Super-Mónaco de Champions

No hay nadie que frene al Mónaco, ni en la Ligue 1 ni en la Champions League. Es un equipo trabajadísimo, joven, con mucha hambre, que ha comenzado la temporada como un avión. Invicto en la liga francesa y tras sumar siete puntos de nueve posibles en la Champions, su balance hasta el momento es inmejorable. En una exhibición ofensiva, los de Hütter vapulearon 5-1 al Estrella Roja, asentándose momentáneamente como líderes de la liguilla, a expensas de otros resultados.

No supo materializar, eso sí, el cuadro del Principado su superioridad en los primeros minutos, después de un inicio atronador. El gol de Minamino, tras un error defensivo del Estrella Roja, no fue suficiente, ya que las ocasiones abundaron en el área rival y el resultado era corto, exiguo.

A este Mónaco le cuesta mucho materializar sus oportunidades y le marcan gol con bastante facilidad. Porque, hasta el 1-1, de penalti, el Estrella Roja no había hecho acto de presencia más allá que alguna salida tímida. Un error de Singo, que sufrió de lo lindo en el primer tiempo con Ndiaye, una pesadilla cuando su equipo le buscó en largo, provocó el penalti posterior de Kehrer y el empate del delantero.

Justo cuando mejor estaba el Estrella Roja, cuando el Mónaco no sabía cómo reaccionar, apareció Embolo, en el último minuto de la primera parte, para volver a poner por delante a los de Hütter. El suizo, necesitado de goles, se sirvió de otra indecisión del Estrella Roja en defensa, un condicionante que le impidió marcharse con un valioso empate al túnel de vestuarios.

El Mónaco salió intratable del descanso. Sin titubeos y con la entrada de Golovin por Ben Seghir, el cuadro monegasco no quería contemplaciones. Y fue Singo, que había sufrido en el primer tiempo, el que taladró la escuadra con un remate inapelable para allanar todavía más la senda de la victoria. Embolo marcó un minuto después, desatando todavía más la locura en el Louis II, pero el VAR lo anuló por una mano del suizo.

El Estrella Roja dio por perdida la contienda tras el golazo de Singo, como si un terremoto les hubiera paralizado por completo. El Mónaco, sin embargo, no se contentó. Y apareció Minamino, tras pase de Embolo, para materializar el cuarto. Después llegó el palo de Golovin, clave en el segundo tiempo con su entrada. Y, en el descuento, el quinto de Akliouche, que confirmó un triunfo espectacular, que le coloca líder de la liguilla.

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