El Chelsea no puede con Olga... ni con los errores arbitrales

Ha nacido para ello. Muchas pruebas y ninguna duda. Olga Carmona tiene estrella. No solo en el pecho de la camiseta de la Selección española por el Mundial conquistado con un gol suyo en la final frente a Inglaterra, sino también en los partidos de un Real Madrid que vive como ninguna otra. La lateral sevillana volvió a firmar otro partidazo, anotó un doblete y dio al equipo blanco su primer punto en su estreno en la presente fase de grupos de la Champions ante todo un Chelsea. Para las blues marcaron Charles y Kerr y hubo polémica para dar y regalar. Las londinenses tienen motivos para ello...

El polémico penalti del empate

El Di Stéfano va cogiendo color y calor, aunque la noche sea fría, conforme la afición del Real Madrid se va animando, cada partido más, a ver a las suyas. Había ganas de Champions y el cuerpo lo notaba. El ambiente también. Brillo en los ojos, emoción en los rostros. En la grada y en el campo. Toril colocó a Ivana Andrés entre las elegidas, al igual que a Zornoza, siendo estas las únicas dos novedades con respecto al once inicial que apabulló a la Real Sociedad (7-1). Las mismas modificaciones hizo Hayes con respecto al triunfo del Chelsea frente al Everton: Lawrence por Perisset y Kirby por Cankovic. Si en el cuadro local eran bajas Weir y Carla Camacho, en el visitante se ausentaban, por estar en la enfermería, Leupolz, Reiten y Macario, a la que ficharon lesionada.

Ni así faltaban estrellas en la noche profunda que caía en Madrid, pero hay una que lleva casi tres meses brillando como nunca: Olga Carmona. La lateral andaluza empezó el choque con una velocidad más que el resto. No sabe jugar de otra forma. A los cuatro minutos estaba tirándose al suelo para robar un balón a Kirby, que pisaba área con ideas diabólicas. Pero las de la 7 del Real Madrid también lo son. Recibir el esférico en la frontal del área significa disparo. En su caso, casi significa gol. Lo fue en el 10′: pase de Zornoza y zurdazo de Olga Carmona directo a las mallas. Berger solo pudo mirarlo después de que el hombro de Bright, que no saltó a tapar el chut, desviara la trayectoria del cuero. Éxtasis. Afición y equipo local celebraron el tanto con la emoción de sentirse grandes en apenas tres participaciones europeas. El escudo está ahí. Son el Real Madrid.

No obstante, enfrente estaba un Chelsea semifinalista de Champions la temporada anterior. Cuthbert y Kaneryd comenzaron a construir y las blancas se fueron metiendo en su propio campo. Después en su área. Ahí tuvo que despejar Olga un envío de Fleming que Sam Kerr dejó pasar. O intentó rematar de tacón. Solo la australiana lo sabrá. El caso es que el equipo blanco sufría sin balón mientras las de Hayes crecían y crecían. Llegaban y llegaban. Asustaban y asustaban. Paradón de Misa para impedir el empate de Kerr (28′). Trallazo por encima del larguero de Cuthbert (34′). Balón que se paseó por el área chica sin que las blues acertaran a empujarlo (38′).

Y el gol. Jugada coral con Kerr y Kaneryd por la derecha y centro perfecto de Lawrence, que se había metido por dentro para asomarse al balón del área y servir el esférico a Charles, libre de marca de una Athenea que se echaba las manos a la cabeza mientras el cuero se metía en la portería de Misa. Todo por resolver después del susto final de Nüsken tras mal despeje de Kathellen en el área...

Mismo guion

No cambió el guion en la segunda mitad, con Sam Kerr protagonizando ocasiones de gol para las blues y Misa salvando los muebles en cada intentona hasta que no pudo más. Fue en el 74′, cuando Charles subió la banda izquierda y puso el balón a la olla. La delantera australiana, con un salto prodigioso, esta vez sí, acertaba. Se ponía el partido cuesta abajo para el Chelsea que, sin embargo, vio al Real Madrid sacar algo de la nada. Ese algo fue un penalti, señalado por Klarlund y cometido por Fleming sobre Athenea, que cayó dentro del área, pero había notado el contacto fuera... En Champions, en fase de grupos, no hay VAR. Olga Carmona lo transformó, quién si no, para enloquecer al Di Stéfano, que rompía coreaba su nombre una y otra vez. Misa, con una gran parada a Kaneryd; el larguero, donde se estrelló un chutazo de la talentosa Lauren James, y la linier, que señaló fuera de juego en el gol de Charles sobre la bocina, hicieron el resto. Empate que sabe a victoria para un Real Madrid que apenas tiró en cuatro ocasiones... Enfado monumental de las inglesas.

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