El Jofre del tesoro

Si por algo se le exige el ascenso al Espanyol es porque cuenta con la plantilla más valiosa de Segunda y está obligado a demostrarlo. Lo evidenció no en la Liga, donde más lo necesita, sino justo cuando decidió Ramis dar descanso a sus titulares para disputar la Copa del Rey. En un choque entre los habituales suplentes, los pericos son capaces de imponerse sin estridencias incluso a otro recién descendido y rival directo para subir como lo es el Real Valladolid.

Aunque lo cierto es que incluir a Jofre Carreras en esa llamada segunda unidad es mucho decir. Sí, el canterano empezó en el banquillo el pasado viernes, en la debacle perica ante el Oviedo (2-0), pero venía sumando importancia esta temporada, ya con Luis García y también con Ramis. Suyo había sido, no en vano, el último gol del Espanyol en Cornellà, frente al Alcorcón. Y suyos fueron ante el Valladolid los tantos que encarrilaron el pase a los dieciseisavos de final.

Llegó el primero, al recoger un balón que había conducido Keita Balde, avanzando desde su posición que esta vez partía desde la izquierda, a pierna cambiada, recortando hacia dentro y batiendo a John por el primer palo. El 2-0 fue cosa del otro extremo del Espanyol, Salvi Sánchez, quien recuperó, progresó y centró para que Jofre rematara completamente solo desde el segundo palo. Si quiere jugar Ramis por las bandas, esta segunda ronda de Copa fue un insuperable banco de pruebas.

Alcanzó la eliminatoria a partido único el descanso con un cómodo resultado para los pericos, si bien es cierto que pudo ser algo más favorable a los pucelanos. Y eso que Pezzolano no cambió a nueve jugadores con respecto a la Liga, como Ramis, sino directamente a diez. De hecho, Cabrera, Keidi Bare y Escudero fueron los únicos que repitieron de los 22 titulares.

Y entre esos suplentes del Valladolid pudo Tunde avanzar a los suyos a los ocho minutos, en un chut cruzado que Cédric no llegó a empujar por centímetros. También Gustavo Henrique merodeó el 0-1 en un remate de falta indirecta que detuvo en dos tiempos, providencial, Joan García. Y al filo del descanso desaprovechó Cédric sin saber aún cómo un error grosero de Cabrera, protagonistas que en la reanudación invirtieron sus papeles.

Más discreto estuvo Montiel en el regreso tras su ‘castigo’. Y prometedor, con un intento incluso de vaselina, Omar Sadik, el único futbolista habitual del Espanyol B que fue de la partida este martes, igual que lo había sido en la anterior ronda, contra el Mensajero, aún con Luis García en el banquillo.

Tampoco es que se viera excesivamente preocupado ni estresado con el paso de los minutos a un Valladolid cuya defensa a punto estuvo de condenarle a una goleada, al tercero, cuando Cabrera a la hora de encuentro cabeceó sin ninguna oposición dentro del área chica.

Pero no hay partido del Espanyol sin calamidad defensiva que penalice, y en esta ocasión llegó en el tramo final, cuando un centro de Tunde acabó en los pies de Salazar, cuyo remate tocó lo justo en Ramon para convertirse en el 2-1. Salsa para el tramo final de un encuentro que se había congelado, y que llegó al final con un gol de Puado sin portero, justo cuando se replegaba el Valladolid en busca a la desesperada de la prórroga, después de que John subiera a rematar un córner.

Conciliarán el sueño a buen seguro los pucelanos pese a la eliminación, y pese a la expulsión de Kenedy por protestar, con la mente ya exclusivamente puesta en el objetivo del ascenso. Y podrá pasar página el Espanyol para centrarse ya en el inmediato compromiso liguero contra el Real Zaragoza, el viernes, con el acicate además de que no se pasará un mes sin fútbol, perdiendo tensión competitiva, ya que los dieciseisavos se disputan el primer fin de semana de enero, durante el enorme parón de la Segunda División. La realidad de pericos y blanquivioletas.

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