Van Bommel: el ‘malo’ de la película de Iniesta es el héroe de Amberes

Mark Van Bommel, 46 años y entrenador del Amberes, primer rival del Barça de Xavi en la Champions 2023-24, debería ser uno de esos holandeses recordados con cariño en la memoria azulgrana. Culé desde pequeño, cuando pasaba los veranos en Salou, Lloret y Malgrat de Mar, embutido en una camiseta del Barça, club al que se aficionó porque su padre ponía los partidos del Dream Team de Cruyff, rechazó una oferta del Madrid en 2005, cuando estaba en el PSV, porque quería jugar en el Barça. “Estic molt orgullos de poder jugar al Barça els próxims anys”, dijo en catalán en su presentación. Triunfó de azulgrana, porque no puede decirse otra cosa de un titular indiscutible en un equipo que ganó Liga y Champions en la temporada 2005-06. Sin embargo, en el inicio de la siguiente temporada, discutió con Rijkaard porque no le dio su sitio en las Supercopas de Europa y España. Y, de súbito, se marchó al Bayern. De fondo, había una historia.

Van Bommel había sido titular en la final de la Champions de París. Su presencia en el once había dejado fuera a Iniesta, que empezaba a ser un jugador deslumbrante que había sido clave en la eliminatoria de cuartos ante el Benfica. Pero Rijkaard consideraba que necesitaba más músculo en la final contra el Arsenal, espantado por la eliminación a manos del Chelsea el año anterior. El holandés, que había tenido fuera a Xavi por lesión casi toda la temporada, se decidió por Edmilson, Deco y el mismo Van Bommel. “Me dijo algo muy fuerte”, desveló Iniesta años después. Eso sí, nunca ha dicho Andrés cuáles fueron las palabras del bueno de Frank. El Barça terminó ganando aquella final después de que Iniesta reemplazase a Edmilson y Larsson, a Van Bommel. Los dos fueron claves en la remontada. Van Bommel, ajeno a todo, celebró por todo lo alto la victoria en Saint Denis; y hasta abrazó por el cuello a Iniesta, que sonrió tímidamente… En el Barça, Laporta sabía que tenía un problema. Corría el riesgo de perder a Iniesta, por aquellos años en medio de rumores que le vincularon en alguna ocasión al Madrid. Y decidió cortar por lo sano. El damnificado sería Van Bommel, que terminó yéndose al Bayern de Múnich.

A Van Bommel nunca se le olvidó aquella ‘traición’ y se tomó la final del Mundial de 2010 como una batalla personal contra Iniesta y los suyos. Era un jugador duro de por sí, pero en aquella final calentó los tobillos españoles, en especial los del centrocampista de Fuentealbilla. “Me llevó al límite”, admitió con el tiempo Iniesta, que tuvo una reacción impropia en él. Sobre el minuto 78 del partido, y después del enésimo pisotón de Van Bommel, le hizo una zancadilla alevosa sin balón. Howard Webb, árbitro de aquella final, lo vio, pero no se atrevió con el que luego sería héroe de la final. Aquel episodio quedó para siempre ahí.

Van Bommel jugó cinco temporadas en el Bayern, donde casi gana un triplete en 2010 (lo impidió el Inter de Mourinho en la final de 2010 en Madrid); y de ahí saltó a otro grande, el Milan. Se retiró en el PSV, el equipo que le había visto saltar a la fama; y empezó su carrera como entrenador. Fue ayudante de Sketelenburg (el portero que recibió el gol de Iniesta en la final del Soccer City de Johannesburgo) en la selección holandesa Sub-17; trabajó con su suegro, Bert van Marwijk, en las selecciones de Arabia y Australia; y entre medias dirigió al PSV U-19. En 2018, después del Mundial de Rusia, Tom Gerbrands, director general del PSV, le llamó para que se hiciese cargo del PSV junto a otro ex culé, Ruud Hesp. No funcionó. Tampoco se aventura en el Wolfsburgo en 2021, donde duró menos de cuatro meses. La aventura de Van Bommel parecía no ir a ningún lado hasta que, de pronto, y junto a Marc Overmars (director deportivo), cayó en el histórico Amberes (Royal Antwerp). Van Bommel ganó el doblete, que incluyó la primera Liga para el club en 66 años. Van Bommel siempre ha estado en el lado oscuro de la historia, pero eso no significa que sea el malo.