador. Después de los primeros 45 minutos, el encuentro ganó en voltaje. Los niveles de intensidad subieron considerablemente. Los 22 protagonistas comenzaron a pugnar por cada balón como si les fuera la vida en ello. Encontronazos, golpes, tarjetas y entradas por doquier. Con dos claros actores principales. Matheus e Iván Alejo. Dos jugadores habituales a la gresca que no pararon de buscarse una y otra vez. A Ipurua no le gustó en absoluto la actitud del extremo que defendiera la elástica azulgrana y así se lo hizo saber con una severa pitada en el momento en el que Paco López optó por sustituirle. En busca de la igualada, el técnico valenciano sacó a toda la artillería del banquillo. Brian Ocampo, Melendo, Ontiveros, Kouame y Carlos Fernández. Casi nada.

Con las modificaciones, el Cádiz mejoró ostensiblemente. Se volcó a la portería de Fuzato, pero gracias al ímpetu y brega defensiva de los guipuzcoanos, no transformaron su actitud ofensiva en ocasiones. En el camino, el Eibar intentó encontrar el segundo. Si Toni Villa lo probó desde el centro del campo, Pascual lo pudo hacer delante de Caro, pero Chust llegó rápido al rescate. Con el paso de los minutos, el conjunto cadista quiso, pero no pudo. No encontraba la manera de hincarle el diente a unos vascos que defendieron como nunca. Tal fue así, que hasta los gaditanos parecieron entrar en una depresión que no tuvo fin. Pascual pudo poner la puntilla en el descuento, pero, al estar demasiado escorado, su remate se marchó forzado. Con el sufrimiento que les caracteriza, el Eibar escala a trompicones en la tabla a base de mantener su portería a cero. En esta ocasión teniendo como víctima, a uno de los trasatlánticos que sigue sin levantar la cabeza. Las jornadas continúan y el crédito de Paco López esta cada vez mas cerca de agotarse.

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