Remontada exprés para enfilar con paso firme hacia la siguiente fase

Al Athletic le van las norias despendoladas que giran a mil por hora porque el motor se ha averiado y enloquecen. En dos minutos remontó un partido que tenía aletargado y esa reacción le permite permanecer invicto, entre los más grandes de la Europa League. Los cambios intervinieron de forma definitiva en ese pequeño milagro que otorga el pase virtual y hasta tiene aroma a octavos. Los leones parecían ese águila del equipo búlgaro ‘Fortuna’, que cuida el cetrero gaditano Víctor Barrios. Picotazos asesinos. Remontada exprés, la primera de la temporada y la quinta en toda la historia por el Viejo Continente, para enfilar hacia dos rondas más allá, sin pasar por el trago de los dieciseisavos.

El pulso de Razgrad andaba atascado, moviéndose al ritmo que marcaba el Ludogorest, que se adelantó con Marcus. Valverde agitó la coctelera. De Marcos, el recambio de un Gorosabel apagado, puso un buen centro desde la derecha y lo que hizo Iñaki Williams fue pura virguería. Como el 2-0 ante el Espanyol en Liga. Recibió de espaldas, la orientó, se giró y metió un golazo. Un minuto más tarde, Unai Gómez, otro recién incorporado al juego, realizó una gran conducción por el eje central, un zafarrancho de combate, y cedió a Serrano. Este coló un zurdazo potentísimo que rozó en la cadera de Son. Eso se llama aprovechar las oportunidades. Jamás olvidará su bautismo continental. No veía puerta desde mayo, con el Racing de Ferrol, y como león solo lo hizo en enero de 2022, ante el Rayo. Ese fogonazo de inspiración fue definitivo, cambió el plan a los locales y hasta permitió tener un final plácido, con opción de ampliar la renta. El fútbol son sensaciones y a veces basta un chispazo para hundir a un rival que lleva el asunto encarrilado. la mejor forma de atacar a un adversario es cuando está tocado. Que sí, que es un equipo búlgaro, en apariencia poca cosa, pero en su país nadie le tose y en Europa no hay casi ningún cojo. Fiesta mayor de los 500 valientes bilbaínos que viajaron muy lejos. Un minuto de magia sacó del embrollo al grupo, dos destellos para salir del paso.

Sobre el durísimo césped del Huvepharma Arena apenas hubo noticias rojiblancas en la primera parte. Si fuera un partido de tenis, podría decirse que parecía Wimbledon, pero en realidad era el cemento del US Open, encima resbaladizo. Iñaki tuvo un par de oportunidades que se fueron al limbo, como dando continuidad a la escopeta de feria de los leones ante el Betis. No eran remates sencillos, pero sí podían haber movido el marcador. Uno le vino muy alto y no pegó bien de empeine y en otro, un córner en el minuto 19 que se comió Verdon, el central francés ex del Alavés, le llegó un regalo tan inesperado que no le dio tiempo a poner el interior.

Los de Jovicevic tenían clarísima la idea, y la plasmaban fielmente. Tres líneas muy juntitas atrás, esperando algún error en una entrega para montar transiciones ultrarrápidas. Once para defender y cuatro, los dos mediocentros y los puntas, para buscar alegrías arriba explorando la espalda de la zaga visitante. Eso sí, el 1-0 llegó tras un córner, muy mal despejado por Yuri, al centro, donde remató con un gran zapatazo Marcus. Se tuvo que revisar por posible fuera de juego de Duarte, pero pilló a Iñaki Williams saliendo y este dejó retrasado un pie. Ya tenían su primer gol en el certamen europeo.

El propio Marcus hizo el segundo de los búlgaros, pero esta vez sí fue tachado por posición antirreglamentaria. El Lugogorets no tenía gran calidad por el centro, con Yordanov y Duarte, y se encomendaban a los extremos. La idea era tratar de buscar la espalda a estos. Duah también tuvo la suya. Otro error, esta vez de Gorosabel cinco metros por delante de la divisoria de ambos campos, fue el preámbulo para una nueva contra local que no pudo llevar a gol Markus.

Hubo un fogonazo, pero nada de continuidad. A dos ataques rojiblancos, llegaba la réplica del Ludogorets. El panorama no variaba mucho. Entre Yuri y Paredes sacaron una pelota comprometida de Duah. Nico Williams tomó la responsabilidad porque o desbordaba él o no iba a haber situaciones abiertas. A grandes males, medidas drásticas. Valverde optó por realizar tres cambios en el 55′, algo inhabitual en él, con Vesga, que debutaba este año en Europa , Serrano y De Marcos. E Iñaki pasó al nueve. Los suplentes cambiaron por fin el paisaje en dos minutos. Herrera, otro que entró de refresco, rozó el 1-3 con un disparo a la escuadra que atajó Padt. Luego tuvo otra el mayor de los Williams. Los búlgaros acabaron llenos de impotencia. Tras una dura entrada de Serrano a Rick, se montó una pequeña tángana. Seco y Gropper fueron a increparle. Lo único que podían ‘reprochar’ al chaval es que, para su desgracia, juega al fútbol como los ángeles. ‘Ludo-goles’. ¡Que son amores!

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